https://assets.primaverasound.com/psweb/q8gci8nahgisqtknv3ml_1607861995566.jpg

TOP 2020

2020/ Discos internacionales

Un posible timeline musical

Con el reloj detenido a lo largo de mucha parte de 2020, metidos en una especie de loop en el que todos los días han sido el mismo día, la llegada de nuevos discos ha servido durante los últimos doce meses como referencia temporal para no perder pie definitivamente: es una anécdota, pero que los viernes se hayan seguido lanzando álbumes ha sido una certeza entre tanta duda. Los malabares que han hecho artistas y sellos con el calendario para encajar novedades han posibilitado que, al contrario de lo que podría pensarse, hayamos tenido álbumes de todos los colores. De entre los casi 300 votados para elaborar esta lista de LPs internacionales, finalmente medio centenar son los que resumen el año desde su contexto particular: hay debuts y nuevos hitos que embellecen carreras kilométricas, trabajos cocidos durante años y otros hechos en tiempo récord durante la cuarentena, evasión y concienciación. 2020 también ha sido, por suerte, todo esto.

14. 12. 2020

Bajo

Suscripción

50

Gil Scott-Heron

We’re New Again. A Reimagining By Makaya McCraven > International Anthem-XL-Popstock!

“I’m New Here” (2010), el último trabajo editado en vida por Gil Scott-Heron (1949-2011), ha dejado una huella profunda y duradera. Impulsó un álbum de remezclas de Jamie xx en 2011. Y ahora, diez años después de su publicación, estimula la imaginación de Makaya McCraven, quien acepta el reto de reinterpretarlo a su manera. La inquieta naturaleza del joven músico de Chicago, una de las figuras a seguir en el ámbito del jazz contemporáneo, aflora sin ataduras en este disco que también sabe a soul de avanzada y a hip hop insurrecto.

La esencia de la obra original (concebida por Scott-Heron y Richard Russell y elegida por Rockdelux entre los mejores discos de la década pasada) sigue estando ahí, pero McCraven logra actualizarla y llevarla a otros lugares, empapándola de una musicalidad renovada, siempre procedente. César Luquero 

49

Oneohtrix Point Never

Magic Oneohtrix Point Never > Warp-Music As Usual

Una de las virtudes de Daniel Lopatin es su capacidad para sorprender: desde que debutó en Editions Mego con el experimental “Returnal” (2010), seguido del oscuro pero fascinante “Replica” (2011), ha hecho incursiones en todos los sonidos imaginables, acercándose al pop en “Age Of” (2018) y llegando incluso a colaborar con artistas como Iggy Pop. En su último trabajo parece mirar atrás dando una vuelta de tuerca a su legado, y todo resulta familiar y nuevo a la vez, desde la electrónica experimental de “Tales From The Trash Stratum” y “Answering Machine” a la accesibilidad pop de “I Don’t Love Me Anymore” y “No Nightmares”. Es uno de sus trabajos más complejos, pero también uno de los que mejor condensa la trayectoria del músico. Carolina Velasco

48

Caribou

Suddenly > Merge-City Slang-Music As Usual

Seis años después de publicar su último disco como Caribou, Dan Snaith recupera con “Suddenly” su alias más elástico y transversal, el que le permite moverse entre la sensibilidad pop (“Like I Loved You”) y los sonidos de club (“Never Come Back”) que ya maneja cuando firma como Daphni, su otro álter ego. Una horquilla que en “Suddenly” se refleja perfectamente y, además, se amplía en varias direcciones hasta dar con el álbum más variado de su carrera. A ratos, como en la cambiante “You And I”, incluso podría pasar por una obra de una banda en lugar de por el disco de un productor. La intro casi IDM, que conecta con sus ya lejanos primeros pasos como Manitoba, no hace presagiar momentos tan dispares como el acercamiento hip hop de “Sunny’s Time”, la UK garage “Ravi” o “Home” y su sampleo soul vintage. Todo suena, a pesar de referencias que van y vienen, a lo que cabría esperar del retorno de Caribou: no muchos han sido capaces de llenar el hueco que ha quedado en la electrónica emocional durante su ausencia. Víctor Trapero

47

Freddie Gibbs & The Alchemist

Alfredo > ESGN-ALC-Empire

“Alfredo” es el primer álbum de Freddie Gibbs & The Alchemist, pero no la primera vez que colaboran. La amistad se remonta a 2008, siendo su debut discográfico una mixtape con Curren$y en 2018, pero ha sido en 2020 cuando ha llegado un álbum que nadie esperaba. Con claras referencias estéticas a la mafia, “Alfredo” salió por sorpresa en mayo, poco después de que George Floyd falleciera a manos de un policía, y aunque las protestas surgidas como consecuencia no motivaron el disco, sí las apoyan de forma premonitoria. Así lo demuestra el speech de Gil Scott-Heron sampleado en "God Is Perfect", a quien de nuevo dedican un guiño en el mejor tema del disco, ese "Scottie Beam” en el que invitan a Rick Ross: “Look, your execution will be televised”. Instrumentalmente, “Alfredo” es fiel al género y a las raíces del soul sampling del arqueólogo The Alchemist. Se intuye que Gibbs se ha pasado el confinamiento en el sofá, pues los referentes a la cultura pop, TV y cine son constantes. Arnau Sabaté

46

A.G. Cook

7G > PC Music

El fundador de PC Music irrumpe con un tratado mastodóntico de electrónica de última generación a medio camino entre el exceso y el pop rozando el bubblegum: 49 piezas divididas en 7 partes, donde explora y juguetea con texturas de marcado cariz sintético. Al menos la mitad podrían reconvertirse en grandes hits dado su gancho melódico –“Gemstone Break”, “DJ Everynight”, “Windows”, la tonada de “Behind Glass”–, mientras las siete versiones de éxitos de otros –Blur, Taylor Swift, Tommy James, The Strokes, SIA, Charli XCX y Smashing Pumpkins– demuestran la capacidad de un buen armazón para soportar cualquier arreglo. Se recomienda superar la pereza, escuchar las 49 y hacer una playlist de las que gustan para comprobar la magnitud de Cook como orfebre de píldoras pop. David S. Mordoh

45

Lina_ Raül Refree

Lina_ Raül Refree > Glitterbeat

La colaboración de Refree con Luísa Sobral –“Rosa” (2018)– podría haber sido su introducción en el mundo del fado, pero al final esta ha acabado por fabularse en este “Lina_ Raül Refree”, en el que acompaña a la cantante portuguesa Lina_ en todo un conjunto de versiones de la inconmensurable Amália Rodrigues (1920-1999).

Y aquí viene la (engañosa) simplicidad y la (dulce) candidez de la mirada: negándose a sobrexponerse a los fados originales, Raül afirma que lo primero que le salió cuando Lina_ le cantaba a capela fue ponerse al piano. Y eso es lo que prima en este álbum que solo se permite la guitarra acústica en un tema, “Voz Amália de nós”. El resto demuestra que el minimalismo no está reñido con el calado emocional: los instrumentos y sintetizadores suenan (casi siempre) sin acompañamiento alguno. Raül de Tena 

44

The Dream Syndicate

The Universe Inside > Anti-[PIAS] Ibero América

La nueva vida de The Dream Syndicate desafía el refrán cervantino sobre segundas partes. Aquí no hay eso tan feo de capitalizar franquicias. La banda de Steve Wynn culminaba su tríada del retorno, y ya fue nuestra elegida de entre aquella hornada Paisley Underground en los ochenta, cuando a su raíz californiana añadían causticidad neoyorquino-velvetiana. El presente (en doble sentido) es volver a los días de vino y rosas. ¿La clave? No repetir nada de aquello, sino buscar (y hallar) nuevas exploraciones. Wynn se propulsa en la hélice de la psicodelia y algo próximo a un poderoso cruce entre kraut y prog, y oh sorpresa, en el jazz eléctrico, remarcado con el saxo de Marcus Tenney. El proceso creativo se reconoce en el “Bitches Brew” (1970) de Miles Davis, o lo que es igual, recoge el zumo de una jam nocturna para sumar ochenta minutos en cinco cortes. Javier Corral “Jerry”

43

The Strokes

The New Abnormal > RCA-Sony

“The Adults Are Talking” abre el disco poniendo nombre al talk show de unos cinco strokes con la sintonía recuperada ya pasados los cuarenta. Aire fresco y asperezas limadas se tradujeron en un “The New Abnormal” nada autorreferencial, aunque plenamente reconocible y con la dosis justa de nostalgia para resultar creíble. Nadie lo pedía y nadie contaba con ellos, prácticamente en un pozo sin fondo desde “Room On Fire” (2003), con discos y EPs borrados de la memoria que podrían redibujar su línea temporal desde “Angles” (2011) hasta hoy. Casi a los veinte años de una irrupción que lo cambió todo aunque no convenciera a muchos, este disco es todo lo que se pide a un grupo de tal impacto generacional. Otros ya habían hecho lo mismo antes, sí, sabemos la lista de memoria. Pero lo pasamos muy bien y nos lo han hecho recordar. Cesc Guimerà

42

The Microphones

Microphones In 2020 > P.W. Elverum & Sun

La música alienta las permutas y vira hacia lo que no es. Incluso subvierte el ser de las cosas. El disco muda a mediometraje, un álbum fotográfico y oral de 44 minutos, fundido en una sola canción, como una neblina que difumina los recuerdos entre la biografía y la poesía. "I was already who I am”, recita P.W. Elverum. Es tal la disidencia que surge el reto de bucear en el estanque de guitarras y melodías.

