Solo por recuperar al gran Pharoah Sanders, 80 años, podríamos tachar de acontecimiento la publicación de este “Promises”. El mítico saxofonista de Arkansas, uno de los máximos representantes del jazz espiritual, algo alejado de los focos en los últimos años, es una pieza fundamental en esta suite de cuarenta y seis minutos, dividida en nueve movimientos, compuesta e ideada por Sam Shepherd aka Floating Points, completada por las cuerdas de The London Symphony Orchestra.

Pero “Promises” no solo es importante por el hecho de poner en el foco a Sanders: la música que derrama, tranquila y reverencial, se encuentra entre la más hermosa y deslumbrante que se ha podido escuchar en los últimos años, un río armónico que fluye y crece con una naturalidad tan asombrosa que parece producto de un sueño amasado por benevolentes dioses.

Majestuosa e íntima, solemne y etérea, la música se sostiene en un equilibrio perfecto y en un diálogo cabal entre la electrónica de Shepherd, las cuerdas de la orquesta y los soplidos del tenor de Sanders: nada chirría en este resplandeciente manantial sonoro que, apostemos, habría contado con la aprobación del Coltrane de “A Love Supreme” (1965).

“Promises” es, también, la absoluta confirmación de que a Sam Shepherd hay que abrirle una capilla aparte entre la legión de productores británicos. Tras “Elaenia” (2015) y “Crush” (2019) –y no olvidemos “Reflections. Mojave Desert” (2017)–, este álbum amplia los horizontes del de Mánchester hasta límites insospechados. Confiemos en que sea un punto de partida y no la culminación de sus ambiciones. Mientras, sumérjanse en “Promises”: difícilmente hallarán este año un bálsamo musical de esta categoría. ∎