Con O’Rourke convertido ya casi en miembro oficial del grupo,
“A Ghost Is Born”, el quinto álbum de la banda –cuya edición se ha retrasado hasta el 22 de este mes–, ahonda y abona las ideas que en “Reservations”, el broche final del disco anterior, quedaban flotando en el aire. El piano disolviéndose al fondo de la noche da paso a la voz dolida y al teclado impresionista de
“At Least That What You Said”, el primero de la docena de cortes de “A Ghost Is Born”, una canción que parece hablar de forma oblicua de una ruptura sentimental y cuya introspección se ve dinamitada a los dos minutos por unas dentelladas de guitarra furiosa, primera de las reverencias más o menos claras a Neil Young y otras bestias eléctricas. El piano es uno de los puntos referenciales de todo “A Ghost Is Born”, el instrumento que traza el camino por donde internarse en un tupido bosque de sonidos sin amarras que echan mano de patrones clásicos (hay continuos ecos de los Beatles post-66, facción Lennon) para amueblar un mundo enteramente personal.
Wilco ya trascienden etiquetas; lo único que importa es el derrame de sus inquietudes en los contenedores que creen más convenientes: magistrales los once minutos de
“Spiders (Kidsmoke)”, con un ritmo mecánico y machacón y un entramado de guitarras volcánicas, o “Marquee Moon” tocado por Jimi Hendrix. Piano y, por supuesto, guitarras –los solos de
“Hell Is Crome” o
“Theologians” son modélicos en su transparencia y tensión– que a veces amparan a los Wilco más tradicionales (
“Muzzle Of Bees”,
“Company In My Back”) o a los más osados (el final noise de
“Handshake Drugs”, enlanzando con el portátil de
“Wishful Thinking”, esta con un inicio que remite brevemente, sí, al “Endless Summer” de Fennesz). El punto de fusión de ambas tendencias tiene en
“Less Than You Think” el tema fuerte para la polémica, quince minutos en total con tres de balada quejumbrosa y doce de oscura ambientación electrónica y minimalista que pondrá de los nervios a los más impacientes. Perseveren: cuando suenan las notas de
“The Late Greats” –con sus dardos cínicos contra el negocio del rock’n’roll–, luminosas y optimistas, todo cobra sentido, parece que el sol libere la herrumbre pegada al alma. “A Ghost Is Born” es una obra de implacable, exultante, madurez apuntalada en unas canciones de sombra alargada que exigen volver a sonar una y otra vez, un Tweedy que enseña sus miedos equilibrando la confesión desnuda y la poesía enigmática y un sonido plenamente contemporáneo y contagioso que tiene la clave para filtrar los mejores residuos del pasado. Muy grandes. ∎