A sus 42 años, el norteamericano vuelve a tocar como The Microphones, un viejo alias que recupera ahora tras 17 años, usándolo en este atemporal río sonoro de evocaciones y ensoñaciones, ergo una crónica global de juventud y de vida. Lírica. Crudeza. Ternura. Y así define el autor, timonel de Mount Eerie, este trabajo: “Powerpoint karaoke slideshow / lyric demonstration / music display / photo flip / audio book”. Miquel Queralt

41

Nídia

Não fales nela que a mentes > Príncipe

Convertida en uno de los máximos exponentes de la batida (esa reformulación de ritmos angoleños como el kuduro, la kizomba o la tarraxinha a través de la perspectiva de las nuevas generaciones de la diáspora de la África lusófona), Nídia Borges deja a un lado el frenesí de “Nídia é má, Nídia é fudida” (2017) para rebajar el tempo y adoptar un tono taciturno y contemplativo que bebe del hip hop y el footwork en “Não fales nela que a mentes”.

Las acrobacias rítmicas de la joven productora portuguesa rozan el ejercicio de estilo, haciendo primar las texturas, el espacio y los acabados. Como parte de un tríptico que completan dos EPs que amplían puntos de fuga sugeridos aquí, este segundo largo en Príncipe supera un reto nada fácil: utilizar herramientas más convencionales sin dejar de sonar profundamente original. Juan Monge

40

Yaeji

What We Drew 우리가 그려왔던 > XL-Popstock!

En un mundo precoronavirus (se publicó en abril, en pleno confinamiento global), la mixtape de Yaeji habría recibido mucha más atención: la peculiar mezcla de pop, electrónica y elementos de hip hop de “What We Drew 우리가 그려왔던es una rara avis en un mundo cada vez más homogeneizado. Parte de su riqueza se debe a sus raíces coreano-norteamericanas (ha vivido en ambos países), y ese legado se refleja de forma obvia usando ambos idiomas en títulos y letras, y de manera más sutil en una forma nada prejuiciosa de mezclar estilos y ritmos, como se hace evidente en temas como “In The Mirror”, “Never Settling Down”, “In Place” o en la contagiosa “Spell”. Tiene incluso canciones con las que se podría medir ante Grimes, como la que da título al álbum. Hay que seguirle la pista. Carolina Velasco

39

Róisín Murphy

Róisín Machine > Skint-[PIAS] Ibero América

Si Dua Lipa nos ha regalado en su más reciente álbum el brillo dorado de la música disco, versión siete pulgadas, Róisín Murphy nos entrega las vibraciones magníficamente alargadas de la disco de 12” en “Róisín Machine”. Murphy y DJ Parrot, una leyenda de la música underground de Sheffield, han creado una mezcla electro-disco que hace un guiño a la era dorada de la música disco, así como a su linaje en la música pop y house de los 80, rematado por la voz genuinamente diva de Murphy. En su mejor momento (el fabuloso “Incapable”), “Róisín Machine” ofrece la misma explosión pop efervescente de “Future Nostalgia” (o, de hecho, de los éxitos más disco de Madonna). En otras ocasiones, como en “Simulation”, una canción que el dúo afirma alegremente que no le gustó a nadie cuando la lanzaron, sacrificaron el pizazz inmediato por algo más profundo y pensativo, como una comida de domingo en familia más que como una hamburguesa rápida por la calle. Ben Cardew

38

William Basinski

Lamentations > Temporary Residence-Popstock!

El músico tejano que ha hecho de la tristeza un género musical alcanzó una de sus cumbres creativas con “The Disintegration Loops” (2002-2003), una fascinante y voluminosa colección de loops, ecos y radiofrecuencias de onda corta que sirvió de espectral banda sonora del 11-S. Dos décadas después, Basinski no ha perdido el pulso creativo. Pero aunque este “Lamentations” de expresivo título parece compuesto ex profeso para ilustrar musicalmente nuestra negra actualidad, en realidad se trata de una recuperación de piezas que alcanzan cuarenta años de trayectoria y que mantienen viva su obsesión por la muerte y la decadencia del ser humano. Drones que son como cantos fúnebres y bucles sonoros que conforman un paisaje de ambient lúgubre y narcótico. El reverso tenebroso de Brian Eno. Luis Lles

37

Taylor Swift

folklore > Republic-Universal

Un día, mirando su Tumblr cozy-folk, Taylor Swift se levantó y dijoI’m doing good, I’m on some new shit”. Poco después, en verano y por sorpresa, arrancaba con esa frase el disco de otoño perfecto hecho en plena cuarentena: “folklore”. Para lograrlo, qué mejor que fusionar su olfato pop junto a Jack Antonoff con la tradición artesana de Aaron Dessner y Bon Iver. El resultado es un álbum delicado y envolvente que la reafirma como una de las mejores y más luminosas y elegantes narradoras de la experiencia femenina. Aquí, Swift habla de querer mucho (a veces mal), de desengaños e intentos de no dejarte pisar, de dudas y obsesiones. Pero esta vez lo hace en tercera persona, metiéndose en la piel de Rebekah Harkness (“the last great american dynasty”), de alguien infiel (“illicit affairs”) o de una adolescente en mitad de un triángulo amoroso (“betty”) en lo que acaba resultando la definición perfecta de “disco de madurez”. Eva Sebastián

36

Tony Allen / Hugh Masekela

Rejoice > World Circuit-BMG

Un escueto coro entona en lengua zulú “O’Galajani, O’Galajani” abriendo paso a la percusión, fundida con un solo de trompeta en tono jazzístico. Se trata de “Robbers, Thugs And Muggers (O’Galajani)”, pieza introductoria de “Rejoice”, único encuentro discográfico de dos genios. El trompetista sudafricano Hugh Masekela (1939-2018) y el percusionista nigeriano Tony Allen (1940-2020) se conocieron en 1984 a través de Fela Kuti. Sin embargo, no fue hasta 2010 cuando pudieron, por fin, grabar conjuntamente; jugarretas del destino. El milagro se consumó en los estudios Livingston de Londres gracias al productor Nick Gold, quien, con Allen, concluyó el proyecto en verano de 2019. Masekela bautizó la unión como una especie de guisado swing-jazz cocinado entre Sudáfrica y Nigeria, un banquete exquisito. Barracuda 

35

Jyoti

Mama, You Can Bet! > Eone-Someothaship

Con artistas como Georgie Anne Muldrow, el legado de los grandes nombres del jazz más inconformista está en buenas manos. En su tercera entrega con el alias de Jyoti (un apodo que siendo niña le puso la mismísima Alice Coltrane, amiga de la familia), la cantante, multinstrumentista y productora estadounidense explora las posibilidades del jazz sin miedo a nada. Con un espíritu tan vanguardista como apegado a las raíces, la artista propone un viaje sonoro en el que lo mejor es dejarse llevar. Si buceamos buscando referentes, podemos llegar de Charles Mingus a Flying Lotus sin olvidarnos de Nina Simone, o incluso giros que recuerdan al flamenco psicodélico de los setenta. Podemos ponerle multitud de etiquetas, pero este disco camina libre. Esta es una música que va más allá de las palabras. JuanP Holguera

34

Lucinda Williams

Good Souls Better Angels > Highway 20-Thirty Tigers-Popstock!

La reina de corazones del country, con voz ajada y poderío incontestable aún a sus 67 años, vuelve a mudar de piel y, azuzada por los mismos males que sacuden el mundo, arrincona los lamentos temblorosos de “The Ghosts Of Highway 20” (2016) para calzarse el más grasiento y sufrido de sus monos de trabajo. ¿Country gran reserva? Mejor todavía: blues airado, rock’n’roll braseado y suculentas tajadas de electricidad volcánica. Viejas cicatrices de surcos pronunciados para explicar la actualidad, ajustar cuentas con Donald Trump entre los pliegues rugosos y las guitarras casi shoegazing de “Man Without A Soul”, apretar fuerte los dientes para masticar los versos de “You Can’t Rule Me”, exprimir a conciencia el garage en “Wakin’ Up” y tiznar el country con el vudú en “Pray The Devil Back To Hell”. David Morán 

33

JARV IS…

Beyond The Pale > Rough Trade-Popstock!

