Bajo
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Es uno de los mejores temas del dúo formado por Bobby Gillespie y Jehnny Beth y exhibe la historia común (es una ficción aplicable a muchas realidades) de un matrimonio que languidece. Una catarsis, con aires de southern soul y cuerdas evocadoras del Philadelphia Sound, que podría ser, precisamente, un grito primario por parte de él –“… I don't even love you anymore”– y uno de esperanza por parte de ella –“… we love on and on”–. Miguel Tébar A.
Resulta inevitable referirse a su correspondiente videoclip para hablar de este trepidante tema. Comienza con Cardi B hincando su tacón sobre los genitales de una escultura masculina situada en una tumba con la inscripción “RIP 2020”. Con este gesto, la neoyorquina de origen dominicano, parafraseando la defensa de Madrid en la Guerra Civil, parece querer decir que 2021 será la tumba del machismo. Como una moderna Lisístrata, llama al levantamiento de las mujeres sobre un bajo hipnótico y brutal. Bomb the bass! Luis Lles
Los tiempos de EDM oscura y angustiada ya han quedado atrás para la fábrica BTS, así que los otrora e-boys atormentados han visto que el filón retrofunk que abrieron con su single en inglés inaugural, “Dynamite”, les funciona a las mil maravillas para conseguir su segunda canción del verano consecutiva (no lo decimos nosotros, lo dice ‘Billboard’). Con referencias descaradas a Michael Jackson, Usher y Bruno Mars en su letra, el disco-pop de “Butter” es, sí, tan suave como la mantequilla, se te engancha tanto como ella y cuenta con el carisma, optimismo y energía de los mejores hits de los Bangtan Boys. Álvaro García Montoliu
“Little Things” ofrece la cara más amable de Big Thief, muy relacionada (como todo lo que hacen) con el lugar que los vio nacer, el Topanga Canyon de California, y con Shawn Everett a los mandos. Brillantísimas guitarras entrelazándose frenéticas sobre la voz de una Adrianne Lenker que vomita y grita las diferencias entre amor y obsesión en una toma que parte de una improvisación rítmica por parte de la batería de James Krivchenia y el bajo de Max Oleartchik. Su techo: el mismo azul del cielo. Diego Rubio
Entre el Caribe (nacido en Trinidad) y el Reino Unido (criado en Londres) y serio aspirante a next big thing del bedroom pop (facción rapera, subdivisión confesional), BERWYN compuso esta crepuscular balada de soul minimalista –sexto tema de “TAPE 2/FOMALHAUT”, que salió en junio– con Jorja Smith en mente, imaginando desde la soledad un dueto con ella, o tal vez algo más, que no ocurrió. “Es el nuevo mundo, es un matrix”, canta. La simulación al poder. Fomalhaut, por cierto, es una de las estrellas más brillantes del cielo nocturno, la que más de la constelación Piscis; la llaman “la estrella solitaria”. Miguel Martínez
Este drama acerca de la identidad personal (sueños/realidad, discurso dominante/voces bajas), entre Talking Heads y Neu!, se orquesta en tres actos tan bien resueltos que justifican los ocho minutos y medio del tema. El conflicto aparece en la alternancia del estilo juglaresco de Ollie Judge y el modo susurrante de la invitada, Martha Skye Murphy. Según abandonan la calma, los narradores y la tensión rítmica se enredan en una salmodia desenfrenada que explota por necesidad en una purga de aullidos sobrecogedora. Teresa Cuíñas
Depresión, pensamientos invasivos y dependencia farmacológica. Con FINNEAS como coproductor, girl in red aborda el doloroso asunto de nuestra maltrecha salud mental sin dejarse llevar por la bajona. Son solo tres minutos, pero están muy bien aprovechados y enganchan de inmediato. “Serotonin” impresiona por la cantidad de ideas que contiene –del indie rock vaporoso a la rítmica trap, con Marie Ulven rapeando pero también entonando fino en las estrofas– y por la habilidad con que estas se ensamblan. César Luquero
No hacen falta demasiados elementos para (empezar a) construir la canción pop perfecta: un ritmo “casiotónico”, un teclado minimalista, una eléctrica juguetona y una voz cálida pueden obrar el milagro. No hace falta complicar las letras para resultar admirable: pueden servir versos tan simples como “Tú eres algo bueno, me he dado cuenta, lo he visto / Y quiero lo mejor para ti”, que en este todavía aislado 2021 podían saber a gloria. Indigo De Souza, del grunge-pop al pop puro y sensible. Juan Manuel Freire
