Lejos, muy lejos, empiezan a quedar los tiempos de “James Blake” (2011), cuando el más sensible y pop de los productores post-dubstep era una figura borrosa en portada y su música perseguía la emotividad a través, en gran parte, del misterio. Disco a disco, James Blake ha ido dejando caer una parte y otra de su armadura para mostrar una versión más natural de sí mismo, menos apegada a cierto ideal de tragedia estilizada y sin problemas para celebrar el amor o el humor.
Lo primero lo celebró en “Assume Form” (2019), disco en homenaje a su feliz relación con Jameela Jamil, más conocida entre seriéfilos como la Tahani de “The Good Place” (creada por Michael Schur, 2016-2020). Su novia se sintió seguramente halagada, pero también un poco avergonzada. “Jameela me pidió realmente que compusiera un álbum que no tuviera nada que ver con ella”, ha explicado Blake en ‘Clash’ sobre esta continuación, en la que vuelven los temas de reproche amoroso y se exploran además otra clase de relaciones. El título del álbum habla por sí solo: esto es, en parte, una elegía por amistades que se han disuelto, una clase de ruptura sobre la que se componen pocas canciones y que, sin embargo, puede resultar tan dolorosa como la romántica.
Blake no viene realmente a hacer reproches. Ya desde la inicial “Famous Last Words”, parece tener clara la necesidad de soltar lastre de los viejos resentimientos, una lección al parecer aprendida durante las forzadas jornadas de introspección pandémica. En la torch song post-trip hop “Life Is Not The Same” recuerda todo lo que hizo por avivar una relación (“llevé tu ropa favorita / dije las cosas que tú dirías”), pero también es consciente de quién es, de su lugar en el mundo (“solo puedo ser quien soy”). Justo después llega un featuring sonado (a Joji apenas se le oye en el anterior tema): SZA haciendo alarde de carisma vocal en “Coming Back”, apostando por un componente juguetón que después prorrogan los raperos JID y Swavay (muy Eminem) en “Frozen”. Estos dos últimos no son lo que se dice estrellas, como tampoco Monica Martin, su partenaire en la dulcísima y tristísima “Show Me”. Blake graba esta vez con quien quiere, no con quien toca.
Su nueva vida en Los Ángeles parece haberle llevado hacia territorios de Randy Newman o Nilsson (o, teniendo en cuenta el pelaje electrónico, un heredero de aquellos como John Grant). Esa tradición de cantautor pop sensible pero irónico asoma en “Funeral” y, sobre todo, “Say What You Will”, glorioso single sobre lo bien que está no dar importancia a la competición y lo que los demás puedan opinar de ti. De lo más sorprendente que haya grabado últimamente, como la canción titular, sobre todo en términos de forma: es solo voz sin apenas filtros, guitarra acústica y Mellotron, pero aun así suena a pura magia (y un poco al tema Bond de Eilish, dicho también de paso). Incluso queriendo ser normal, Blake solo sabe ser especial. ∎
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