Criado en la Sheffield electrónica de los años setenta, con su legendario traje rancio, parsimonia bíblica y cara de póquer bien esculpida, Jarvis Cocker iba para clon de Kraftwerk hasta que su aversión al aftershave o ese transversal uso de los sintetizadores tan característico de paisanos como ABC desviaran su camino hasta el actual sexteto JARV IS..., egotista renacimiento en toda regla de su proteico líder. Siete cortes espléndidamente construidos de renovado electro-rock, humor paleolítico, dramas cotidianos y trazas de directo, abiertamente deudores de Sparks (Must I Evolve?”), Ian Dury (Swank Modes”), Leonard Cohen (Save The Whale”) o de los propios Pulp (Children Of The Echo”), con mención expresa a Frankie Knuckles (House Music All Night Long”), conforman “Beyond The Pale”, lo mejor de Jarvis en décadas. José Manuel Caturla

32

Julianna Barwick

Healing Is A Miracle > Ninja Tune-[PIAS] Ibero América

La música de Julianna Barwick alcanza un nuevo grado de ensimismamiento con su cuarto trabajo de estudio. Como anticipa desde su título, “Healing Is A Miracle” se reivindica como una escucha curativa para tiempos oscuros y enfermos, un oasis ambient reforzado con loops y el murmullo vocal de Barwick como bisagra hacia ese subyugo de belleza arrebatadora. Fiel a su concepción de la canción a través de pasajes repetitivos y notas sostenidas que parecen actuar como barrera impecable a las toxinas, la cantante y compositora norteamericana añade un extra vocal con la ayuda de Mary Lattimore, Jónsi y Nosaj Thing. Una hipnosis de embriaguez reconfortante con la que aislarse del ruido exterior. Marc Muñoz

31

Waxahatchee

Saint Cloud > Merge-Popstock!

Tras la furia y el dolor del catártico “Out In The Storm” (2017), llegó la calma a la vida y a esta quinta entrega de Katie Crutchfield. Waxahatchee se aparta de intensidades rockeras y adopta aires country para su folk-rock, según Crutchfield casi sin querer. Serán sus raíces en Alabama o su admiración por la gran Lucinda Williams, pero el volantazo hacia el sosiego y los medios tiempos infecciosos resplandece.

Crutchfield canta con más confianza que en sus también excelentes trabajos previos. Con el apoyo de su banda de directo, Bonny Doon, y una concisión en los arreglos promovida por el productor Brad Cook, despliega textos optimistas aunque igual de descarnados que siempre, ya sea para aludir a algún ex (esta vez poco), dejar atrás adicciones o en contradictorios manifiestos de amor. Ramón Fernández Escobar

30

Thurston Moore

By The Fire > Ecstatic Peace Library

Con el rock de vanguardia permanentemente tentado por pamplinas varias, que Thurston Moore mantenga su condición de valor refugio es una buena noticia. Siempre en la línea del frente, probablemente trazándola, en “By The Fire” no se aparta demasiado de lo apuntado en The Best Day” (2014) y “Rock n Roll Consciousness” (2017), en los que transitó nuevos caminos sin abandonar del todo el labrado por Sonic Youth. Simplemente los mejora gracias a un disco tan abierto como para albergar desde rock ácido hasta no wave, pero con tanto sentido que solo encontrarás huellas si te empeñas en buscarlas. Señuelos que parecen sugerir un disco de rock estándar terminan enredándote en la miga, piezas etéreas en las que una banda impresionante sostiene y contiene una soberbia interacción guitarrera en un asalto eléctrico sin cuartel. Eduardo Ranedo

29

070 Shake

Modus Vivendi > G.O.O.D. Music-Def Jam-Universal

“Modus Vivendi” tarda un poco en despegar del todo: a la introductoria “Don’t Break The Silence” le sigue una segunda (intensa) miniatura llamada “Come Around”. Todo cambia con “Morrow”, su estribillo indiscutible y esa segunda estrofa rapeada al más puro estilo Kanye West. Al final, las grandes canciones superan a los números a medio cocinar: “Rocketship” combina trap con Debussy (vía Isao Tomita); “The Pines” embruja con un estribillo de aires casi rituales y avasalla finalmente con una tormenta de cuerdas; “Guilty Conscience” es un precioso medio tiempo eighties que interpola sabiamente el “Stand By Me” de Ben E. King; “Terminal B”, en la que Danielle Balbuena desconfía temporalmente del amor, es como Cocteau Twins redux, y “Flight319”, un magnético desenlace. Juan Manuel Freire

28

Autechre

SIGN > Warp-Music As Usual

Olvidémonos de esa lluvia digital de fractales y chisporroteos marca de la casa en la que cada nanosegundo cuenta. En su vuelta a una publicación de duración concisa, parece como si Rob Brown y Sean Booth, tras décadas de estrecha relación con “el sistema” (artefacto generativo al que ellos llaman “the rig”) arrojándole info descompuesta y recogiendo abstracción más o menos deliberada, se hayan sentado ahora mano a mano y amigablemente con aquel robot del que ya son familia para celebrarse y tocar juntos. El resultado es un disco que respira, casi figurativo, tan compuesto y melódico como el que más en su carrera. A ubicar en cualquier tiempo entre los inicios de Cluster y pasado mañana mismo. “SIGN” (y no tanto “PLUS”, su bonus album) es lo más netamente ambient de su carrera. Un disco con abolladuras, claro, pero casi pop. Abel González

27

Porridge Radio

Every Bad > Secretly Canadian-Popstock!

Definitivamente, se echaba de menos a Dana Margolin y a su troupe. Pero lo que casi nadie se esperaba era un derroche tan exuberante como “Every Bad”. Y es que las de Brighton se han marcado tal expedición hasta los confines de sus musas que incluso dejan en evidencia sus notables pasos previos. Porque “Rice, Pasta And Other Fillers” (2016) era un trabajo a tener en cuenta. Sin embargo, no contaba con la intensa heterodoxia emocional de Throwing Muses, como en la retorcida percusión de “Don’t Ask Me Twice”, ni con en el inequívoco tono gótico a lo PJ Harvey que Margolin adopta en “Sweet” y “Pop Song”. Estos cortes están espoleados por crescendos líricos torrenciales que nunca caen en la trampa de la repetición. Marcos Gendre 

26

IDLES

Ultra Mono > Partisan-[PIAS] Ibero América

Lo realmente inexplicable fue lo de “Joy As An Act Of Resistance” (2018), el segundo disco de IDLES que, de porrazo, se hizo masivo aún sonando a Swans, a The Jesus Lizard, a Fugazi o a Grinderman. Que ahora “Ultra Mono” irradie un lacado mainstream encaja más con la estatura real de IDLES: son un grupo que encona debates en redes y medios, que tiene tanto fans célebres (Charlie Brooker) como haters ilustres (Fat White Family) y que es acusado de haber traicionado el punk (anda, mira, como The Clash en su momento). Son un grupo, resumiendo, famoso. Todo un hito en 2020 tratándose de una banda de rock; de combat rock, además. ¿Stadium punk? Quizá. “Ultra Mono” suena a bronca de pub en live stream para todas las pantallas del planeta, sí. Pero brama Joe Talbot, y toda la rabia acumulada de los que ya no tienen nada que perder porque se lo han quitado todo aún se nebuliza a través de su rugido. Joan Pons

25

Keeley Forsyth

Debris > The Leaf Label

Nacida y criada en Oldham, en las cercanías de Mánchester, Keeley Forsyth se hizo un nombre como actriz, pero la danza y la música eran los mundos más personales en los que se sumergía esporádicamente. Pero hace unos cuatro años chocó “contra un muro” metafórico: un bloqueo anímico tan brutal que llegó a paralizarle, esta vez literalmente, la lengua durante un largo mes. La amenaza de perder la voz y el miedo a quedarse sin habla fueron reales y tan impactantes que la empujaron, una vez recuperada, a mostrar esa desesperación y ese dolor mental aterrador en un álbum, “Debris” (“escombros”, en inglés), con el que la actriz debutó, a sus cuarenta años, como compositora y cantante.

El disco respira tanta verdad que engancha sin remedio. Pero hay que escucharlo con cuidado, porque atrapa como un maelstrom y amenaza con tirar de uno hacia el abismo. Son canciones de instrumentación espartana que, si no estuvieran basadas en la realidad, podrían servir para acompañar relatos de Lovecraft o Poe, situadas en la órbita de Nico (en su etapa de música amateur, la Forsyth también se acompañaba de armonio), Diamanda Galás o el Scott Walker de “Bish Bosch” (2012). Jesús Rodríguez Lenin

24

Moses Sumney

græ > Jagjaguwar-Popstock!

