Álbum

Marvin Gaye

What’s Going OnTamla, 1971

Rockdelux 200

(Octubre 2002)

¿Qué se puede decir de un disco como “What’s Going On”? Muchas cosas. Juan Cervera dice unas cuantas en esta crítica publicada en 2002 en el Rockdelux 200, especial de la revista donde seleccionamos los doscientos mejores álbumes del siglo XX. El LP de Marvin Gaye quedó situado en el número 2, después del “The Velvet Underground & Nico” y antes del “Pet Sounds” de los Beach Boys. Palabras mayores para una obra que representa un antes y un después en la música: canciones deslumbrantes que levantaron acta definitiva sobre el soul como un medio de expresión adulto y comprometido. “What’s Going On” ya había sido escogido el número 1 de los mejores discos de la década de los setenta en el Rockdelux 43 (empatado con el “Berlin” de Lou Reed). Y la canción que da título al disco, la mejor del siglo XX en el Rockdelux 150.

Dicen, o decían, que la revolución empieza de puertas para adentro, en casa, por uno mismo. Y una de las pruebas más claras es la gestación y el resultado final de “What’s Going On”, un álbum que puso patas arriba la carrera –y la vida– de Marvin Pentz Gay (1939-1984), uno de los más sólidos pilares de Berry Gordy Jr. en el Imperio Motown durante la década dorada de los sesenta. A partir de este disco, verdadera travesía del desierto para su autor, ya nada volvería a ser lo mismo para él, ni a nivel personal ni artístico. Pocas veces un álbum ha dividido tan tajantemente –y conscientemente– el antes y el después en la vida profesional de un artista de éxito. “What’s Going On” fue una huida hacia adelante, una fuga de libertad que abrió mentes, oídos y corazones, y cuyos ecos todavía alborotan, con mayor o menor fortuna, la obra de infinidad de creadores.

Producto de una infancia no especialmente feliz –su padre, ministro de una iglesia cristiana bastante excéntrica, lo educó con mano dura; los enfrentamientos entre ambos serían continuos desde la adolescencia–, Marvin Gaye llegó a Motown en 1961 después de haberse fogueado en diversos grupos de doo-wop (The Rainbows, The Marquees) y tras su encuentro crucial con Harvey Fuqua, que lo integró en los exitosos The Moonglows y sirvió de conexión directa con Gordy: una de las hermanas del jefe de Motown estaba casada con Fuqua y otra, Anna, contrajo matrimonio con Gaye en 1961.

Las ambiciones de Marvin por convertirse en un nuevo Nat King Cole o Frank Sinatra no se cumplieron, pero, con su voz luminosa y su porte seductor, sí logró ser uno de los estandartes del “sonido de la joven América” al integrarse perfectamente en el engranaje de la fabulosa cadena de montaje musical del ambicioso Gordy. Sus cumbres de soulman romántico se hallan en las chispeantes colecciones de duetos con Mary Wells, Kim Weston y, especialmente, Tammi Terrell, su partenaire preferida.

Pero a finales de los sesenta hay serias grietas en el lustroso edificio de éxitos de Marvin Gaye. Su perpetua insatisfacción personal (esa “alma dividida”, en palabras de su biógrafo David Ritz, siempre escindida entre lo sagrado y lo profano, entre el tormento y la gloria), el clima social de la época –Vietnam, hippies, Panteras Negras, derechos civiles y otras convulsiones que parecía que iban a cambiar para siempre el rumbo del Imperio–, la muerte de Terrell y sus propias ambiciones artísticas lo ponen en un callejón sin salida.

Por fin los artistas negros trataron temas sociales en un álbum conceptual. Foto: Jim Hendin
Por fin los artistas negros trataron temas sociales en un álbum conceptual. Foto: Jim Hendin
Y la salida fue “What’s Going On”, el primer álbum de su carrera sobre el que iba a tener un control absoluto, un ciclo de canciones punteando el signo de los tiempos –de su tiempo– que reflexionaba en voz alta sobre la inutilidad de la guerra, la esclavitud de las drogas, la vida en el gueto, el deterioro ambiental y la redención colectiva vía el amor universal, sin olvidar elementos autobiográficos (esa plegaria al padre en el tema principal, con el ruego “no me castigues con brutalidad”, pone los pelos de punta). Política e intimidad enmarcadas en canciones deslumbrantes –algunas finalizadas con la ayuda de Alfred Cleveland, James Nyx o Ronaldo Benson (de The Four Tops) y con unos precisos arreglos orquestales de David Van DePitte– que levantaron acta definitiva sobre el soul como un medio de expresión adulto y comprometido.

No era la primera vez que los artistas negros trataban temas sociales en sus canciones –Otis Redding, James Brown, Chi-Lites, Sam Cooke, los Impressions de Curtis Mayfield o Sly Stone ya lo habían hecho previamente–, pero nunca desde el planteamiento global de todo un largo conceptual. Y las alarmas sonaron en las oficinas de Motown: Gordy se negó a editar el LP –obligó a hacer una nueva mezcla en Los Ángeles; la original detroitiana se recuperó en la edición Deluxe del álbum en 2001, junto con un concierto grabado el 1 de mayo de 1972 en Washington DC–, pero finalmente accedió vistos los buenos resultados comerciales del sencillo de adelanto con el tema titular. Y desde su publicación en abril de 1971, “What’s Going On” no solo se convirtió en uno de los mayores éxitos de la historia de la compañía de Motor City, sino en el modelo a seguir para las grandes obras de madurez en los setenta de Mayfield, Stevie Wonder, Donny Hathaway o Gil Scott-Heron. También fue el florecimiento definitivo de Gaye como cantante –experimentando con todos los registros de su voz, doblada en varias pistas– y su reafirmación como compositor en unas canciones –exquisitamente envueltas en una instrumentación de ensueño, lujosa y cálida: bajos sinuosos, saxos nocturnos, pianos impresionistas, percusiones calientes– de cadencias relajadas y expansivas entre cuyos ritmos y melodías se mecían influencias caribeñas, de jazz, funk o blues.
Desde el sangrante prisma cínico y egoísta convertido en moneda común en las sociedades capitalistas desde la entrada de los ochenta es posible que el mensaje de “What’s Going On” parezca ingenuo y simplista. Gran error: sus surcos encierran el dolor y la esperanza de un humanista interrógandose sin máscaras sobre los vaivenes del alma. La sinceridad siempre es sencilla y “What’s Going On” la derrocha en forma de Gran Arte. ∎

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