ROCKDELUX 352

Julio-Agosto 2016
84 JULIO-AGOSTO 2016 RDL 352Al igual que el filme para el que compusieron el soundtrack, “The Duke Of Burgundy” (Peter Strickland, 2014), aún inédito en España, Cat’s Eyes siguen siendo una rareza conocida por pocos. Ni siquiera que uno de ellos sea Faris Badwan, cantante de The Horrors, ha acercado sus canciones a más gente. Pero lo que está claro es que tanto él como la otra mitad del dúo, y su actual pareja, la soprano canadiense Rachel Zeffira, quieren que se les tome más en serio y no como un proyecto paralelo. “Es un término un poco estúpido y despectivo porque sugiere que importa menos”, sentencia él. Su novia remata: “Y, en todo caso, lo será para él. La gente lo dice porque sabe que está en The Horrors. No me gusta porque me he gastado todos los ahorros de una vida y cinco años de trabajo para hacer un álbum. Nadie quiere que su música se describa así, ni The Last Shadow Puppets”.Se refiere a “Treasure House” (Kobalt-Popstock!, 2016), un segundo disco que llega cinco años después del debut y en el que, de nuevo, obvian toda idea preconcebida que se pueda tener de ambos para ofrecer un producto que va de los girl groups de los sesenta al dream pop, del surf rock al yeyé. Que vengan de perfiles distintos facilita las cosas y añade toques de riqueza a su sonido. “No tenemos que transigir. El área que yo domino es distinta a la suya, así que algo que es muy importante para él no lo será tanto para mí y viceversa. Si hay algo que me gusta, él no lo va a cambiar. Hay un equilibrio”, relata Zeffira. También es positivo que sean pareja. “Ayuda en el estudio porque tenemos una relación tan próxima que permite comunicarnos con facilidad. Sabes lo que le agrada a la otra persona. Pienso: ‘A Faris no le gustará esto’”, dice la soprano. “Cuando escribo una canción siempre imagino lo que va a opinar sobre ella”, completa Faris. Y, aunque él insiste en que su relación y su vida tienen mucho que ver con las letras que escriben, “influyen como cualquier otra cosa porque al final lo que queremos es que nuestras canciones tengan una conexión emocional genuina”.Y aquí es donde entra su pasión por las bandas sonoras en general y Nino Rota, en particular. “Su música y la mía son completamente distintas, pero es muy importante para mí. Me gusta su enfoque en la composición”, explica Rachel, y Faris añade: “Sí, y su aspecto emotivo”. “Él creía que la música tenía que vincularse directamente con el alma y que es una forma de honestidad. Si no eres genuino y honesto cuando compones, esta no perdurará. La suya lo ha hecho más que la de sus coetáneos, que en ese momento intentaban ser intelectuales con un estilo académico y vanguardista. Era de mal gusto presentarla como algo sentimental, bello y emocional, como él lo hacía; se lo tomaban como un chiste, pero ahora es un referente”, elabora ella.Siguiendo con las bandas sonoras de cine, Rachel recuerda que recientemente fueron a ver a Morricone en Londres. “Hasta en filmes menores como ‘La misión’ consiguió grandes resultados. Esa partitura es la razón por la que toco el oboe”, admite la cantante. Sobre sus hábitos de consumo, él dice: “Hacemos como casi todo el mundo, parte en casa y parte en el cine; de hecho, últimamente hemos visto películas geniales como ‘Langosta’, ‘Mustang’ o ‘La juventud’”. Con “The Duke Of Burgundy” empezaron tan pronto leyeron el guion. “Lo primero que hice fue ir al piano a componer un tema para cada personaje”, comenta Zeffira. “Desde que lo leímos vimos claro cómo iba a ser la película”, interpela su compañero. “Sí, pero el proceso evolucionaba constantemente, aunque nos mantenía involucrados. Cuando le mandamos los temas para los personajes, los insectos o las casas, Peter (Strickland, el director) nos daba fotos de las localizaciones. Eso cambió la música hasta el final”. Del mismo modo que para la puesta de largo de Cat’s Eyes actuaron en una misa en el Vaticano frente a cardenales de alto rango, para la presentación de “Treasure House” el dúo ideó una treta aún más loca: se colaron en el Buckingham Palace para interpretar uno de sus nuevos temas como si fuese música renacentista. “Fue muchísimo más difícil. Había tantos obstáculos, tantas cosas que podrían haber salido mal... fue un plan muy complicado y sofisticado. Solo nosotros dos sabíamos qué hacíamos en realidad; el resto del equipo pensaba que era una interpretación sorpresa para un embajador”, explica detalladamente Rachel. Quizá eso la haya marcado para su próximo álbum en solitario. Tras un estreno en largo en el que se acercó al pop y hasta versionó a My Bloody Valentine, ahora contempla volver a la música clásica porque “la echo de menos”. Por su parte, Faris, que ha amansado (no premeditadamente) su registro en “Treasure House”, revela que el regreso a The Horrors es inminente. “Empezamos a grabar este mes de julio. La gente habla de retrasos, pero se pueden combinar ambos proyectos”. nCAT’S EYESEMOCIONALMENTE CONECTADOS De la unión de un niño mimado del indie rock británico, Faris Badwan (The Horrors), y la soprano y multiinstrumentista canadiense Rachel Zeffira surge Cat’s Eyes, con un segundo disco, estimulante y ecléctico, que esquiva ideas preconcebidas. Su música cinematográfica también se puede escuchar en el filme erótico de culto “The Duke Of Burgundy”, al que contribuyeron con la banda sonora. Por ÁLVARO GARCÍA MONTOLIURachel y Faris, pulverizando expectativas.