Pinchadiscos, escritora, activista y feminista queer, Kampire Bahana se ha hecho un nombre vinculada al sello ugandés Nyege Nyege y al festival del mismo nombre, que cada septiembre se celebra en Jinga. El prestigio de sus sesiones, en las que mezcla música electrónica de última generación y sonidos africanos vintage, la ha llevado a ser demandada en los mejores clubes y festivales del mundo. Para entenderlo solo hacer falta escuchar alguno de sus sets colgados en YouTube, especialmente el “Boiler Room x Nyege Nyege Festival” del 2018. Puro afrofuturismo en su mejor expresión.

Nacida en Kenia de padres ugandeses, creció y se formó en Ndola, Zambia. Ahora está afincada en Kampala. Según afirma, el haber vivido fuera de su país de origen le ha aportado una perspectiva panafricana. Influenciada por la colección de discos de su padre, pasar su adolescencia tan cerca de la República Democrática del Congo hizo que escuchara a través de la radio mucha música congolesa, y luego, gracias a la televisión por satélite sudafricana, se adentró en el kwaito y el house. No extraña, pues, que en sus sesiones mezcle tropical bass y kuduro con afrobeats y soukous. Además, con el tiempo se ha ido convirtiendo en coleccionista de discos y dice que le produce un gran placer cuando la gente reconoce en sus sesiones canciones que hace mucho tiempo que no escucha. Con este espíritu ha abordado la oferta del sello británico Strut –un campeón en lo que se refiere a reediciones, recopilatorios y a divulgar música africana desde su fundación en Londres en 1999–, reuniendo joyas y rare grooves de la música africana de los años ochenta y noventa del siglo pasado, en lo que supone el inicio de una nueva dirección para Strut, que invitará a DJs emergentes a mostrar sus descubrimientos.

Otro detalle, no menos interesante, es que normalmente los crate diggers de música africana son hombres blancos y occidentales. Es por eso que la perspectiva de que quien excave joyas del pasado sea una mujer negra y habitante de la zona le da un valor añadido. Y más si tenemos en cuenta que el recopilatorio está protagonizado mayormente por mujeres, cuyas grabaciones acceden por primera vez al mundo del streaming. Según especifica Kampire, su intención ha sido recuperar los sonidos del Este y el Sur de África que escuchó en su juventud, empezando por el soukous canónico de PRINCESS AYA SHARA, cuyo “O Wina Tienge” está sacado del remoto álbum “Africa Entier” (1989), de cuando el Congo aún era la República del Zaire, mezclando cajas de ritmo y sonidos sintéticos con determinantes guitarras. Son cerca de diez minutos para sentar un mood al que añaden algo de funk las también zaireñas META BEYA & FEZA SHAMAMBA en “Mivé Temoin”, otra deliciosa rareza incluida en el álbum “Surprise”, editado por el sello francés Tangent.

La inmersión en Sudáfrica empieza con el significativo THE AFRICAN HOUSE PARTY PROJECT y el rescate de “P-Coq”, tema que abre un álbum del mismo título –publicado en 1991 por el prestigioso sello Gallo– con incipiente y adictiva música electrónica house compuesta por Daniel Tshanda y la participación de los cantantes Patricia Majalisa y los Dalom Kids. Otra pegadiza perla bailable sudafricana gentileza del sello Gallo en 1989, con un estilo bubblegum-disco que por momentos recuerda a Grace Jones e incluso a Talking Heads, es “Naughty Boy”, cortesía de V-MASH, nombre artístico de Vinolia Mashego, que fue una célebre cantante y presentadora de televisión. Este segmento sudafricano lo cierran por arriba DI GROOVY GIRLS con un “Ririmi Rotsombela” que mezcla exuberante ritmo kwaito, música disco y house.

Vuelve al Congo para rescatar a TSHALA MUANA (1958-2022), una cantante y bailarina que fue muy célebre en su país, grabando una veintena de álbumes. El tema “Djepue”, que mezcla soukous, disco y funk, figura en el álbum “The Flying Star” (1991), propiedad del sello francés Tamaris. Del mismo país procede LADY ISA, cantante de nombre real Isabelle Kozonga, cuyo “Djambo”, mezcla de soukous y rumba –incluido en el mini-LP “Malembe” (1986) del sello zimbabuense Gramma–, combina instrumentos convencionales y sintetizadores con un resultado efervescente. Más soukous femenino lleno de preciosistas guitarras y sonidos sintéticos lo ofrece PEMBEY SHEIRO en “Sala Mi Toto”. La canción de esta cantante, originaria de la RDC y fallecida en 2019, aparece en el álbum “Musique reprends moi” (1986), que vio la luz en el sello francés Heli Plaisir.

Se sale de la tónica habitual PRINCESSE MANSIA M’BILA con el tema roots “Ngoma Mansia”, incluido en el álbum “En Kivata” (1994). Esta cantante congoleña no en vano es hija de un rey del tam tam, ya que su repetitiva música folk se basa en las percusiones y las voces de llamada y respuesta. En las antípodas están su ilustre paisano SAMBA MAPANGALA y la Orchestra Virunga, un expat que exportó su exuberante soukous por Kenia y Tanzania y más lejos aún, si tenemos en cuenta que “Mashariki” está incluido en el álbum “Vunja Mifupa” (1997), publicado por un sello yanqui. Otra jugosa rodaja de rumba congoleña, donde destacan las filigranas del guitarrista Nene Tchakou, la propone ZAIRE ALL STARS en “Je t’aime au pluriel”, una canción que empuja al baile desenfrenado incluida en el álbum “Waya Waya” (1986), editado por el sello nigeriano RAS.

De vuelta a Sudáfrica encontramos al grupo femenino GAZA SISTERS & GENERAL M.D. SHIRINDA, cuyo “Mabazi” es una muestra del estilo shangaan del grupo étnico tonga. Cantado en su lengua de origen bantú, es una muestra de las polifonías corales tradicionales y un tema que pertenece al álbum “Nghena Shirinda” (1981), disponible en el catálogo del sello independiente Buffalo. Para acabar, otra rareza y descubrimiento procedente de Zambia. Se trata de BWALUKA FOUNDERS BAND y el tema “Kimbera” sacado del álbum “Kangube” (1989) del sello Zambia Music Parlour, que además de difundir el zamrock también puso en el mapa el estilo kalindula que practica este grupo, en el que destacan las voces femeninas y una determinante guitarra eléctrica. ∎