“The Beatles: Get Back”: los instantes finales.
“The Beatles: Get Back”: los instantes finales.

Disney +

“The Beatles: Get Back”: los Fab Four como nunca los habías visto

El pasado 25 de noviembre “The Beatles: Get Back” asaltó en exclusiva las góndolas del catálogo de Disney+ ensalzado como el mayor acontecimiento del año en lo que a documentales musicales se refiere. La docuserie de tres partes dirigida por Peter Jackson te zambulle en las históricas sesiones de grabación que debían alumbrar un álbum en directo y propiciar la grabación de un especial para TV y que germinarían en el último concierto y el álbum final del cuarteto de Liverpool, “Let It Be”.

Por RDL

01. 12. 2021

En 1969, The Beatles andaban desorientados. La muerte de su mánager Brian Epstein los había dejado sin tutelaje paternal, divagando en lo que sería su fase final como templo pop del siglo XX. Tres ejercicios alejados de los escenarios parecía algo excesivo tras protagonizar el más vertiginoso paso de una banda rock por esa década trascendental para la fisonomía de la música popular que fueron los 60. Tras un nuevo retiro en la India, y pasar página a su etapa psicodélica con la publicación, en 1968, de su disco homónimo (conocido también como el “Álbum Blanco”), Paul McCartney, John Lennon, George Harrison y Ringo Starr deciden reunirse de nuevo para preparar su vuelta al ruedo ideando un cancionero para un disco que presentarán en directo acompañado de una grabación para televisión por definir. De forma sorprendente, permiten al cineasta Michael Lindsay-Hogg capturar ese proceso durante las 22 jornadas de ensayos y fulgor. Todo dispuesto sin barreras a los documentalistas, ni tan siquiera edificando refugios para que las cuatro estrellas eviten los micros y las cámaras que los intimidan a todas horas como si se tratara de la avanzadilla de un reality. Tres semanas de ardua preparación que terminarían alumbrando un nuevo álbum –“Let It Be”, que se acabó editando en mayo de 1970, un mes después del anuncio de la disolución de la banda–, más la mitad de otro –el previo “Abbey Road” (1969)–, una última actuación icónica y el documental de Lindsay-Hogg, erigido en crónica de la desintegración de la banda: “Let It Be” (1970).

A través del numeroso material registrado por Lindsay-Hogg para la elaboración de esa obra, Peter Jackson ha preparado “The Beatles: Get Back” (2021) para Disney+, enfrascándose en una mastodóntica revisitación de esas jornadas: las capitulaciones, las chispas de genialidad, la camaradería contagiosa, sus giros imprevistos con desenlace para las páginas de la historia de la música popular y, en definitiva, toda esa memoria musical salida de esos encierros desvelados ahora al ojo público sin velos, y sin apenas edits.

Peter Jackson, fan ilustre y concienzudo archivista.
Peter Jackson, fan ilustre y concienzudo archivista.

Como si del found footage de su vida se tratara, el director de la trilogía “El señor de los anillos” indagó desde 2017, momento en que entra en contacto con el proyecto como ferviente fan de la banda inglesa, en 60 horas de filmación y 150 horas de sonido que habían permanecido criando ácaros desde hacía medio siglo. La gesta se desenvuelve en un mayúsculo trabajo de investigación, edición y restauración –el cineasta neozelandés adoptó la misma técnica empleada en su documental sobre la Primera Guerra Mundial “Ellos no envejecerán” (2018)– hasta completar las casi ocho horas de metraje, divididas en tres partes para evitar la indigestión del espectador. La primera de estas incluye el deambular desorientado de la banda al llegar al frío y abismal Twickenham, un plató donde debía materializarse la grabación televisiva. Un primer bloque que se podría bautizar como la “Historia de un matrimonio” (Noah Baumbach, 2019) de los Fab Four; sus evidentes roces como preámbulo a ese final inexorable, terminando con la espantada de George Harrison.

La segunda parte se centra en la reconciliación con George, tras su regreso de Liverpool, y en la salida del embrollo creativo en el que el grupo parecía atrapado en las primeras horas de esta serie documental. La banda se muda a un estudio más pequeño y acogedor en los bajos de Apple Corps. Es ahí donde empiezan a recuperar el fluir orgánico entre ellos, y lo que los propulsa creativamente de forma ya irremediable. En poco tiempo, con el cambio de escenario, y limando las asperezas entre sus egos, pasan de andar desnortados y presionados por el tiempo que se les echa encima, sin un cancionero claro que exponer, a regurgitar mediante esos brotes de genialidad y la compenetración natural de sus cuatro talentos.

Un instante para la historia: la actuación de The Beatles en la azotea de Savile Row.
Un instante para la historia: la actuación de The Beatles en la azotea de Savile Row.

Por último, el tercer bloque presta atención a las últimas jornadas de grabación y ensayo, y, especialmente, a la mítica última actuación pública de la banda en la azotea de Savile Row –impagable presenciar cómo se le ilumina la cara a McCartney cuando alguien le sugiere llevar a cabo el concierto unas plantas más arriba–. Un marco insólito para una actuación memorable que Jackson aborda imprimiéndole cierta tensión y humor, con esa pantalla partida que recoge los avances de la policía pidiendo el cese de la hostilidad sónica, así como las divertidas reacciones de los viandantes sorprendidos por el sonido eterno salido de la silueta de esa azotea.

Estamos así ante un valioso documento arqueológico que posibilita sumergirse por primera vez en el foso de esas jornadas decisivas para el devenir de la banda y la cristalización de sus dos últimos discos. Un pase VIP para entender las dinámicas de la banda, sus estrecheces y fisuras, el flujo creativo que la agigantaba y que la frenaba, su lucha de egos y las diferentes personalidades que la definían: un Paul tomando las riendas tras el distanciamiento de John, este refrenado en un segundo plano hasta que el calor del estudio y su juguete predilecto le devuelven la energía, el sarcasmo y la pasión, un Ringo impávido (apenas sin voz pero vital con su silencio cómplice para el correcto funcionamiento del grupo), y un George atacado e irritable por ver su talento en expansión ensombrecido por el tándem creativo principal. Sin olvidar el desfile de personalidades que se cruzan en este entre bastidores de privilegio. Billy Preston al piano eléctrico, compitiendo como el “quinto beatle” con la figura omnipresente, silenciosa pero intrusiva, de Yoko Ono. Otros ilustres que se pasean por el estudio de grabación son el técnico de sonido Glyn Johns (queda evidente el papel predominante de este en la calidad y el ajuste del sonido), el productor George Martin, un jovencísimo Alan Parsons, un incómodo Peter Sellers, las respectivas novias de Paul (Linda Eastman), George (Pattie Boyd), Ringo (Maureen Cox) y familiares de estos, el propio Michael Lindsay-Hogg y su equipo...

En definitiva, “The Beatles: Get Back” es un documento que ilustra un capítulo decisivo en la historia de la música pop. Radiografía de una grandiosa banda en descomposición en un momento trascendental para la toma de decisiones personales supeditadas a lo artístico. ∎

Muchas imágenes desveladas, un archivo documental histórico.
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