Aunque en la intro que abre “græ” se repita varias veces la palabra “aislamiento” (“isolation comes from insula”, escuchamos decir a un par de voces más bien robóticas), Moses Sumney ha estado perfectamente conectado desde que publicara su debut, “Aromanticism” (2017). Hemos podido encontrarle trabajando con Solange, Bon Iver o James Blake de un tiempo a esta parte, pero su figura siempre ha aparecido a la sombra.

Este “græ” publicado en dos tandas (la primera llegó en febrero y la segunda se publicó en mayo) quizá pueda cambiar la tendencia porque confirma lo que ya empezábamos a sospechar: la voz del californiano, ese falsetto inmenso, no es como prácticamente ninguna otra. La desnudez de “Polly” la muestra sin aditivos, sin trampa. Así se cierra la primera parte de un trabajo en el que Sumney despliega un repertorio tan amplio, lleno de sorpresas y giros incluso dentro de una misma canción, que complica especialmente el trámite de colgarle una etiqueta.

Resulta tentador definir lo que hace colocando el prefijo “neo” delante de otro género ya convertido en canon (neo-soul, neo-r&b), pero eso sería reducir un talento que va a su bola: son muchos los momentos en los que parece entregar algo realmente nuevo y no una versión modernizada de propuestas ya establecidas. Víctor Trapero

23

Mary Halvorson’s Code Girl

Artlessly Falling > Firehouse 12-Distrijazz

La segunda entrega del proyecto Code Girl de Mary Halvorson asienta logros de su fabuloso debut homónimo de 2018, tenso e íntimo a partes iguales. Ambrose Akinmusire cede su lugar al trompetista Adam O’Farrill mientras que la entrada de voces y saxo tenor de Maria Grand agregan matices a las mercuriales composiciones de la guitarrista cuyos textos de trazo poético no esquivan el gesto político en “Last-Minute Smears”.

Profunda y tornadiza, la voz de Amirtha Kidambi (Elder Ones) discurre por vericuetos melódicos, remozados en tres temas por un invitado de lujo: Robert Wyatt. Todos suman en una música plural, enigmática y hermosa que gira en torno a la noción y personalidad de una líder singular, sin perder nunca de vista el alegato colectivo de este modélico proyecto. Salvador Catalán

22

Bill Fay

Countless Branches > Dead Oceans-Popstock!

El estatus de músico de culto de Bill Fay se acrecentará con su tercera entrega para Dead Oceans, sello que se ha apuntado un tanto al rescatar a este cantautor británico perdido en la bruma del tiempo y recordado por dos discos de folk progresivo para el label Deram: “Bill Fay” (1970) y “Time Of The Last Persecution” (1971). Reivindicado por Wilco y otras luminarias indies, más de treinta años después grabaría “Life Is People” (2012) –con Jeff Tweedy– y “Who Is The Sender?” (2015). El nivel se realza con su nuevo trabajo, “Countless Branches”, alejándose de lo progresivo para centrarse en el ascetismo cantautoril.

Para placer de melómanos y fans, la deluxe edition se completa con varias tomas con grupo, bonus tracks y una versión en directo en el estudio de “Don’t Let My Marigolds Die”, rescatada del segundo álbum. El que ha sido calificado como el enlace perdido entre Nick Drake, Ray Davies y Bob Dylan busca la esencia desde la inicial “In Human Hands”, solo con voz y piano, en canciones cortas de dos y tres minutos. En “How Long, How Long” se combinan guitarra acústica, piano y cuerdas, y en “Your Little Face” ya aparece una batería y arreglos para banda, pero sin perder la espartana condición que es la marca de fábrica de las diez canciones del primer álbum, incluidos los teclados cósmicos que rubrican “Salt Of The Earth”. Ramon Súrio 

21

Nubya Garcia

Source > Concord Jazz-Universal

La escena londinense de jazz se jacta de tener una camada de jóvenes escarbando la olla en busca de nuevas texturas. Una de ellas es Nubya Garcia, cuyo álbum debut se hizo desear tras haber enseñado sus primeras y valiosas cartas en dos EPs y en grupos paralelos como Nérija y Maisha.

En “Source”, la saxofonista reflexiona sobre sus raíces (su madre es de Guyana y su padre de Trinidad) a través de nueve composiciones que indagan en algunas músicas enlazadas con su ascendencia. La apuesta se paga con creces, por ejemplo, en la canción homónima al título del disco, con invitados como MS MAURICE, Cassie Kinoshi y Richie Seivwright y donde Nubya ensaya una magistral pieza de dub. Incluso se permite incurrir en ritmos sudamericanos para componer “La cumbia me está llamando”, en el que convoca al trío femenino colombiano La Perla.

También hay espacio para gestos tradicionales e igualmente efectivos como “Pace”, “Together Is A Beautiful Place To Be” o “Boundless Beings”, que priorizan el virtuosismo instrumental de Nubya y equilibran la balanza entre la experimentación y el debido respeto a las reglas del género. Matías Ayerza

20

Lido Pimienta

Miss Colombia > Anti-[PIAS] Ibero América

Miss Colombia no fue Miss Universo 2015: el presentador la coronó erróneamente y, cuando la tiara fue recolocada sobre el cardado de Miss Filipinas, la diáspora colombiana entró en cólera vomitando odio en las redes. Lido Pimienta, establecida en Toronto, sintió vergüenza de ser su paisana.

“Miss Colombia”, su nuevo LP después del autoeditado “La Papessa” (2016) –convertido en el primer disco en español en lograr el Polaris al mejor álbum canadiense del año–, surge de ese sentimiento de desamor por el país que dejó: “yo te boté”, canta en “Te quería”. Y el racismo y el autoodio que Pimienta percibe en su cultura de origen le inspira “Pelo cucu”, una oración para deshacerse del cabello que la marca como afrodescendiente.

“Miss Colombia” surge de la paleta de electrónica y música de raíz colombiana de “La Papessa”, pero con el poder de una invocación. Si los también colombianos Bomba Estéreo parten de músicas populares colombianas como la cumbia y la champeta para llevar su potencial para la catarsis bajo las paredes del club, cuando Lido Pimienta invita a su cantante Li Saumet en “Nada”, la colaboración suena como un conjuro que alude a la sangre y el dolor asociados a la feminidad. Un universo atávico y ancestral que empuja al baile y que saca la voz para afuera en sencillos instantáneos como “Eso que tú haces”. Música popular, para cantar, bailar y ahuyentar demonios. Su función de siempre. Marta Salicrú

19

SAULT

UNTITLED (Black Is) > Forever Living Originals

Todo lo que rodea a SAULT es un misterio. En principio, el colectivo (no solo) soul y funk estaría integrado por el productor Inflo, la cantante y compositora R&B Cleo Sol y la rapera Kid Sister, pero ninguno de ellos ha confirmado nada oficialmente. Otro enigma es cómo lograron componer y lanzar un disco en clara respuesta al asesinato de George Floyd en, según parece, menos de un mes.

O para ser precisos, un disco así de rico, expansivo e inspirado, alegato de empoderamiento negro que contiene tantos sonidos como sentimientos distintos, con el orgullo de raza como elemento aglutinador. SAULT redirigen cánticos de protesta hacia el soul psicodélico (“Stop Dem”), deconstruyen el hip hop soul en señal de guerra (“Hard Life”), quitan placas con la coolness de ESG (“Don’t Shoot Guns Down”), politizan seriamente el R&B de los noventa (“Sorry Ain’t Enough”) e invitan a Michael Kiwanuka a homenajear sus raíces africanas en una rodaja de afrobeat psicodélico (“Bow”). Otro misterio: por qué “Wildfires”, aun a pesar de la alergia del colectivo a la prensa, no fue un hit global.

A “UNTITLED (Black Is)” le siguió, ¡solo doce semanas después!, el no menos importante “UNTITLED (Rise)”. Más house y disco, menos torturado y (aún más) liberador: la fiesta después de la victoria. Juan Manuel Freire

18

Sufjan Stevens

The Ascension > Asthmatic Kitty-Popstock!

La ascensión esta vez no es de euforia o regocijo como en el trovador folk orquestal de antaño, ni de reconciliación intimista como en “Carrie & Lowell” (2015). “The Ascension” parece más un clamor oscuro y desesperado por hallar algún sentido al mundo y especialmente al declive moral de Estados Unidos. Tras su partida de Brooklyn a las montañas de Catskill, Stevens cambió guitarras y banjos por sintetizadores y cajas de ritmo –más guitarras invitadas– para articular, cual enrabiado exorcismo, un entramado pop electrónico y sombrío más cercano a “The Age Of Adz” (2010), pero también al Radiohead de “Kid A” (2000) o al Peter Gabriel de “So” (1986), con Daniel Lanois.

