Desde la consolidación de John Talabot hace ya un lustro, de Barcelona han surgido distintas figuras que han ayudado a dignificar un género como el house que aún lo tiene difícil en una ciudad tan esencialmente mediterránea. Si Pedro Vian lo aborda desde un prisma arty y Pau Roca a partir de los referentes más negros, el badalonés Pau Soler, aka Sau Poler, aúna la vocación experimental del primero, la pasión disco del segundo y la inspiración pop de Oriol Riverola.
En “Dribble” rinde homenaje al fútbol del que se enamoró en su infancia con tres cortes que toman el nombre de míticos balones de los noventa. Exudan estas pistas un amor por lo clásico a partir del uso de cacharrería icónica del acid: las Roland TB-303, TR-606, 808 y 909. Abre la lisérgica “Etrusco”, en alusión al esférico de Barcelona 92. Pese a ser el tema más rocoso del conjunto, no renuncia a ese carácter evocador del catalán. En una misma línea bailable se ubica el nostálgico “Mitre”.