Badalamenti ha compuesto excelentes bandas sonoras para filmes medianos. En
“Hombres marcados” (“Weeds”, 1987), un drama carcelario de John Hancock con Nick Nolte, se movió entre un pop ornamentado y las influencias de Mahler y Wagner. En
“Los hombres duros no bailan” (“Tough Guys Don’t Dance”, 1987), la curiosa pero vacilante experiencia de Norman Mailer como director, construyó un mundo sonoro similar al de “Terciopelo azul”, con presencia de Isabella Rossellini incluida. Para
“Un toque de infidelidad” (“Cousins”, 1989), discreta comedia de Joel Schumacher, de nuevo con Isabella, mezcló con acierto el swing, la música de cámara, Kurt Weill y el festivo estilo
hollywoodiense. En
“Espera a la primavera, Bandini” (“Wait Until Spring, Bandini”, 1989), de Dominique Deauddere, trabajó mano a mano con Paolo Conte. Pero en
“El placer de los extraños” (“The Comfort Of Strangers”, 1990), turbador filme de Paul Schrader, música e imágenes sí adquirían modélica sintonía. Sigue siendo uno de sus mejores trabajos, con cierto regusto a Nino Rota.
“Me gusta mucho lo dulce y lo amargo, por ello me gusta Rota. Nunca asociaría ‘El placer de los extraños’ con él, pero sí que hay un tema que lo recuerda. Schrader quería una música de influencias turcas, como un arabesco. Pero para el tema principal necesitaba una música potente, de influencia italiana, casi como un aria”.
Su última gran empresa ha sido ponerle música a algunos pasajes de la ceremonia inaugural de los JJOO. Dos proyectos que han cuajado y otro que no:
“Lo primero que me encargaron fue musicar el encendido de la llama olímpica, algo con lo que sueña cualquier compositor. Es un acontecimiento muy importante y no puedes componer algo simplemente bueno, tiene que ser especial. Tenía una cita con un escritor con el que estoy preparando una pieza para Broadway. Me estaba duchando. De repente me vino la melodía, salí de la ducha en toalla, me fui al piano mojándolo todo y compuse la música de la llama en ese momento. El escritor estaba entonces llamando a mi puerta y fue el primero en oír el tema olímpico. El segundo proyecto no salió en la ducha, me costó mucho escribirlo. Manuel (Huerga, responsable de las ceremonias de inauguración y clausura)
me lo pidió para la parte dedicada al 25 aniversario de las Olimpiadas modernas. Tenía que ser algo muy sofisticado, con un momento de transición y una música tipo el ‘Bolero’ de Ravel. Después, cada cinco segundos, llega un momento álgido que se corresponde con cada año de las Olimpiadas”. Lo que no cuajó fue la pieza titulada “Friends For Life”, el lema de los Juegos, una canción bella y emocionante escrita con David Lynch para ser cantada por José Carreras:
“La compusimos como un gran himno, en el estilo y tono de Carreras, que siempre me ha gustado mucho. Pero los que decidían se asustaron con esta canción, les pareció algo demasiado distinto”. El tema, finalmente, lo ha compuesto Andrew Lloyd Webber y lo cantan Carreras y Sarah Brightman.
“Pero Carreras grabará nuestra canción”.
Badalamenti, que se muestra absolutamente fascinado por la película sobre “Twin Peaks”, para la que ha escrito de nuevo toda la música, tiene su cartera mágica llena de proyectos:
“En breve voy a publicar un disco con música mía desligada del cine o la televisión. Ahora estoy preparando un musical para Broadway sobre la figura de Milton Berle. En la próxima película de David, ‘One Saliva Bubble’, con Steve Martin y Martin Short, haré una intervención jugando al golf. Y Julee Cruise nos está esperando para grabar su segundo álbum; ya están escritas las canciones, pero no tenemos tiempo libre”. ∎