“Mis canciones no son políticas. Antes me enfadaba mucho cuando decían que hacía música para lesbianas. Porque yo hago música, y que me gusten las mujeres es otra cosa. Pero ahora, con el paso del tiempo, veo que a la gente le ayuda que yo represente a un colectivo en concreto y que la música puede provocar un cambio. Entonces, puedo admitir la etiqueta de ‘música para lesbianas’, pero no quiero incluir mensajes políticos explícitos en mis canciones”, dice Jimena Amarillo. Representante de una nueva escena pop, esta jovencísima compositora valenciana de 22 años afincada en Madrid, deambula y merodea durante su encuentro con Rockdelux por entre las clásicas contradicciones propias de la juventud. Responsable a su corta de edad de dos discos y un EP, Amarillo siente muchas cosas. Y también las contrarias. Un síntoma de honestidad, al fin y al cabo.
Acumula casi medio millón de oyentes mensuales en la plataforma Spotify, pero apenas ha publicado una treintena de canciones. “Yo no pienso en números. No siento nada al leerlos. Solo siento el significado de lo que dices cuando estoy tocando en los conciertos y veo a la gente. Me gusta el tú a tú”, dice enseguida, casi interrumpiendo, porque prefiere quitarle importancia a casi todo lo que tiene que ver con el éxito. “Sí, es verdad, soy tímida”, afirma. ¿Tímida la autora de versos como “No habrá más besos en la boca / Paciencia me quedará poca / Después de todo, me he vuelto loca”?: “Tengo muchas caras. Triste, contenta, desquiciada. Mis relaciones amorosas suelen ser muy intensas. Tal cual se cuentan en mis discos. En la vida real, eso sí, soy una piedra. No digo nada. Sigo sin entender por qué escribo así y sigo sin entender de dónde sale. No hay personaje, te juro que soy yo. Pero solo puedo expresarme así en canciones. En persona hablo mucho, pero no hablo de esa manera”, reflexiona en voz alta, añadiendo algo que desvela cierto misterio de la creación, el porqué tantos autores al coger una guitarra se transforman. “Creo que cuando compones te confiesas, porque sabes que va a haber una persona ahí afuera que está sintiendo lo mismo que tú. Y por eso es más fácil decir cosas personales en las canciones que en la vida ‘real’. Empecé a hacer música para enseñarla en secreto a mis parejas o exnovias. Y así he continuado. Sigo el mismo método de escribir canciones que cuando tenía 18 años”, dice.
Tras una etapa autoeditando sus propios temas en la red, llegó su primer disco, “Cómo decirte, mi amor” (Mushroom Pillow, 2021), donde se incluía la canción “Cafeliko”, que se convirtió en éxito en redes. El sencillo tiene más de once millones de escuchas en Spotify. Su autora, en esta entrevista, reconoce “estar hasta el coño de ella, por eso la cambio tanto en los directos”. Este álbum ubicó a la compositora dentro de la nueva escena pop española junto a Aitana, Natalia Lacunza y Amaia.
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