Confieso que nunca fui muy devoto de Sparks, aunque estuvieran en la génesis de la new wave y es indudable que la imagen se la habían currado para ser completamente distintos a cualquier otro grupo de pop conocido hasta la fecha, y no solo por el bigotito hitleriano de Ron Mael, también por el diseño de portadas de discos como “Propaganda” (1974), “Kimono My House” (1974) o “Angst In My Pants” (1982), cuyo título es, francamente, genial. Pero lo que no puede discutírseles es su gusto cinematográfico al margen de su, por otro lado, muy divertida actuación en el parque de atracciones a punto de ser objeto de un atentado terrorista en “Montaña rusa” (1977), un thriller de catástrofes de James Goldstone: quisieron colaborar con Jacques Tati –y eso ya dice mucho en favor de ellos–, formaron parte del reparto de “Forbidden Room” (2015) de Guy Maddin y Evan Johnson y no solo han compuesto la banda sonora de “Annette”, de Leos Carax, sino que son los responsables del guion, algo lógico teniendo en cuenta que esto es una nueva remodelación del añejo concepto de ópera rock, así que Ron y Russell Mael son autores del libreto y de la música. Carax, tras otro de sus parones acostumbrados –“Holy Motors”, su anterior filme, es de 2012, y ya incluía la canción de Sparks “How Are You Getting Home?”, perteneciente al álbum “Indiscreet” (1975)–, asume los modos del director de escena.
El cine musical lleva décadas en horas bajas, pero cuando aparece alguna película con ciertas pretensiones, resulta sonada, para lo bueno y para lo malo. Carax no se parece en nada al australiano Baz Luhrmann, pero “Moulin Rouge” (2001), con sus defectos y despropósitos, apostaba también por la desacralización del género. Carax efectúa una operación similar, pero en vez de tirar de temario ya existente de rock y pop, son Sparks quienes le construyen la precisa arquitectura musical para esta historia de pareja célebre con hija misteriosa.
Marion Cotillard tiene una presencia brutal, pero también una voz limitada. Resulta emocionante cómo intenta estar a la altura de lo que le proponen los Mael en la desesperada “Girl From The Middle Of Nowhere”. Adam Driver, el indie expansivo de este tiempo, es todo lo contrario y se luce en muchos cortes. En los temas a medias, cumplen bajo el latido operístico de Sparks: “Let’s Waltz In The Storm”. El tercero en discordia, Simon Helberg, aparece mucho menos, pero tiene sobrada experiencia musical, como demostró, en clave humorística, en el papel de Howard Wolowitz en la serie “Big Bang Theory” (2007-2019): su control del tempo en la pieza “I’m An Accompanist”, solo voz y piano, es total. La joven mezzosoprano Catherine Trottmann se los come a todos en las arias. “All The Girls” se aparta del molde operístico y es puro Sparks, y la simpatía por el abismo –algo muy propio del director de “Pola X” (1999)– con la que se cierra el relato ofrece un sulfuroso duelo entre Driver y Dewyn McDowell, la niña que interpreta a su hija Annette. ∎
Para poder leer el contenido tienes que estar registrado.
Regístrate y podrás acceder a 3 artículos gratis al mes.