Broche final al arsenal de hits servidos por el fabuloso “Planet Her” (2021), “Kiss Me More” fue la diana con que Doja Cat asaltó el mainstream en 2021. Una rodaja dance-pop bendecida por la mano maestra del productor Rogét Chahayed, y que se postuló inmediatamente como canción del verano. Brisas disco gracias a un sample de “Physical” (Olivia Newton-John), un lustroso featuring de SZA, una guitarra burbujeante, la melodía fundiéndose cual mantequilla… Repetir el pelotazo de su prima hermana “Say So” fue pan comido. Cristian Rodríguez
Una línea de bajo funk. Un silbido invitante. Dedos sintéticos que chasquean. Y Bunny montando. Montar como metáfora en una canción en la que Caroline Polachek performa una sexi inaccesibilidad, burlando y toreando al minotauro en un laberinto de cajas de abstracciones, desvaneciéndose etérea, “intrazable” por GPS, desaparecida un jueves cualquiera, “stalkeada” de manera infructuosa. Improvisada sobre el bajo de Danny L Harle, coproductor del tema, “Bunny Is A Rider” ensilla cerca del A.G. Cook minimalista y lejos de DJ Pastis pinchando en el club “Harlecore”, en el primer avance que apunta por dónde cabalgará el próximo álbum de Polachek después de “Pang” (2019). Marta Salicrú
Siguiendo los pasos de BTS, el noneto de k-pop TWICE presenta con “The Feels” su primer single enteramente en inglés. En su caso llega tras seis años de trayectoria, cuando ya han conquistado por completo los países asiáticos y claramente van a la caza del mundo occidental. Adecuándose a las tendencias actuales del pop mainstream, “The Feels” renuncia a la fragmentación estilística que caracteriza el k-pop y apuesta por un ritmo de alma disco, por momentos cercanos al bubblegum pop, que fluye con precisión milimétrica y desemboca en un estribillo inapelable. Si este tema no consolida el asalto global de TWICE, nada lo hará. Aleix Ibars
Es curioso cómo los homenajes o los revival los termina protagonizando siempre una nostalgia ficticia: se trata de gente joven que no ha vivido los movimientos originales pero que los reverencia e idealiza ante el descontento que genera su contexto en presente. Es lo que hacen Harvey Blumler y Gosha Smith, los dos chavales de Leeds que forman Prospa, con la rave británica de los 90, pero sobre todo con el progressive de los primeros 2000. “WANT NEED LOVE” lo ejemplifica a la perfección con un himno housero pero enérgico y catártico que parece estar diseñado para ese momento en el que el Amnesia se inundaba de luz a las seis de la mañana. Muchos no lo viviremos, pero siempre estará en nuestra memoria. Diego Rubio
Podríamos decir que “Yonaguni” se convirtió en el nuevo “Vete” de Bad Bunny. Otra canción más del puertorriqueño con la que cantar con la copa en alto, perreando y llorando. Sin que te des cuenta, la has escuchado tantas veces en bucle que ya chapurreas la frase en japonés que le sirve de coda: “doko ni imasu ka?” (“¿dónde estás?”). Estamos aquí, Benito, y no nos vamos a ninguna parte mientras sigas sacando bangers como este. Bea Nieto
Neoyorquina de origen chileno, Paloma Rocío Castillo ha hecho saltar las alarmas de la mejor música urbana con un primer álbum, “Sueños de Dalí” (2021), que incluye, entre otras, esta perla fabricada con una aleación de sonidos etéreos y envolventes y bajos bombásticos y funkoides. Sobre ese tórrido magma sobrevuela la voz sensual, susurrante y decididamente narcótica de Paloma Mami, capaz de hacer creíbles estribillos como este: “Dime si te emborracho sin Hennessy / dice’ que yo soy tu frenesí”. Más que amor, frenesí. Luis Lles
St. Vincent se pasea por los 70 y construye una suerte de reverso tenebroso de “Here Comes The Sun” (The Beatles), y de paso, invita a Marilyn Monroe, Nina Simone, Tori Amos y Joni Mitchell. Un homenaje explícito a las mujeres y una reflexión sobre su posición en el mundo del espectáculo, articulada a través de estrofas dulces pero pegajosas, arropada por un solo de guitarra majestuoso marca de la casa y rematada brillantemente con la intervención final del coro griego que declama que, haga lo que una haga, rendirse nunca es una opción. Pablo Ríos
Con “Off The Grid”, Kanye vuelve a la senda que mejor le define: las creaciones gospelianas que podrían encajar en el canon de “My Beautiful Dark Twisted Fantasy” (2010), pero actualizadas a los estándares de 2021. Ello conseguido a través de un beat que bascula de la tradición más trap para pasar a ser suntuosamente drill, sobre el que brillan cada uno de los presentes en su registro. Playboi Carti siendo Carti, Fivio Foreign con un verso superlativo en el que se postula como mejor colaboración del prolijo “Donda” (2021) y uno de los mejores Ye que recordamos con la fórmula de siempre: barras atropelladas, ego desmedido, su renovada fe e incluso un name dropping de Messi. Casi nada. Al Sobrino
