Álbum

Santiago Latorre

Architecture Of FriendshipFoehn, 2022

27. 06. 2022

“Arquitectura de la amistad” es un álbum colectivo dirigido por Santiago Latorre. Producido con Colin Self, ambos aparecen como compositores de sus diez piezas junto a Nieves Arilla y Atabey Mamasita. Cuatro artistas inquietos con vocación multidisciplinar que forman un verdadero supergrupo y de quienes podemos decir alguna cosa para orientarnos. De Arilla, que es pianista, vocalista, ha colaborado con gente como Jabier Muguruza, Tomasito o Diego Vasallo, comparte con Latorre la atrevida propuesta de A Pie de Cama y pertenece al Laboratorio César de Sonido en Etopia, centro zaragozano de arte y tecnología en el cual se ha “desarrollado” este proyecto “constructivo”.

Atabey Mamasita no es japonés, sino colombiano de Barranquilla. Carlos María Romero es su nombre civil y su expediente académico y profesional deslumbra como el del resto. Sus intereses son de tipo social y arquitectónico, y es miembro de Vividero Colectivo, un grupo integrado por artistas provenientes de campos como la arquitectura, la danza, la música, la literatura, el teatro o las artes plásticas. Por su lado, Colin Self –su apellido nos hace sospechar que debe de esforzarse más que los demás en eso de “construir amistad”– proviene de Oregón y es compositor, coreógrafo e instalador conceptual afinado en cuestiones de género, autoconciencia y comunicación.

Si todavía siguen ahí, vamos con el oscense Latorre. “Architecture Of Friendship” es su tercer álbum después de los astronómicos “Órbita” (2008) y “Elíptica” (2011), el último ya publicado en la barcelonesa Foehn Records. Este ingeniero y músico aragonés, además de coordinar el más arriba mencionado laboratorio de sonido en Etopia, se ha sabido rodear de todos estos espíritus afines y de viejos conocidos de estas páginas, entre ellos, el gran guitarrista Víctor Herrero –cuyo sexto disco en solitario, “Pajarito”, ya está tardando–. Interviene en el tema central y, paradójicamente, más “tradicional” de este trabajo prismático: “Compersión”, neologismo compuesto de compresión y conversión.

“Architecture Of Friendship” es un disco de activismo onírico, donde también han participado Muro Qvartet –cuerdas–, Los Arrosecs de la Vath d’Aussau –voces– o Camille Blake –portada–, que se inspira en la “noción de ecosistema y el valor de la interdependencia” –según reza la nota promocional–, y en Hannah Arendt, la filósofa judío-alemana responsable de conceptos como “la banalidad del mal” (David Sylvian le dedicó una canción). El álbum contiene una potente carga teórica –“ecología creativa”, “composición musical no jerárquica”– y hasta terapéutica –su secuenciación se ofrece como “bisagras para activar la empatía, despertar la esperanza y recargar el entusiasmo”–.

Latorre está interesado en lo orgánico, lo vivo, lo que palpita. Segundo “estrato inferior” tras el llamado “inorgánico”, que lo contiene. En estética musical, ambos se corresponden, respectivamente, con el ritmo y el timbre, y participan de la composición, de la generación y de la percepción del sonido. “Architecture Of Friendship” se configura como una receta políglota –se perciben inglés, castellano, francés, quizá catalán– que integra todo lo expuesto en diez cortes situados entre un pop electrónico con sonoridades barrocas y fraternales tonadas bucólicas entrelazadas con largas piezas ambientales a lo Laurie Anderson como “A la claror deu reve”.

Sería precipitado concluir que Latorre y sus colaboradores logran todo lo que pretenden. El procedimiento no siempre deja una huella evidente en el resultado. Lo conceptual, que suele ampararse en el signo semántico, no es que se lleve fatal con la música, pero su correlación se intuye más bien leve, caprichosa y sin más remedio que acudir a los salvadores textos, títulos y letras. Es verdad que, sin estar ausentes melodía y armonía –nunca podrían estarlo–, predomina lo “sensual” sobre lo “estructural”. Pero es solo una impresión que orbita alrededor del mundo de significados asociados a un álbum –colectivo, ecológico, no binario, abierto– que pueden condicionarte –positivamente–, pero que también ofrece la posibilidad de acogerte en la extraña y extraordinariamente producida belleza de su música sin colorantes, conservantes, aditivos ni edulcorantes. ∎

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