De lírica sencilla, casi clichés revertidos en mantra –Tell Me You Love Me”, “Run Away With Me”–, articula temas de combustión lenta con gran recompensa: “Lamentations”, dulce entre sus quiebres rítmicos; “Video Game”, pegadiza en su reclamo a la mentalidad de rebaño; “Sugar”, electropop en delicado e inquietante in crecendo; “Die Happy” en trance sintético, y, sobre todo, la conmovedora y mística “The Ascension” y “America”, su “protesta contra la enfermedad de la cultura estadounidense”, doce minutos de catarsis. Aunque sus ochenta minutos pueden resultar un tanto irregulares y excesivos, quizá a falta de maceración, el resultado final es denso y rico en su minimalismo. Susana Funes

17

Beatrice Dillon

Workaround > PAN

Ha pasado casi una década desde que Beatrice Dillon empezó a publicar casetes, a colaborar en EPs de coetáneos y a compartir posición en recopilatorios de sellos diminutos en Londres antes de la publicación de este debut oficial, “Workaround”, en el sello PAN. Un tiempo de espera que, lejos de sucumbir a la presión, le ha servido para entregar su mejor material hasta el momento.

“Workaround” nos descubre a una artista que hasta ahora solo habíamos podido intuir. Por ejemplo, en temas como “Workaround Two” y “Workaround Three” sigue conservando el deje dub del EP Blues Dances” (2014), pero esta vez despojado del reverb pesado, y en “Cloud Streams” se llega a la cima de las melodías entrecortadas que empezamos a disfrutar en el EP “Face A/B” (2015).

Todo el disco transmite un aire continuista en busca del sonido perfecto: pulcro, nítido, quirúrgico. Sin espacio para la improvisación ni el caos, consigue no remitir a las influencias más evidentes y finaliza en algo muy propio. Como si, a pesar de los matices que se perciben a lo largo de los catorce temas, su mayor labor en la producción fuese despojar de lo sobrante a una obra que tenía perfectamente visualizada siete años atrás, cuando empezaba a publicar sus primeras composiciones. Jordi Isern 

16

Jeff Parker & The New Breed

Suite For Max Brown > International Anthem

Cualquiera que esté mínimamente informado sobre el jazz en el siglo XXI sabe que el sello que marca la pauta ahora mismo en Estados Unidos y en casi el mundo entero es International Anthem. En su catálogo aparecen nuevos referentes como Makaya McCraven, Ben Lamar Gay, Jaimie Branch, Emma-Jean Thackray o Resavoir; y, por supuesto, también el veterano y venerado Jeff Parker, que publica ahora su segundo álbum en la plataforma de Chicago tras “The New Breed” (2016).

El guitarrista de Tortoise, Isotope 217 y Chicago Underground Quartet bautiza a su nueva banda (con McCraven y Rob Mazurek involucrados) con el título de ese disco y dedica estos nuevos once tracks a su madre, Maxine.

“Suite For Max Brown” es un álbum fresco y muy abierto, del que emana una belleza natural, no sabemos si pensado ya por su autor para que llegue a todo tipo de públicos, pero que en cualquier caso puede ser disfrutado de forma directa sin necesidad de ser fanático o navegante habitual de las –a veces– densas aguas del jazz.

Parker combina los elementos con maestría a lo largo del recorrido: la voz soul de su hija Ruby en el arranque (“Build A Nest”), arpegios cálidos, contrabajos al trote, atmósferas oníricas y una dinámica casi sampledélica deudora de su admiración por Madlib y J Dilla y su afición por pinchar canciones de otros en su tiempo libre. Carles Novella

15

Kelly Lee Owens

Inner Song > Smalltown Supersound-Popstock!

La galesa Kelly Lee Owens, avalada por el sello noruego Smalltown Supersound, amplía logros desde su recomendable debut homónimo de 2017. Pop electrónico, techno bien propulsado, dream pop ensoñador, algo de trip hop y secuencias de ambient analgésico en piezas de reafirmación –amagos de idealismo con ínfulas curativas– que llegan tras una relación tóxica.

Hay calma introspectiva –arranca con la recreación sintetizada y sin voz, homenaje a Thom Yorke, de una desestructurada “Arpeggi” de Radiohead–, pero también aceleración (a veces) progresiva. Los tres cortes techno (“Jeanette”, “Melt!” y “Night”) irrumpen con dedicatoria: homenaje a su abuela muerta, proclama ecológica y masaje positivista. Y el final rave de “On” es un guiño a Keith Flint, cantante de The Prodigy, fallecido el mismo día de la grabación del tema.

Los bajos gordos de “Re-Wild” enlazan empoderamiento femenino sexy –influencia del “Needed Me” de Rihanna– con conexión espiritual con la naturaleza –vía la escritora Clarissa Pinkola–. Y mientras “Flow” palpita a lo Boards Of Canada a partir de un sample de tambor ejecutado por la propia Owens, un espléndido John Cale, profundo y misterioso, recita un “Corner Of My Sky” memorable: spoken word que incluye dos estrofas en galés.

La melancólica “L.I.N.E.”, con la voz dulce de Owens, habla del fin del amor a partir de la reconstrucción de una canción inédita de Ghost Culture (James Greenwood, su fiel colaborador en el disco) y encaja con la superación tras la ruptura de la final “Wake-Up”. Un disco notable, eso sí, mal secuenciado. Santi Carrillo

14

Arca

KiCk i > XL-Popstock!

Es inútil hablar de géneros con Arca, todo en ella es fluido: como indica el nombre de la artista, en este proyecto más vital que artístico se muestra como una vasija ceremonial abierta a preñarse de todas las posibilidades. “KiCk i”, su cuarto álbum, hace referencia al sexo pero también a la primera patada anárquica del feto.

El disco ha sido etiquetado como el más asequible hasta la fecha, no porque sea pop sino porque Alejandra Ghersi es una maestra de la sincronía: captura el momento más bello del glitch, encuentra en la tecnología una especie compañera. Anuda figuras de cuerdas con Björk y Antonio Machado (“Afterwards”), Rosalía, SOPHIE o Shygirl que saben sostener los hilos musicales y conceptuales que les lanza, respondiendo a su música especulativa. Arca ya ha dicho alguna vez que en las propuestas sci-fi de los videojuegos o de sus performances se pueden contemplar todos los ángulos de nuestras realidades. En sus carnes ya conocimos a su alter ego adolescente “Xen” (2014), a Electra Rex, Diva Experimental y ahora la Venus de Frederik Heyman en “Nonbinary”. Todas ellas abren camino delante nuestro, y tal cual lo canta en “Mequetrefe”: “Ella no toma taxi, que la vean, que la vean en las calles”. No hay que andarse con rodeos, tomemos ese camino que tantas como ella nos han hecho más fácil. Aïda Camprubí

13

Adrianne Lenker

songs and instrumentals > 4AD-Popstock!

Con la gira europea de Big Thief guillotinada por la pandemia, Adrianne Lenker regresó a Estados Unidos y se refugió en una cabaña aislada en los bosques de Massachussetts, un espacio, confiesa, que era “como sentirse dentro de una guitarra acústica”. Con la ayuda de su amigo e ingeniero Phil Weinrobe convirtieron la cabaña en un improvisado estudio casero y en una grabadora Otari de ocho pistas fijaron entre el 22 de abril y el 23 de mayo las once canciones de “songs”: voz, guitarra acústica, una brocha de pintar y unas agujas de pino blanco. El menos es más de Lenker para un cancionero tan íntimo y vulnerable como todo lo que sale de la pluma y de la garganta de la de Indianápolis y que aquí alcanza una destilación suprema. Desnuda, intensa y orgánica, la naturaleza circundante sirve de cámara de eco a unas composiciones que hablan de pérdida y soledad, de amor y dependencia (“Is it a crime to say / I still need you?”: “two reverse”), de recuerdos y de flashes poéticos que flotan en la duermevela.

Adrianne y Phil terminaban las noches con improvisaciones de guitarra, montadas en las dos extensas piezas que conforman “instrumentals”, un bálsamo de ambient reparador ideal para rebajar la fiebre emocional expuesta en “songs”: páginas de baja fidelidad que pulverizan las compuertas del corazón. Juan Cervera

12

Yves Tumor

Heaven To A Tortured Mind > Warp-Music As Usual

En los discos de Yves Tumor hay belleza violenta y ambición corrosiva. También una deliberada falta de cohesión entre los elementos que acaba disfrazando el alcance emotivo de sus trucos. Podríamos decir que la música perpetrada por Sean Bowie juega tanto al camuflaje que corre el riesgo de ofuscarse a sí misma. Hay quien lo critica por trabajar como un brutalista, lanzando ideas a un lienzo del que, espera, nazcan genialidades por inercia; o como un ilusionista, rellenando huecos para despistar del hecho de que en aquella hoguera nada arde. Pero lo habitual es quedar embrujado por su personalidad mutante, por su fascinante poder de adaptación a lo que sea que le apetezca sonar en cada momento.