La cultura pop ha construido toda una mitología en torno al peligro, las bandas y las drogas en los suburbios más pobres de Norteamérica. Mustafa –que ha visto morir a tiros a muchos de los amigos con los que creció en Regent Park, un barrio de Toronto– desmantela esa épica vacía en sus canciones para dar relieve al dolor. “Ali” es una carta en forma de elegía a una de esas vidas perdidas, entendiendo el duelo como un lugar donde guardar todo el amor que ya no podrás destinar a alguien que ha desaparecido. Juan Monge
Nadie como Nick Cave ha sido capaz de escribir tan bien sobre el arte de escribir canciones. En “Carnage” quien aflora es su yo niño, descalzo, leyendo a Flannery O’Connor, y topándose como un destello con la belleza y el amor. Musicalmente lo destila, con la ayuda de un inspiradísimo Warren Ellis, un coro y una sección de cuerdas, en lo que podría ser la definición sonora del mismísimo paraíso. Cuanto más viejos, estos dos perros de la lluvia más consiguen llegar hasta el tuétano de la emoción. David Saavedra
No ha esperado Lindsey Jordan a diversificar el repertorio con el que se convirtió en una indie star gracias a “Lush” (2018) con apenas 19 años. “Valentine”, la canción que abre y da título al segundo disco de Snail Mail deja claro que aquello del bedroom pop adolescente quedaba aparcado. En la forma, más que en el fondo, porque todo es a corazón abierto. De buenas a primeras, rechazo y adoración. Sintetizadores de inicio aclaran el terreno ascendente hasta la irrupción de las guitarras tan noventeras y que marcan la línea de continuidad. Cesc Guimerà
En un año en que hemos echado mucho de menos bailar, el “Dark Gethsemane” de Burial cayó del cielo, máxime teniendo en cuenta que se prodiga poco. Durante los casi diez minutos que dura, al británico le da tiempo a cambiar de tercio varias veces, hacer un alegato, ponerse grandilocuente, regalar beats que te hacen echar de menos estar en un club oscuro con humedad concentrada cayendo del techo mientras cambia de ritmo y estilo varias veces sin, por supuesto, dejar atrás el dubstep marca de la casa o esos detalles suyos –como el sonido de un mechero– tan característicos. Uno de sus mejores temas. Carolina Velasco
Ritmo marcial con paso de bota Martens, voz de proclama y salivazo heredada, como tantas, de Mark E. Smith, y un estribillo para conjurar los días oscuros y los abusos de poder con pertinente espíritu post-punk desde Leeds. ¡Pero resulta que es un blues! La distribución de píldoras sonoras rotundas, una a una, para lanzar como un meteoro el debut de Yard Act (que llegará en 2022) culmina con esta tuerca perfecta para el reajuste de la canción de baile-protesta. Arrebatador rock de riff cortante para reactivar a las masas confinadas. Ricardo Aldarondo
En un año en el que el estilo sprechgesang (literalmente, “canto hablado”) de Dry Cleaning y Wet Leg (entre otros) se ha apoderado del imaginario musical, le tocó a los veteranos Arab Strap demostrar que podían hacer la mezcla de “spoken word literaria más guitarras post-punk”, si no mejor, ciertamente de manera más sombría que los demás. “The Turning Of Our Bones” inició el primer álbum de la banda en 16 años con un humor admirablemente negro, perspicacia, una voz que casi podrías considerar conmovedora y un punk disco electrónico que calienta el corazón, incluso cuando las palabras congelan el alma. Ben Cardew
Lo de la voz reposada de la alterada Generación Z lo hemos leído hasta la saciedad, pero lo de Anaïs Oluwatoyin Estelle Marinho es intergeneracional. Como el aislamiento que rodea el dolor. Lo de “¡Oh no, amor! No estás solo” ya fue un mensaje de confort para la generación Stardust. Arlo Parks, empática, reconfortante y rotundamente oportuna, durante los estragos de la pandemia, nos recordó con su especial candidez y sensibilidad cuando más hacía falta que “Todos tenemos cicatrices / Sé que es complicado / No estás solo como crees”. Cesc Guimerà
“Me acabo de afeitar, estoy suave como un bebé (...) He dejado pétalos de rosa en la ducha”. No, no es algo que uno acostumbre a oír en el siglo XXI, pero es que el primer single de Silk Sonic, el extemporáneo proyecto comandado por Bruno Mars y Anderson .Paak, es un oopart (un “artefacto fuera de lugar”), el espíritu del funk soul hecho carne (y sudor, y deseo, y lo que viene después). Revisitación classy de todo un género en apenas cuatro minutos, “Leave The Door Open” se impulsa en el ritmo implacable de Paak y se deja mecer por la voz de Mars, hasta caer redonda, claro, en la cama. Pablo Ríos
