Empiezo a escribir este texto el miércoles 4 de diciembre a las 10 de la mañana mientras una frase no para de repetirse en mi cabeza: no escribas sobre los enanitos del
live-action de “Blancanieves”, no escribas sobre los enanitos del
live-action de “Blancanieves”, no escribas sobre los enanitos del
live-action de “Blancanieves”, no escribas sobre los enanitos del
live-action de “Blancanieves”… Pero es que, lo siento, ¿qué se supone que debo hacer si lo primero que he visto esta mañana es esta imagen?