Libro

Robert Dimery

Música transgresora. 50 álbumes, canciones y actuaciones que hicieron tambalear el mundo de la músicaBlume, 2023

04. 03. 2024

El experto en cultura pop, el periodista y escritor británico Robert Dimery, autor de “1001 álbumes que debes escuchar antes de morir” (2005) y “1001 canciones que hay que escuchar antes de morir” (2010), verdaderos vademécums susceptibles de congregar todo tipo de parabienes y críticas furibundas, se pone serio en su última publicación. Escoge cincuenta momentos cruciales –sean álbumes, conciertos o presentaciones– de la historia de la música del siglo pasado, que en una posterior actualización alcanza hasta el siglo XXI, en poco más de 200 páginas y divididos en cinco capítulos: “Este es el mundo moderno: 1913-1953”, “El auge del rock’n’roll: 1954-1966”, “La revolución del estudio hasta la calle: 1967-1976”, “Los beats y la generación derrotada: 1977-1999” y, por último, “Invención y disensión: 2000-actualidad”. Más un glosario, una bibliografía, un índice onomástico y muchas fotografías.

Dimery hace magia desde la síntesis, pues se lanza a campo abierto desde distintos contextos como la transversalidad, el feminismo, el africanismo, la denuncia del racismo y las conductas sexistas. Además, pone el acento en las nuevas tecnologías y el devenir de la industria con respecto a las plataformas digitales, las experiencias multimedia y los álbumes visuales. “Los 50 momentos explosivos que trataremos supusieron un impulso para esta forma de arte, la redefinieron y la renovaron, tanto si recibieron reconocimiento en su momento o mucho más tarde”. Los distintos ensayos, que el autor denomina “50 quintas columnas en el castillo del pop; 50 ventanas al futuro”, destacan por su claridad expositiva. Además, en ningún instante rehúye el momento político y social a observar, que en la actualización del libro alcanza los movimientos Black Lives Matter y #MeToo. También constan listas de hechos relevantes diversos y de alcance internacional, parejos a los arcos temporales contemplados en el libro.

Esos hitos el periodista los considera “the stories of 50 pivotal albums and performances that shook the world of modern music”, que la edición en castellano subraya y adapta en “Música transgresora. 50 álbumes, canciones y actuaciones que hicieron tambalear el mundo de la música” (“Music Quake. The Most Disruptive Moments In Music”, 2022; Blume, 2023; traducción de Remedios Diéguez Diéguez). Cada entrada es analizada con rigor a partir del contexto de su creación. El autor incide en ofrecer una visión realista del valor del álbum o concierto destacado. También resalta el impacto de los distintos soportes, instrumentos y procesos técnicos surgidos en la industria del disco y la creación musical. Dimery presta una atención especial a determinados nombres, como Karlheinz Stockhausen, un visionario en los campos de la electroacústica y la música aleatoria, así como un adelantado de la composición serial. También señala las “tonalidades electrónicas” de Bebe y Louis Barron y remarca los logros de Delia Derbyshire, cofundadora del BBC Radiophonic Workshop que “llevó la música electrónica experimental a los hogares británicos cada semana”. En su día no recibió reconocimiento alguno. Sin olvidar al simpar John Cage y su presentación de “4’33’’”. Mucho más conocidos son Kraftwerk y su álbum “Autobahn” (1974) y las “nubes de sonido” de Aphex Twin en “Selected Ambient Works 85-92” (1992).

En otro orden de cosas, Dimery considera esenciales nombres que definieron estilos, comprimieron ritmos y saborearon los agridulces néctares de los tiempos de gloria que les tocó vivir. George Gershwin, Miles Davis, Little Richard, los brasileños Os Mutantes, el jamaicano Lee “Scratch” Perry, Marvin Gaye, Black Sabbath, David Bowie, el nigeriano Fela Kuti, Patti Smith, Donna Summer, Kate Bush, Metallica, De La Soul, Public Enemy, Radiohead, Missy Elliott, Kanye West, Björk o Beyoncé regeneran sus respectivos campos de actuación. Algunos enlazaron éxitos, otros se decantaron por la confusión, la belleza o el surrealismo de sus propuestas. Y los más relevantes fueron inspiración para generaciones futuras de nuevos músicos. En este sentido, el escritor británico no olvida el peso de los DJs en el auge de la cultura de club. Tom Moulton, Frankie Knuckles, Larry Levan, Grandmaster Flash y Afrika Bambaataa son ejemplos.

En esta selección tan personal, sorprenden ausencias del calibre de Aretha Franklin, Gal Costa, Frank Zappa, Joni Mitchell o Herbie Hancock, cuyas obras siguen siendo un faro para músicos y amantes de la música. Tampoco hay rastro de músicos de blues. Pero cabe una excepción atendiendo la poliédrica trascendencia de la voz de Billie Holiday que “hiela la sangre”, según el autor, cuando interpreta “Strange Fruit”, un lamento que sigue intacto desde 1939. “Su relevancia continúa viva en la época del Black Lives Matter”.

Un valor añadido del libro es la presencia del folk del activista y trovador Woody Guthrie en “Dust Bowl Ballads” (1940), la chanson francesa y el recitado de Brigitte Fontaine en “Comme à la radio” (1969), el post-punk de The Slits en “Cut” (1979), la confluencia de Brian Eno y David Byrne en “My Life In The Bush Of Ghosts” (1981), el afropop de King Sunny Adé And His African Beats en “Juju Music” (1982), el j-pop de Keigo Oyamada aka Cornelius en “Fantasma” (1997) y los collages y samples de J Dilla en “Donuts” (2006). Nombres de interés, sumergidos en océanos de inanidad musical, esperando ser escuchados o redescubiertos. ∎

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