Un single como “Believer”, seguramente lo más accesible grabado por el dúo avant-R&B Smerz hasta la fecha, casi una actualización de los Massive Attack de “Mezzanine” (1998), tiene algo de pista falsa, de truco para despistar al oyente y no contarle lo que en realidad oculta el esperado debut en largo de Catharina Stoltenberg y Henriette Motzfeldt.
Porque, en lugar de buscar su espacio en el (casi) mainstream, el tándem noruego profundiza aquí en sus impulsos más experimentales, ajeno a cualquier recomendación exterior. Sin abandonar del todo sus melodías R&B en forma de diálogo sensual pero distante, abrazan la libertad de cadencias de la música clásica e introducen riffs trance bastante extraños en entornos inesperados. Todo para retorcer expectativas o quizá, sin más, por no dejar de divertirse ellas mismas.
En ciertas ocasiones, su combinación de prototipos de géneros tiene efectos realmente deslumbrantes: escúchese sobre todo “I Don’t Talk About That Much”, alucinante cruce de footwork-techno con la clase de voces que esperas de unas fans de Timbaland. Trance, R&B y clásica contemporánea se entremezclan felizmente (es un decir: es pura melancolía) en la notable “Flashing”, sobre la dificultad de entenderse con alguien a quien antes no debías explicarle nada. Poco que objetar a la avant-R&B “Rain”, en la que dos violinistas y un chelista improvisan sobre samples de cuerda con efectos inquietantes.
Estas canciones conviven con experimentos más radicales, caso de “Versace Strings” y “The Favourite”, en las que Stoltenberg toca instrumentos de cuerda en el ordenador mientras Motzfeldt se revela como cantante de ópera; una miniatura de aire improvisado como “4 Temaer”, o esos interludios rapeados o ruidistas sin demasiado peso. ¿Se autoboicotean Smerz al hacer lo que les da la gana? No, solo se dejan llevar por sus intuiciones, con todo lo fascinante y lo autoindulgente que eso puede conllevar. ∎
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