Contenido exclusivo

Para poder leer el contenido tienes que estar registrado.
Regístrate y podrás acceder a 3 artículos gratis al mes.

Inicia sesión
Awwz.
Awwz.

Informe

“No sabemos cuántos proyectos van a superar esto”: ser DJ en un mundo sin clubes

2020 ya queda atrás, pero de momento no parece llevarse consigo la situación límite en la que está paralizada la cultura de club, estigmatizada por las autoridades y marginada por el resto de agentes culturales. Hablamos con una docena de DJ’s sobre cómo han vivido un año en el que ni siquiera han podido plantearse adaptar su profesión a los nuevos tiempos.

07. 01. 2021

Hay una escena de “Trainspotting” (Danny Boyle, 1996) en la que Mark Renton, el personaje que interpreta Ewan McGregor, se aleja de la pista de baile y, como si de repente viera su propia realidad desde fuera, empieza a pensar en alto: “Diane tenía razón. El mundo está cambiando, la música está cambiando, las drogas están cambiando; incluso los hombres y las mujeres están cambiando”. Se lo cuestiona todo, hasta el mundo en sí mismo, menos lo que está haciendo en ese momento. El ritual de juntarse con desconocidos en un club para escuchar y bailar música (incluso aunque la música cambie) no se negocia, como si fuera algo ligado necesariamente a la existencia humana. Simplemente pasa porque tiene que pasar.

Pero llegó 2020. Andábamos a vueltas con la cultura de la cancelación y, cuando nos quisimos dar cuenta, resulta que se nos había cancelado el año entero. Eso incluía los clubes y, lo que es más importante, todo lo que pasaba dentro. Y en esas seguimos.

“El club es donde se vive la música de las ciudades, es un espacio de conexión entre artistas, un lugar donde se ve realmente lo que escucha la gente y donde se introducen los sonidos más nuevos”, define Rocío de CHICA Gang, colectivo que en 2020 tenía que haber pasado por el festival Tomorrowland. “Es un punto de evasión donde se forma un diálogo increíble entre lo conocido y lo desconocido. Un espacio donde se va a disfrutar y siempre nos acaba aportando experiencias y conocimientos nuevos”, añade la barcelonesa Hello Sasy. Ellas son solo dos de las DJs que se han visto sepultadas por el efecto dominó del 2020: apagada la música, nadie se acuerda de quién tenía que ponerla.

Hello Sasy. Foto: Laura Vifer
Hello Sasy. Foto: Laura Vifer

Si el sector de la cultura se ha encontrado especialmente desprotegido durante los últimos meses, los clubes y, como consecuencia, los y las DJs han sufrido un agravio todavía mayor. Están al final de una cola que a estas alturas ni siquiera parece avanzar. “Tenía cerrados proyectos que me hacían muy feliz, pero se quedaron en nada, pasaba el tiempo y escaseaba la información de en qué punto estábamos, parecía que no había ninguna alternativa para no sentirnos desamparados”, explica La Diabla, residente de Suave, una de las fiestas más populares del barcelonés Razzmatazz.

“Antes ya era un mundo muy precario, incluso veía lejano poder vivir de ello con estabilidad. Ahora ni siquiera tenemos eso, ha quedado excluido totalmente”, reclama Albal, también componente de CHICA Gang. En esa misma línea va el discurso de su compañera Rocío: “Es una sensación de invisibilidad e incertidumbre absoluta, nos hemos visto completamente eliminadas de la conversación, no hemos recibido ningún tipo de apoyo o ayuda. Básicamente, la vida que teníamos y nuestro proyecto se va desdibujando porque no tenemos manera de continuarlo fuera del club”.

