Con un ojo puesto en su productividad creativa y otro en el escenario sociopolítico, el discurso de Shabaka Hutchings continúa arrojando argumentos que remozan su posición en el eje de la escena jazzística londinense y, por extensión, británica de la mano de proyectos como Shabaka And The Ancestors o The Comet Is Coming. También de este Sons Of Kemet que pone ahora el foco en las protestas del movimiento Black Lives Matter acontecidas en Estados Unidos tras la muerte de George Floyd a manos de la policía.
Tras el celebrado “Your Queen Is A Reptile” (2018), esta explosiva cuarta entrega rebosa negritud, raíz, reivindicación y orgullo racial por los cuatro costados y lo enuncia desde su título y sobre once composiciones cuya narrativa palpita impregnada de un sincretismo musical en el que la presencia vocal sale reforzada. La compositora y clarinetista Angel Bat Dawid junto a la poeta y activista Moor Mother en “Pick Up Your Burning”, el MC D Double E en “For The Culture”, el artista británico Kojey Radical y la cantante Lianne La Havas en “Hustle” o, de nuevo, el poeta Joshua Idehen, abriendo con “Field Negus” y cerrando con el concluyente “Black”, verbalizan un comprometido alegato que dispone las fuentes como trampolín para proyectarse hacia el mañana, saltando de grime a spoken word, de celebración a rabia, de liberación a plegaria.
Se preserva el armazón instrumental sustentado en el dúo percusivo integrado por Tom Skinner y Eddie Hick, así como en el rol fundamental de la tuba de Theon Cross –háganse un favor y busquen su excitante “Fyah” (2019)–, contrapunto rítmico y melódico perfecto para saxos y clarinetes de Shabaka y para otros invitados como los saxos de Cassie Kinoshi, Kebbi Williams o el veterano Steve Williamson, la trompeta de Ife Ogunjobiy y el trombón de Nathaniel Cross. Todos suman en un exuberante testimonio amarrado al groove que combina con cadencia referencias que remiten a calipso, ethio-jazz, hip hop o reggae desde una escritura abierta y sin restricciones pero en absoluto dispersa, optando siempre por intuición antes que por método.
Con el sudafricano Mzwandile Buthelezi repitiendo como responsable del artwork, un arrebatador y contagioso manifiesto que termina apelando tanto a conciencia como a pies y con el que King Shabaka refresca su potestad en un neojazz británico que disfruta de días de gloria. ∎
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