Su rock (aparentemente) casual, tosco y romántico está alimentado por estribillos infalibles, descaro, intuición y desparpajo. Muerde en los surcos de Television y Feelies, de Johnny Thunders y Blondie, de Pretenders y Jim Carroll, de Richard Hell y The Smiths, de Modern Lovers y Undertones, de Talking Heads y Buzzcocks, pero saca la lengua con alegría y, sin vergüenza, le enseña el pecho al pantano del mero
revivalismo. Y salen victoriosos. Porque hay canciones (aquí han colocado, muy astutamente, el quinteto ya conocido, una mano ganadora formada por “The Modern Age”,
“Last Nite”,
“Barely Legal”,
“Hard To Explain” y
“New York City Cops”, a las que se pueden añadir pequeños torpedos como
“Someday”,
“Alone, Together” –con las guitarras en pleno incendio– o
“Trying Your Luck”, tan tierna), imagen –ese look barriobajero cultivado en las más selectas aulas de la alta sociedad; sus miembros no han sido educados precisamente en escuelas públicas– y actitud, tres ingredientes del mejor rock que no basta solo con conocer: hay que saber profundizar en su alquimia para manejarlos con el justo equilibrio. Y The Strokes, en
“Is This It”, lo han hecho. Los treinta y seis minutos escasos de su debut transpiran esa rara cualidad que sabe contrastar la arqueología y la novedad, suena a familiar sin despedir olor a caducado. Es un
back to the roots que salta con euforia sobre las trampas de lo pedestre. Y, de acuerdo, no es “Marquee Moon” ni “Horses”, pero, en una época saturada de satélites artificiales, basura existencialista y exploradores despistados, su rock huele a limpio y se amplifica hasta límites insospechados. Como se encargan de recordar en el tema de despedida, puedes tomarlo o dejarlo, pero, ahora mismo, el tiempo está de su parte. ∎