“La vida que teníamos y nuestro proyecto se va desdibujando porque no tenemos manera de continuarlo fuera del club”
En realidad, da la sensación de que el clubbing y todas las actividades que giran alrededor de ese universo han quedado excluidas incluso de las reclamaciones y reivindicaciones orquestadas desde el mundo de la cultura; como si, en el mejor de los casos, lo suyo fuera cultura de segunda. “El discurso que se ha dado ha ido más en una dirección de apoyar los conciertos antes que los clubes. Si se hubiera hecho este movimiento apoyando ambos sectores, quizá se podría haber llegado más lejos. Supongo que algún día se terminará de entender que estar en un club no únicamente implica estar de fiesta, opina el madrileño Miqui Brightside, asiduo de CHA CHÁ The Club.

Mucha gente del sector no da valor cultural a la figura de la DJ, ya que no la ve como creadora. No se aprecia el hecho de escoger música de otros, mezclarla a tu gusto, generar un ambiente determinado y hacer que la peña se mueva, grite y no piense, solo baile. Casi me he sentido más representada por las reivindicaciones del sector hostelero”, suma Brava, DJ residente del Dabadaba donostiarra.

Miqui Brightside. Foto: Dani Yellow
Miqui Brightside. Foto: Dani Yellow
“El paraguas alegal que sustentaba la estructura del gremio al final se ha roto y se nos ha caído el chaparrón encima. En un momento tan delicado como este, teniendo en cuenta que muchas vivíamos de la música y ha tocado fuerte, es obvio que la situación ha dejado marca. No sabemos cuántos proyectos van a superar esta crisis”, expone Ikram Bouloum sobre un tejido gremial al que la pandemia ha cogido todavía en pleno proceso de profesionalización.

Además, sugiere que “se necesita de una reforma del sector con la finalidad de volverlo sostenible. Revisar cuáles son los pilares que lo sostienen y cuáles son los motores”. Awwz, por su parte, cree que “está claro que debemos enfocarnos y defender nuestros derechos, que han quedado relegados a un segundo plano”.

La búsqueda de un plan B durante estos meses no ha sido fácil. En el rastreo de nuevas vías para canalizar su actividad más allá de su hábitat natural han terminado, a menudo, chocando contra un muro. “Buscar alternativas para seguir estando presentes se nos ha complicado mucho por el tema de la ley de copyright que implantó la Unión Europea en 2019. No podemos estar en Spotify, no podemos hacer directos por Twitch o YouTube porque te silencian el audio...”, recapitula Flaca, tercera fundadora de CHICA Gang, mientras que La Diabla recuerda que “con ‘mixes’ para Soundcloud no se le paga a la casera”.

Flaca.
Flaca.
Desechados los sustitutivos antes casi de ser testados, puede extraerse al menos una moraleja de toda esta situación: la revalorización del clubbing como experiencia real y puramente física, de piel contra piel, en tiempos de pantallas. “Alguien que pincha se alimenta del ‘feedback’ de la peña, del calor, del baile, del sudor… de esa puta emoción”, señala Brava, que también se pone en el lado del público: “Esas mariposas en el estómago antes de salir, esos nervios con las amigas cuando notas que vas a quemar la puta noche. Conocer gente, cantar, perrear, agarrarte, conectar en un entorno oscuro exclusivo para bailar. Necesitamos tanto esa libertad”.

Spirit Disco, fundador y DJ residente de Voodoo Club, epicentro de los sonidos de raíz africana en Barcelona, defiende que “en un mundo digital, ir de discotecas es probablemente la forma más cómoda y funcional de conocer gente hoy en día. La fiesta es casi el único ritual primitivo que queda en estos tiempos contemporáneos”. “Hay una necesidad muy grande de relacionarse que lleva meses gestándose y eso demuestra que el encontrarse cuerpo a cuerpo produce una química diferente a la que puede surgir de lo virtual”, remata Bouloum, que en septiembre participó en la edición virtual de Sónar 2020.

A pesar de todo, después de prácticamente un año en el que no han podido ejercer un trabajo que a efectos legales es como si no existiera, Miqui Brightside tiene claro que “el ‘clubbing’ es una experiencia muy, muy bonita que volverá”, Hello Sasy cree que “la escena va a salir reforzadísima” y La Diabla vaticina que “vamos a vivir en nuestras propias carnes el baile de San Vito cuando los clubes abran”.

