En lo referente a los básicos, la camiseta como valla donde exponer los facts sigue el camino que ya abanderó Kim Gordon en los 80. Bad Bunny se lleva otro número 1 con la que vistió durante su actuación en el The Tonight Show de Jimmy Fallon en la que se leía “Mataron a Alexa, no a un hombre con falda”; visibilizando el maltrato que recibió en los medios el asesinato de la puertorriqueña Alexa Luciano. Con la ayuda de su estilista Storm Pablo, Benito ha pasado a incorporar las faldas y los vestidos en su vestuario habitual. También se atrevió a draggearse de mujer, con mayor o menor acierto, en el videoclip de “Yo perreo sola” con unos looks creados por Chloe y Chenelle Delgadillo, que también han trabajado para Paris Hilton. En este auge de las nuevas masculinidades no solo deben llenarse la boca con palabras –esto ya lo hacían las viejas–, parece que también deben ampliar el armario.

Otros ejemplos de la filia por el estereotipo de “lo femenino” en este 2020 son el combo formado por Harry Styles y su estilista Harry Lambert, siendo el primer artista masculino en ocupar en solitario la portada de ‘Vogue’ en Estados Unidos y un asiduo de los kilts de Comme des Garçons o los vestidos de Alessandro Michele. Al que no le hace falta apartar los pantalones es a Lil Nas X, que, con las premisas de Hodo Musa, sería la envidia de Prince y un sujeto retratable por Robert Mapplethorpe. Resquebrajando los clichés del macho rap desde su ascenso con “Old Town Road” –y, por qué no, también del macho cowboy–, vistió un look total pink de Versace para la última gala de los Grammys. Algo que, por supuesto, ya había hecho antes la icónica Lil’ Kim.

Pero si hay un pódium para el “nuevo masculino” no será para la boy band surcoreana BTS. Se lo lleva el estilizado bigote de Dorian Electra y su look flamboyant, que continúa tomando sensacionales ramificaciones en los videoclips de presentación de su último disco, “My Agenda” (2020); sea con un disfraz de Joker –hay que reírse siempre y de lo masculino también– en “Edgelord”, a lo white trash en “Sorry Bro (I Love You)” o reivindicando la estética emo en “Guyliner” como vía para explorar el maquillaje masculino de las generaciones de los 2000. Puede parecer drag, ¡y lo es!

Tampoco podemos obviar que la herencia drag está en el ADN de estilistas como Brett Alan Nelson, colaborador de Doja Cat, que viene de la comunidad LGTBQI+ de Los Ángeles y cita como referente el “The Rocky Horror Picture Show”. Los looks de las nuevas divas como Megan Thee Stallion tienen el orgullo de estríper propulsado por Cardi B y su aliado Kollin Carter, con conjuntos a juego sacados de los mejores clubes de Las Vegas; pero si los miramos con distancia, tampoco desentonarían en el reparto de “Hedwig And The Angry Inch”. Lo suyo es un cosplay de lujo que cuaja con sus formas esculpidas en 3D. Hacen corpórea la fantasía del avatar digital en un momento en que los artistas se materializan en el mundo online –con las actuaciones de 100 gecs en Minecraft o Travis Scott en Fornite–; y las marcas crean sus propios videojuegos, véase el “Afterworld: The Age Of Tomorrow” de Balenciaga o el “Collina Land” de Collina Strada. Por no hablar de los desfiles y sesiones de fotos que han desarrollado vía Twitch, FaceTime o Zoom, donde también nos conectábamos para asistir a Club Quarantine. Sin poder salir a bailar, elegimos atuendo en la app Club Cooee para asistir a otra edición de NeuroXcape, la alternativa para proyectar nuestros cuerpos en la fiesta. Vestirnos digitalmente también es vestirnos.

La libertad que da poder generar de nuevo tu físico y atuendo en la red la han tomado artistas como Arca en su puesta en escena, adaptando arquetipos que trascienden lo humano, como en su colaboración para Frederik Hayman, donde auspicia un nuevo nacimiento, como la Venus de Botticelli. El estilismo, a cargo de Natacha Voranger, juega con la ilusión de desnudez de los tonos nude y la opacidad del látex, cuestionando qué es piel orgánica, qué es piel sintética y qué son tejidos quirúrgicos. ¿El mejor complemento para este outfit? Añadir una o varias prótesis a modo de extensión de los sentidos y de las capacidades.

Otro sector de la moda que también se ha visto propiciado por este afán de superación –y nuestros accidentados trainings en casa– ha sido el fitness, capturado en el videoclip “Let’s Get Physical Work Out” de Dua Lipa y en “Togetherness”, la colaboración audiovisual de Natalia Dołgowska con Reebok, que incorpora el cameo de DJ Hell y su canción “Copa”. Otra tendencia cíclica heredada de “Call On Me” de Eric Prydz o “Fade” de Kanye West y que se ha visto revitalizada por nuestra urgencia de movilidad.

En los artistas musicales hemos visto pocas colecciones de pijamas, pero sí mucho streetwear que deberíamos sustituir por la categoría stay home, de la que Pharrell ha sido el maestro con su línea de básicos para Adidas. El idilio de marcas urbanas con los raperos ha continuado, sobre todo en la producción de zapatillas como las Air Jordan 1 Retro High OG de J Balvin, las Nike SB Dunk Low de Travis Scott, las Crocs customizables customizables de Bad Bunny o el binomio Drake y Nike en la colección NOCTA, que en su campaña replica la imagen gueto del videoclip “Stress” de Justice.

También la alta costura ha tenido en cuenta a los músicos de cabecera: si el año pasado The Carters entraron al Louvre para su videoclip de “APESHIT”, esta temporada es Cardi B quien cubre toda la fachada del museo parisino, reclutada por Demna Gvasalia en la nueva campaña de Balenciaga. Otra colaboración que se ha dado –dos décadas más tarde de su aparición en los Grammy con su ya mítico vestido selvático– es la de la artista JLo protagonizando la última colección de Versace. Mientras, la otra firma mítica italiana, Gucci, recupera a Iggy Pop, A$AP Rocky –un rapero nada ajeno a la sastrería– y Tyler, The Creator para su campaña menos polémica de este 2020 –guiño a su miniserie–. El mundo como lo conocíamos hasta ahora se va al garete, pero las tendencias continúan. ¡Y que siga la música! ∎