Ligeramente menos inspirado que su antecesor, “Heaven To A Tortured Mind” contiene hallazgos de chisposo talento, sobre todo en forma de erupciones percutivas: los golpes de batería atascados que ponen en marcha “Gospel For A New Century”, los fuegos artificiales que inauguran la muy TV On The Radio “Dream Palette” o los platillos que hacen cosquillas en “A Greater Love”. Cristian Rodríguez 

11

Bill Callahan

Gold Record > Drag City-Popstock!

Con “Gold Record”, Bill Callahan ha reclamado un espacio de calma opuesto al binge listening, marcando el ritmo al que debíamos acercarnos a su nuevo trabajo. Desde el anuncio del disco, el hombre antes conocido como Smog fue compartiendo semanalmente una canción del mismo, proponiendo una cita a sus seguidores. Este ritual invita a contemplar el álbum no como una gran novela americana, sino como una colección de relatos, donde el sobrio (aunque cada vez más hospitalario) barítono deja que la cotidianeidad fluya hasta crear una corriente de pensamiento casi mística. Aquí hallamos conmovedoras escenas de empatía entre desconocidos (“The Mackenzies”), una metacanción donde el bloqueo creativo se consuela con arreglos de cielo estrellado (“Another Song”), o incluso una nueva visita a “Let’s Move To The Country”, en la que el narrador por fin se atreve a pronunciar las palabras de compromiso que dejó veladas en la toma original que abría “Knock Knock” (1999) de Smog.

Llegado a este punto de su trayectoria, el siguiente paso de Bill Callahan bien podría ser poner música a las páginas de Raymond Carver. Pero, por ahora, él ha preferido que la racha de este 2020 prosiga con una modesta juerga, aliándose con Will Oldham para pergeñar versiones de Cat Stevens, Billie Eilish o Dave Rich. Gerard Casau

10

Dua Lipa

Future Nostalgia > Warner Records

Y tú, ¿qué le pides a tu true lockdown queen? Sacar un disco en pleno confinamiento, adelantando el lanzamiento si es necesario, ponerle banda sonora a las sesiones de sudor –en solitario para las clases de zumba online o en compañía con nocturnidad y suerte– o proporcionar material para el karaoke en la ducha lo han hecho algunas. Pero si el trono requiere un concierto en streaming con una producción de gran estadio y un disco extra con los remixes clubbers que una diva merece, en él solo puede sentarse una: Dua Lipa.

El picorcito empezó en otoño de 2019 con “Don’t Start Now”. Esa canción que ha retorcido los timings de muchas listas que la han incluido aunque fuera un año y dos meses después: cowbell, palmas, bajos funk, ecos ochenteros, ¿cómo resistirse? Para nuestro regocijo, “Future Nostalgia” nos dio más y mejor. Un título que deja claro que Lipa mira hacia atrás y adelante a la vez, aunque lejos de regodearse en el pasado recupera piezas antiguas para construir una promesa de futuro. El disco arranca fuerte (“You want a timeless song, I wanna change the game”), y en poco más de media hora rinde homenaje a Moroder y a Kylie, a Olivia Newton-John y a “Flashdance”, a Madonna y Daft Punk. No hay pausa hasta el cierre con “Boys Will Be Boys” (el empoderamiento es el canto ostinato de las once canciones). Incluso los medios tiempos como “Break My Heart” tienen esa tensión de ESA música de baile que nunca bajaba de 170 pulsaciones por minuto.

Con la confirmación de Lipa en la realness del pop se rubrica la confianza pasmosa que ya impregnaba su debut de 2017 (“IDGAF”, “New Rules”), y que tres años y mucho camino recorrido después solo podía reafirmarse: “no matter what you do, I’m gonna get it without ya / I know you ain’t used to a female alpha”. Dua Lipa, lo sabemos, igual no es la que mejor canta ni la que mejor baila, pero no ha hecho falta que viniera nadie como con otra reina, la Flores, a avisarnos de que no nos la perdiéramos. Ya estábamos mirando. Marta Pallarès

09

Phoebe Bridgers

Punisher > Dead Oceans-Popstock!

¿Alguna vez has escuchado un disco que pesa mucho en los hombros, pero que resulta ser un peso que estás dispuesta a cargar? Con su segundo disco y tras idear proyectos paralelos como boygenius junto a Julien Baker y Lucy Dacus o Better Oblivion Community Center con Conor Oberst, Phoebe Bridgers vuelve con un álbum denso del que no puedes escapar, como esas verdades que se te plantaron en la cara durante este año de cuarentenas, cuando el aburrimiento y el encierro hicieron que te dieras cuenta de que tal vez no te conocías. Que lo que tenía sentido antes, cuando se enciende el “modo supervivencia”, desaparece.

Las canciones de “Punisher” son ese segundo de verdad absoluta que llega de vez en cuando, cuando estás lavando platos o en la ducha y tienes una revelación inesperada. Eso es lo que sucede cuando la música también te cuenta historias. En este segundo largo, Bridgers se confirma como una de las mejores storytellers, la que necesitamos en el 2020.

Hasta el cansancio se le compara con compañeras de generación como Angel Olsen o Adrianne Lenker de Big Thief, pero en realidad ese talento de hacer canciones como pequeñas películas cotidianas es un don que pocos y pocas logran calibrar con maestría: en una dimensión paralela, Taylor Swift y Bridgers compondrían un excelente disco juntas.

“Punisher” es una continuidad del sonido de “Stranger In The Alps” (2017), pero es posible que todas las colaboraciones y proyectos paralelos nacidos en medio le hayan entregado las herramientas y el autoconocimiento suficiente para cavar más profundo. En este trabajo todo es más y mejor, como atar los cabos sueltos de la propia identidad. Mejores letras, más graciosas, más crueles. Cuerdas, trompetas y sintetizadores que se posicionan de forma milimétrica para entregarte luz, oscuridad o esa cachetada necesaria para darte cuenta de que, aunque estás encerrada, sigues viva. Javiera Tapia

08

Neil Young

Homegrown > Reprise-Warner

Neil Young ha practicado el escapismo toda su carrera, tanto en lo humano (darse el piro sin ninguna explicación) como en lo musical (hacer lo contrario de lo predecible o lucrativo). “Homegrown” es un buen ejemplo: tendría que haberse publicado en 1975, pero en su lugar Young arrojó al público el directo “Tonight’s The Night” (1975), una foto instantánea, de sonido entre ingrávido y sulfúrico, de su infierno emocional. Y justo en el momento en que esperábamos otro peñazo con Promise Of The Real que apuntale la irrelevancia de su producción reciente (la deleznable etiqueta country-rock sinfónico le pega) va el hombre y se saca de la manga un puñado de su época dorada. 

Entre la parálisis emocional de “On The Beach” (1974) y la curación de “Zuma” (1975), “Homegrown” es un disco franco y directo, sin las ambigüedades temáticas de sus himnos (lo hay que todavía corean “Rockin’ In The Free World” como una oda a los desheredados). Como un “Harvest” (1972) pero sin el muro de sonido grandilocuente (ni las melodías de enganche inapelable), Young desgaja la ruptura sentimental con Carrie Snodgress sin dramatismos, agradable country-folk a ritmo de porche. A partir de aquí, toca sus palos clásicos en plenitud de facultades: por ejemplo, himnos a la marihuana en versión southern rock reptante (“Homegrown”) y blues psicodélico (“We Don’t Smoke It No More”) y un trío de canciones deslumbrantes que dan patada para arriba al artefacto para que no sea considerado una nota a pie de página: la crosbystillshnashesca “Little Wing”, la desolada balada country “Star Of Bethlehem (una las mejores canciones que jamás ha escrito) y la preciosa miniatura de los Apalaches “White Line”, con florituras acústicas de Robbie Roberton. El problema es que las mejores bazas del disco se publicaron hace décadas y nos las sabemos de memoria. Pero un poco del mejor Neil sabe a mucho. Ricard Martín

07

HAIM

Women In Music Pt. III > Columbia-Sony

En la portada de su tercer disco, “Women In Music Pt. III”, las hermanas HAIM aparecen detrás del mostrador de una tienda de ultramarinos rodeadas de… salchichas. La instantánea, captada por Paul Thomas Anderson, casa a la perfección con un título que es reivindicativo e ingenioso: tiene tela que aún tengan que explicarse por el mero hecho de ser mujeres haciendo música. Con todo, este es un disco que se reivindica solo, sin necesidad de apoyarse únicamente en un discurso. Porque escuchar “Women In Music Pt. III” es como sintonizar una emisora de música norteamericana durante todo un día. Las hermanas HAIM han recogido una herencia que va de Joni Mitchell y Lou Reed a Shania Twain y André 3000 y la han condensado en una obra que diversifica y profundiza en su paleta sonora hacia el folk, el country, el hip hop, el R&B y la electrónica para convertirse en su nuevo listón a batir.

