El idilio de Gilles Peterson con Cuba sigue viento en popa. El último proyecto del DJ y productor británico, en comandita con Stuart Baker, jefe de Soul Jazz Records, se materializó a finales del año pasado en un libro de tapa dura y gran formato, “Cuba. Music And Revolution. Original Album Cover Art Of Cuban Music”, más de 250 páginas que ofrecen un festín visual del diseño discográfico en la isla caribeña entre 1959 y 1990, un trabajo de archivo monumental imprescindible en cualquier biblioteca de forofos de la música latina.
El libro tiene ahora su complemento sonoro en este “Cuba. Music And Revolution. Experiments In Latin Music 1975-85 Vol. 1”, compilado por la pareja y con notas a cargo de Baker. Editado en triple vinilo y doble CD, el disco recoge veintitrés piezas de los archivos de EGREM, la compañía del gobierno cubano, algunas de ellas de difícil localización fuera de la isla (incluso en estos tiempos de globalización digital, muchas son inencontrables en plataformas de streaming).
La colección la abre, con todos los honores, el GRUPO IRAKERE, el ensemble formado en 1973 con algunos de los mejores músicos cubanos a partir de la desaparecida Orquesta Cubana de Música Moderna. Con dirección de Chucho Valdés (y con Paquito D’Rivera como segundo de a bordo), Irakere “modernizaron” los sabores cubanos agregando jazz y electricidad a las raíces autóctonas. Aquí hay dos muestras: “Chequere son” (de D’Rivera) y “Juana 1600” (de Valdés), ambas de su álbum de 1976 publicado bajo la etiqueta Areito.
Irakere dan la bienvenida a una fiesta de afrojazz, salsa, latin funk, experimentos de fusión, son, jazz y nueva trova en unos años de efervescencia creativa en un territorio que siempre ha derrochado música como parte fundamental de su identidad nacional.
De los míticos LOS VAN VAN de Juan Formell, institución salsera creada en 1969 –“Mi ritmo caliente”, de 1974, sube la temperatura en cualquier fiesta–, a las fusiones de Leo Brouwer y el GRUPO DE EXPERIMENTACIÓN SONORA DEL ICAIC, del orgullo montuno de “Con cadencia y con dulzura” de LAS D’AIDA (ojo a las vocalistas originales: Elena Burke, Haydée y Omara Portuondo) al funk latino desatado de “Nadie se siente cansado” de GRUPO MONUMENTAL, del vacile sonero de “María, baila el son” de ORQUESTA RITMO ORIENTAL al PABLO MILANÉS más expansivo de “Te quiero porque te quiero” (de su álbum de 1981 a medias con la venezolana Lilia Vera) y a la exuberancia cosmopolita del PAQUITO D’RIVERA de “La patica” … todo en este viaje invita al baile y a la reflexión, a descubrir (o redescubrir) a un batallón de creadores agrandando los horizontes sonoros para salir del embargo artístico al que estaban sometidos, cuando la utopía del “hombre nuevo” todavía no había sido borrada por los remolinos de la Historia. ∎
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