En esa especie de efecto rebote es en el que también confía Bouloum, que asegura que hablamos de algo “tan inherente y ancestral” que, “cuando vuelvan a abrir los clubes, todas volveremos a bailar”. Al tiempo, propone aprovechar este parón para “preguntarnos qué sucedía en la pista de baile: si nos cuidábamos suficientemente las unas a las otras, qué era lo primordial y a qué íbamos”.

“Un año sin clubes significa un año en el que el tejido social de las ciudades se ve gravemente afectado”
Unas y otros son víctimas directas de esta nueva realidad sin clubes, pero Bouloum advierte que “el público forma parte de la red y, como tal, también ha perdido”. Teniendo en cuenta el origen de la cultura de club, ligado decisivamente a movimientos en los márgenes y minorías que hicieron del baile algo político, el perjuicio acumulado durante estos meses no solo debe cuantificarse a nivel económico o cultural, sino también social.

Arnau Obiols, habitual de Nitsa Club en Barcelona, recalca que “en la pista se mezcla la gente con el único afán de bailar, independientemente de su estatus y poder adquisitivo. Representa un espacio integrador en el que todo el mundo puede sentirse seguro y libre. Es importante el espíritu combativo de los clubes y más hoy en día viviendo en una sociedad donde impera el populismo y la intolerancia. Un año sin clubes significa un año en el que el tejido social de las ciudades se ve gravemente afectado”. Albal, desde su experiencia en un colectivo que ha peleado activamente por una pista de baile segura e inclusiva, coincide en subrayar el valor del club como reflejo de toda la variedad de personas y estilos que convergen en una ciudad”.

ISAbella.
ISAbella.
Descartado un futuro desligado de un impulso tan elemental como el baile, la única duda es cuándo bailaremos… y qué bailaremos para entonces. Quizá, como decía Mark Renton en “Trainspotting”, la música esté cambiando mientras los clubes permanecen cerrados. “Como no vamos a los clubes, puede haber un cambio en la esencia del estilo de la música de club; nosotros nos alimentamos por lo que vivimos pinchando en estos espacios”, reflexiona ISAbella, DJ colombiana asentada en Barcelona y cofundadora del sello MARICAS que debutó el pasado septiembre con “AUDIO EXOTICA EP” (2020).

En cualquier caso, pese a que los grandes cambios en la sociedad suelen afectar de alguna manera u otra”, extrae una conclusión positiva de este período de abstinencia forzosa del clubbing: “La gente tiene mucho más tiempo para concentrarse e ir al estudio a producir”. Siguen acumulándose, de momento, la nueva música y la ganas de bailarla. ∎

Los himnos de club que no estamos bailando

Albal: Aggromance - “ST4RT TH3 D4NC3” (Lokane x Prodigy)  ▶︎ 
Arnau Obiols: Axel Boman - “Eyes Of My Mind” ▶︎
Awwz: SNØW feat. Serocee - “Move & Breathe”  ▶︎
Brava: J.O.H.A. x Don Peligro - “NO TOY PA ESO”  ▶︎

Flaca: Bad Gyal feat. Juanka - “Blin Blin” ▶︎
Hello Sasy: Haraca Kiko x El Cherry Scom - “Shakata” ▶︎
Ikram Bouloum: HABIBIBOI - “Brick Dance” ▶︎
ISAbella: Luca Lozano - “2UBU” (misty nostalgia mix) ▶︎

La Diabla: Abhir Hathi - “Idioma” ▶︎
Miqui Brightside: Caribou - “Never Come Back” (Floating Points Remix) ▶︎
Rocío: Charli XCX - “forever” ▶︎
Spirit Disco: Victony - “Jó Riddim” ▶︎

Contenidos relacionados