“Women In Music Pt. III” arranca con un desengaño en “Los Angeles”, ciudad de la que Danielle HAIM dice sentirse desconectada, y concluye con “FUBT”, donde la protagonista acepta –no sin cierta resignación– lo que el futuro le depare. Y es que a pesar de su atrevimiento y colorido estilístico (hay saxos, cadencias R&B, guitarras destartaladas, bajos funk, estribillazos pop y bases electrónicas), el disco está más cerca del tono ocre que domina la portada que de la canónica luminosidad angelina. Eso es porque está cimentado en varias experiencias traumáticas de sus tres integrantes, especialmente en la depresión por la que ha pasado Danielle a raíz del cáncer (ya superado) de su pareja, Ariel Rechtshaid, que además coproduce el álbum junto a Rostam Batmanglij y ella misma. Paradójicamente, esta situación hace brillar a Danielle como una compositora extraordinaria, capaz de exponer sus inseguridades a tumba abierta para al final del camino levantarse más fuerte. O, como canta en “I’ve Been Down” tras repetir unas cuantas veces que sí, que ha estado jodida: “But I ain't dead yet”. Larga vida a HAIM. Aleix Ibars

06

Perfume Genius

Set My Heart On Fire Immediately > Matador-Popstock!

Una década después de “Learning” (2010), Mike Hadreas entrega un quinto álbum que sigue realzando todas sus virtudes, algo que parecía casi imposible tras el brillante "No Shape” (2017), con cuyo virtuoso productor, Blake Mills, revalida una gloriosa alianza creativa. A diferencia del mencionado debut grabado en casa, en el que la voz del de Seattle solo se apoyaba en emborronadas notas de piano, “Set My Heart On Fire Immediately” está fraguado por músicos –Jim Keltner, Matt Chamberlain, Pino Palladino– a priori destinados a acompañar a grandes estrellas como Bob Dylan, Bruce Springsteen o Eric Clapton.

“La mitad de mi vida se ha esfumado”, canta el artista de 38 años en la apertura “Whole Life”, que inspirada en baladistas clásicos de los 60 como Roy Orbison inmediatamente da paso a “Describe”, himno colosal de guitarras distorsionadas que aplaudiría cualquier grada de rock en los 90. Hay pop barroco sublime –“Jason” se adorna de cuerdas y clavecín para relatar un encuentro íntimo de su juventud con un hombre heterosexual–, pero también el brillo pop característico de los 80 –“On The Floor”, propulsada por guitarras funk y coros de Phoebe Bridgers, es su apuesta más bailable–.

Los anhelos corporales de quien sufre un trastorno dismórfico y ha convivido con la enfermedad de Crohn desde adolescente se plasman en el country jovial de “Without You”, la marcha galopante de flautas sintetizadas en Your Body Changes Everything” o la más glacial y minimalista “Moonbend”. Pero hoy, aquel chaval magullado que ocultaba su rostro en la portada de “Learning” luce corpulento y sujetando un gran martillo en sus fotos promocionales. Una demostración de fuerza que no está reñida con manifestar tanto su vertiente masculina como su lado femenino, tanto su falsete celestial como su voz más gutural. Aceptémoslo cuanto antes: Perfume Genius se ha ganado a pulso un lugar destacado en el canon de una canción americana que no siempre dio cabida a los tipos como él. Max Martí

05

Charli XCX

how i'm feeling now > Atlantic-Warner

“Me gusta todo de ti”, canta Charli en su videoclip para “claws”, donde nos muestra cómo lo prepara todo desde cero: del montaje de los cromas a los besos behind the scenes. Y a nosotras nos gusta todo de ella, porque lo vemos, nos lo enseña. Desobedeciendo cualquier prescripción médica para una buena salud mental, el pasado confinamiento compartió al milímetro la composición de su cuarto álbum, “how i’m feeling now”. Un alarde workaholic en un timing esperpéntico: estrenado el 15 de mayo, a las seis semanas de anunciarlo, solo ocho meses después de la publicación de su anterior “Charli” (2019). ¿Queríamos anthems? Aquí van once coproducidos con A.G. Cook y BJ Burton, en lo que ‘The Guardian’ ya ha catalogado como el disco definitivo de este encierro global.

Atrás quedó el concepto de pop futurístico que Charlotte Aitchison proyectaba en su EP “Vroom Vroom” (2016) y que supuso un viraje tanto en su trayectoria como en la de muchos artistas a nivel mundial. Encontrando su réplica incluso en España, con el “Neptune Diamond” (2019) de Rakky Ripper y Eurosanto. Himnos como “pink diamond” son la continuación de esta ansiedad vital sobre pistas tan ácidas como relucientes. Pero la artista británica –confinada en Los Ángeles– ahora factura el pop del presente, el que la industria espera de 2020: sobrexposición, sobrexplotación y canciones sobre vivir el amor y las fiestas hiperconectadas desde casa. Charli ha desbordado todas las facetas de lo “hiper” en un proceso proactivo con sus seguidores, algunos de los cuales se dejan ver en el videoclip de “forever”. Enseñar los trucos de la previa al álbum no ha roto la magia, la ha convertido en un bien comunitario. Nosotras necesitábamos sentirnos arropadas tanto como ella. No es solo su calidad musical, sino la calidad humana lo que la ha convertido en una de las artistas más significativas de este año maldito. Aïda Camprubí

04

Run The Jewels

Run The Jewels 4 > Jewel Runners-BMG

En “La música. Una historia subversiva” (Turner, 2020), el maestro Ted Gioia lamenta cómo la naturaleza ejecuta a diario sorprendentes sinfonías sin que nos demos por aludidos. Y aclara que, en su origen mítico, la música fue de todo menos entretenimiento. También asegura que “una canción puede contener un cataclismo”. Killer Mike y El-P han escuchado ese canto que sale de la selva hasta entenderlo, transformando meses de observación y búsqueda en este disco que impresiona por su perspicacia y fascina por su caudaloso despliegue de ideas.

Fruto de esa exhaustiva reflexión sobre el estado de las cosas en el territorio estadounidense durante el convulso mandato de Donald Trump, “Run The Jewels 4” radiografía el implacable avance de la desigualdad carcomiendo el tejido social del país. Lo hace con precisión y sin rodeos, en apenas cuarenta minutos, invistiendo de significado cada beat, cada verso, cada colaboración. Run The Jewels abordan asuntos como la brutalidad policial –“Yankee And The Brave”– y la insidiosa política migratoria de la Casa Blanca: no perderse la impresionante “Walking In The Snow” que grabaron en su acción sufragista Holy Calamavote y que puede verse en YouTube. También analizan nuestro perpetuo sometimiento a las leyes de un mercado que solo atiende al grosor de las carteras –“Ooh La La” y “Ju$t”, esta última con Pharrell y Zack de la Rocha en inesperado contrapunto de featurings– y cuestionan la atroz naturaleza del capitalismo en “Pulling The Pin”, con Mavis Staples rematando un estribillo esclarecedor.

Producida en su mayoría por El-P e inteligentemente secuenciada –difícil mejorar el cierre intimista y teñido de esperanza que ofrece “A Few Words For The Firing Squad (Radiation)”–, “Run The Jewels 4” es todo lo que parece a simple vista, una obra esencial llamada a abrir camino y perdurar. César Luquero

03

Bob Dylan

Rough And Rowdy Ways > Columbia-Sony

Después de su trilogía en torno al american songbook, Bob Dylan retomó su alta especialidad, la composición de canciones, en un álbum que trepa hacia temáticas trascendentes: la mirada al siglo XX, el trayecto de vida y la insinuación del crepúsculo de los días. Dylan cargado de letra en composiciones caudalosas, testificando con trazo impresionista, acudiendo al sentimiento y al sarcasmo, y confiándonos al oído su canto árido pero lleno de expresividad.

