Aunque por salir a finales de 2023 no entró en las listas del año de Rockdelux, este precioso libro de mesa no merece el olvido. Honra a
Johnny Cash (1932-2003), uno de los artistas más importantes del siglo XX, y lo hace decantándose por la imagen más que por la palabra, a pesar de su capcioso título:
“La vida en letras”.
Es un volumen cuidadosamente pensado para impresionar. Gráficamente impecable, con unas fotografías espectaculares, auténticos retratos históricos con el pedigrí de lo clásico, y un montón de letras manuscritas por el propio Cash, documentos impagables que se suman a una lista de cartas, notas, borradores, entradas de su diario personal, dibujos, curiosidades…
Es una obra que, desde la estética de una presentación apabullante, nos acerca didácticamente a la magnitud de uno de los compositores más trascendentales de la música norteamericana. Los pequeños textos que acompañan a tanto despliegue son simples complementos de situación, pinceladas que resumen muy condensadamente episodios significativos en la historia de Cash en los que se contextualiza una información pero no se profundiza demasiado en ella. Debidos a la firma de
John Carter Cash (el único hijo que tuvieron Johnny Cash y su segunda mujer y gran amor, June Carter Cash) y de
Mark Stielper (amigo, biógrafo, conferenciante e historiador de la familia Cash), el primero hace acotaciones más emocionales, con el foco puesto en la relación con su padre, y el segundo aporta elementos que realzan el significado de las canciones que, página a página, se van sucediendo como pruebas del valor de un autor verdaderamente grande marcado para siempre por el determinismo de la trágica muerte de su hermano mayor a la edad de 14 años cuando él tenía 12.
El libro antológico consta de 125 canciones escogidas entre las más de mil compuestas (no seiscientas, como se apunta en la cubierta interior) por Cash. Impresas en versión original, las letras no se acompañan de la correspondiente traducción al castellano por, precisamente, priorizar la presentación. Tal como se dice en la solapa:
“Por expreso deseo de los autores, y a fin de no alterar el diseño de la obra, la traducción de las canciones no se ofrece en páginas enfrentadas. El lector puede acceder a la traducción de las letras a través de un QR habilitado para tal fin junto al título de cada canción”. Bien, es un recurso apañado y ágil para no sobrecargar las páginas o para no restar brillo al despliegue de imágenes, pero –apunto– quizá se podría haber encontrado una solución intermedia en un anexo final con un cuerpo de letra menor. Al habla con Julián Viñuales, responsable editorial de Libros del Kultrum:
“No se le ha permitido a ningún otro editor traducir las letras de Johnny Cash en ningún otro país. Esta es la única edición que lleva la traducción (visada y autorizada) por John Carter Cash. No consintieron, ni siquiera, que se les mostrara cómo quedaría en un apéndice o a pie de página. Lo peleamos durante meses y no dio su brazo a torcer. Al final, se me ocurrió este pequeño apaño y mordieron el anzuelo. Una faena, sí; pero mejor que nada, la verdad...”, me informa. La traducción, por cierto, es de Miquel Izquierdo.
En el volumen se incide en el peculiar carácter de Cash, pionero del country para todos los públicos –con éxito o sin él– que, en una pirueta estilística inaudita, quizá quiso ser, y de hecho lo fue, primero narrador y después cantante… pero de góspel, y con alma folk y espíritu rockabilly. Porque Cash es un estilo en sí mismo, una zona personalizada que él construyó desde su iniciática base rockera en Sun Records (que solo duró tres años) y que supo extender con su inmediato trasvase a Columbia en 1958 con un despliegue de álbumes más o menos conceptuales en contra de lo que la discográfica esperaba de él cuando lo fichó.
Su compromiso artístico, su porte legendario, su voz profunda, sus conciertos carcelarios, su drogodependencia, su cristianismo, el peso trascendental de “I Walk The Line”, “Ring Of Fire” y “Man In Black” en su trayectoria, su papel referencial como estrella de la televisión, su filantropismo, su redención inesperada de la mano de Rick Rubin y sus “American Recordings”, su despedida con el tema “The Man Comes Around” antes de morir… Se suele recurrir al tópico de utilizar la frase “más grande que la vida” para calificar la magnitud de según qué obras relevantes. Pero es difícil dar con vidas más grandes que la que vivió Johnny Cash. Este libro se aproxima a ella con un cierto tono panegírico que ensalza sus virtudes, que fueron muchas. Pero no es en el texto –dividido en ocho capítulos a modo de fragmentado menú degustación de unos episodios que, ampliados y narrados épicamente, casi podrían ser bíblicos– donde encontramos lo más relevante de este tomo. Sí en el resolutivo diseño gráfico y en las deslumbrantes imágenes, que enriquecen el aura Cash, que sigue siendo, dos décadas después de su muerte, inmarchitable. ∎