El disco se hace fuerte en la introspección desde su arranque con “I Contain Multitudes”, psicoanálisis público a cuenta de la sentencia de Walt Whitman. Acompañan a Dylan dulces acordes de guitarra que lo arropan en la sentida y ululante “I’ve Made Up My Mind To Give Myself To You” y en esa “Black Rider” donde mira a la muerte, dice, con la mente en guerra. Se envuelve de atmósferas con miga y suspense en “My Own Version Of You”, pieza en la que, tirando de humor negro, elucubra con una amante ideal (con la cicatriz de Al Pacino y el toque de piano a lo Leon Russell), y se arrima a la estela del góspel en “Mother Of Muses”, invocando a los héroes americanos y a los adalides de los derechos civiles.

Un Dylan un poco más forzado alza la voz en “False Prophet”, acercándose a unas rutinas del blues que guían, con su gimnasia previsible, tanto “Goodbye Jimmy Reed” como “Crossing The Rubicon”. El alma de la obra aflora, al final, en “Key West (Philosopher Pirate)”, con su largo soliloquio onírico, asistido por el acordeón, y sus vistas al destino del sur de Florida elegido por tantos jubilados (“un paraíso para morir”). Y en los casi 17 minutos de “Murder Most Foul”, envolvente repaso histórico, a partir del asesinato de Kennedy, en el que Dylan adopta modos de rapsoda y de oráculo, y que tan simbólico resultó en ese punto del año 2020 en que el mundo procedió a aguantar la respiración. Jordi Bianciotto

02

Bad Bunny

YHLQMDLG > Rimas Entertainment LLC

De SoundCloud a la dominación global: la meteórica ascensión de Benito Antonio Martínez Ocasio aka Bad Bunny al trono del pop latino no admite peros. Siempre a su bola, el portorriqueño ha trascendido las vallas del trap y el reguetón para abrir nuevas vías de escape a un pop en castellano que hace arrodillar a todo tipo de audiencias alrededor del mundo.

Colaboraciones con Becky G, Cardi B, Drake, Ozuna o Jennifer Lopez propulsaron el cohete del Conejo Malo hacia la estratosfera pop a la velocidad de la luz, una luz que ahora brilla de manera apabullante con “YHLQMDLG”, acrónimo de “Yo hago lo que me da la gana”, un segundo álbum que contiene en sus sesenta y cinco minutos algunos (varios) de los momentos más excitantes de 2020 y que debería echar por tierra de una vez todos los absurdos prejuicios que todavía hacen arrugar la nariz a esos que sacan las uñas cuando oyen la palabra “reguetón”.

Concebido como un homenaje a las marquesinas (fiestas underground) con las que creció, el álbum es pasado y presente de unas músicas que desde los márgenes ha ido conquistando, peldaño a peldaño, el reconocimiento masivo; de ahí una retahíla de featurings que incluye a Daddy Yankee, Nesi, Yaviah, Ñengo Flow, Sech, Jowell & Randy, Anuel AA, Myke Towers, Arcángel, Kendo Kaponi, Duki y Pablo Chill-E.

Y la primera en la frente: el disco se abre con “Si veo a tu mamá”, un tema de desamor y ruptura –ese es el leitmotiv de la mayor parte del recorrido– que canibaliza a placer la “Garota de Ipanema” de Jobim & Moraes: complejos, al desván. Daddy Yankee inyecta su vibrante mood en “La santa” (“no te hagas la santa / el perreo te encanta”) y Nesi reina en el banger feminista “Yo perreo sola”.

Puro pop del siglo XXI y medalla de oro a un tsunami cultural que ha cambiado la percepción de la música global de hoy: eso es “YHLQMDLG”. Negar la evidencia es perder la batalla del presente. Juan Cervera 

01

Fiona Apple

Fetch The Bolt Cutters > Clean Slate-Epic-Sony

Casi todas las civilizaciones poseen una música que las identifica y que además acompaña las partes más importantes de la vida de sus habitantes. No se sabe bien si siempre procede de impulsos del cerebro o también tiene que ver con el corazón y el resto del cuerpo. Sea para llorar, rezar o divertirse, la música está presente desde antes de nacer –cuando el embrión ya recibe los latidos cardíacos de la madre– hasta después de morir. Y en casi todas las variantes, lo que la domestica o libera es el ritmo. La fuente de la vida. Desde que nuestro corazón empieza a latir hasta que, como decía Paddy McAloon, “life’s not complete ‘till your heart’s missed a beat”.

La misma percusión, solo que ejecutada desde lo visceral, lo atropellado y lo voluptuoso, es la protagonista del disco de Fiona Apple. Está por todas partes a modo de correa de transmisión, para que la autora se deje llevar en un ejercicio catártico y liberador. Se nutre básicamente del gran trabajo de Sebastian Steinberg y Amy Aileen Wood, aunque a menudo se incorporan Fiona y David Garza con batería, campanas, palmadas, etc., conjurándose entre todos para romper el corsé pop, aunque pervive la esencia primaria de los estilos nobles afroamericanos que colonizaron los musicales blancos entre 1940 y 1960 –esos mismos a los que McAloon es adicto– y quedaron reflejados en un homenaje a Cy Coleman donde ella estuvo presente. Y mientras Merrill Garbus en Tune-Yards mira a África, “Fetch The Bolt Cutters” apunta al jazz.

Pese a haberse esbozado el libro de estilo en el álbum anterior ocho años atrás, lo que aquí ha cambiado definitivamente es la actitud militante para enfatizar la necesidad de sentirse libre. Se percibe enseguida en la interpretación vocal, en la manera de modular cada sílaba para subrayar un mensaje con voluntad explícita de romper cadenas. Sentimos a través de su interpretación en “I Want You To Love Me” el deseo de vivir y ser amada superando el resentimiento (“I move with the trees in the breeze”) entre el remolino de piano y un redoble contundente hasta ese final con un solo vocal; la manera de entonar como una voz negra en “Rack Of His” y “Heavy Balloon”; la deliciosa descripción en “Ladies” de una conversación (“no love is like any other love”) con la otra amante de su ex-pareja; la apoteosis del amor en “Cosmonauts”; el ultraje en “For Her” (“you raped me in the same bed your daughter was born in”); el resentimiento en “Relay” (“I resent you present your life like a fucking propaganda brochure”) y la igualdad en “Drumset” (“now I understand you’re a human and you’ve got to lie; you’re a man, and you’ve got to get what you want when you want it, but so do I”). Y nos perdemos entre el folk y el free jazz mezclados de modo tan bastardo que se yerguen con una pureza inédita.

Las cimas, no obstante, se alcanzan cuando voz, texto y ritmo de pronto son sublimados gracias a un gran estribillo, sobre todo en el del tema titular consolidándose en un último tramo muy CocoRosie, hasta dejar que los ladridos de cuatro perros se adueñen de nuestros corazones. Y en el de “Under The Table”, cuando se rebela insumisa (“kick under the table all you want, I won’t shut up”).

Tras todo este aluvión emocional cuya densidad nos permitirá seguir porfiando entre sus secretos durante tiempo, en la última canción, “On I Go”, recibimos la sentencia inapelable. La necesidad de moverse. Para avanzar. David S. Mordoh

Fueron los mejores...

1986 Joe Jackson Big World / 1987 Prince Sign 'O' The Times / 1988 Public Enemy It Takes A Nation Of Millions To Hold Us Back / 1989 Pixies Doolittle / 1990 Jungle Brothers Done By The Forces Of Nature / 1991 Massive Attack Blue Lines / 1992 R.E.M. Automatic For The People / 1993 PJ Harvey Rid Of Me / 1994 Portishead Dummy / 1995 Tricky Maxinquaye / 1996 Sepultura Roots / Tortoise Millions Now Living Will Never Die / 1997 Spiritualized Ladies And Gentlemen We Are Floating In Space / 1998 Manu Chao Clandestino / 1999 The Flaming Lips The Soft Bulletin / 2000 The Magnetic Fields 69 Love Songs / 2001 Mogwai Rock Action / 2002 El-P Fantastic Damage / 2003 Robert Wyatt Cuckooland / 2004 Tom Waits Real Gone / 2005 M.I.A. Arular / 2006 Joanna Newsom Ys / 2007 Animal Collective Strawberry Jam / Panda Bear Person Pitch / 2008 Portishead Third / 2009 Animal Collective Merriweather Post Pavilion / 2010 Kanye West My Beautiful Dark Twisted Fantasy / 2011 PJ Harvey Let England Shake / 2012 Swans The Seer / 2013 Kanye West Yeezus / 2014 Sun Kil Moon Benji / 2015 Kendrick Lamar To Pimp A Butterfly / 2016 Nick Cave And The Bad Seeds Skeleton Tree / 2017 Kendrick Lamar DAMN. / 2018 Low Double Negative / 2019 FKA twigs MAGDALENE ∎

Compartir

Contenidos relacionados

Contenido exclusivo

Para poder leer el contenido tienes que estar registrado.
Regístrate y podrás acceder a 3 artículos gratis al mes.

Inicia sesión