James Blake, el mismo artista que un día hizo emblema de la soledad, se ha convertido con el tiempo en adepto de la colaboración y el diálogo. No con quien toque en ese momento, solo con quien le apetece y tiene química: su conversación R&B con SZA en “Coming Back” fluye de la forma más natural y contagiosa, haciendo pegadizos los reproches y tensiones. Él regresa con el rabo entre las piernas. Ella no sabe si puede confiar: “Dices que me quieres, ¿es verdadero?”. Pimpinela reelaborados. Juan Manuel Freire
Aunque el humus creativo del que brota la portentosa voz de esta cantante de origen pakistaní sea la poesía sufí, hay algo de romancero gitano también en estos versos repetidos: “Anoche mi amada era como la luna / Tan hermosa”. Porque, ¿cómo de buena, cómo de sugerente ha de ser una frase para repetirla tantas veces en una canción (en distintos idiomas, además)? ¿Y cómo de buena ha de ser una vocalista para que cada vez parezca significar algo distinto? Atravesando planos de sonido entre el jazz, la contemporánea, la mística qawwali y el dub de las mil y una noches, Arooj Aftab canta con profundidad de campo. Joan Pons
El regreso de Eilish para presentar “Happier Than Ever” (2021) fue con una de esas baladas sencillas que se le dan tan bien y que, aunque ocupaban un lugar secundario, ya se podían escuchar en “WHEN WE ALL FALL ASLEEP, WHERE DO WE GO?” (2019), pero a la vez nos hablaba de una Eilish más sobria e introspectiva, que parece que hubiera tenido que crecer a marchas forzadas. Una guitarra acústica, una producción que apenas se hace notar y Billie cantando con mucha contención sobre las relaciones de poder. No hay grandes golpes de efecto, pero tampoco le hacen falta. Carolina Velasco
¿Hay algo mejor que Róisín Murphy? Dos Róisín Murphy. Jessie Ware ha necesitado dos álbumes de torch songs descorazonadas para darse cuenta de que el coto de Adele es privado y que ella nació para ser diva disco. “Please” suena mucho a la ex-Moloko, pero también es un vehículo para el lucimiento vocal de la británica: del spoken word a los susurros de flirteo pasando por un estribillo con la grandeza de un himno góspel. Es house-pop infeccioso hecho para el rozamiento, para la celebración, para vivir. El hedonismo dance era esto. Álvaro García Montoliu
La canción más abiertamente pop de “MONTERO” (2021) es fruto de un esfuerzo coral –cinco firmas acreditadas, incluida la de Lil Nas X– en pos de ese hit transversal, capaz de enrolar para la causa del sureño incluso a los más reacios. Su pimpante discurrir a elevada velocidad de crucero tampoco debe llevarnos a engaño, porque aquí Montero Lamar Hill habla claro –aunque sin dramatizar, esa es una de las claves del asunto– sobre soledad, miedo al rechazo y necesidades emocionales que permanecen en la carpeta de “pendiente”. César Luquero
Lo que avanzaba “Robber” se confirma en la segunda canción de “Ignorance” (2021). El folk ha dejado el paso a un pop corpulento y majestuoso. Y para majestuosa, la belleza del océano Atlántico: “‘Dios mío’, pensé / ‘Dios mío, qué puesta de sol’ / El rojo sangre inunda el Atlántico / Con una copa de vino en la mano / Recostada en la hierba del campo de un desconocido / Mientras las pardelas revolotean encima”, canta Tamara Lindeman en un tema que, a partir de la naturaleza, aborda las crisis existenciales que invaden el primer mundo: “Estoy pensando que debería sacarme toda esta muerte de la cabeza / Realmente debería saber más y no solo leer los titulares”. Cesc Guimerà
Iba tan en serio Charli XCX cuando tuiteó “RIP hyperpop?” que en el vídeo de “Good Ones” terminaría zanjando el debate con un entierro que podría valer para la etiqueta que, sin que nadie le preguntara, le tocó abanderar. Una década después de sus primeros singles, el arco de personaje que deja la británica es fascinante. De hacer pop estándar sin que nadie le hiciera demasiado caso a entrenar en los márgenes junto a la patrulla PC Music… y de ahí a volver musculada y tonificada para abrazar un pop que en esta vertiginosa canción solo admite un prefijo: ultra. Víctor Trapero
Harriette Pilbeam quería que su primer single desde “Keepsake” (2019) fuera algo “dancey but shoegaze” y junto a Jorge Elbrecht, productor que ha trabajado con Wild Nothing, Sky Ferreira o Japanese Breakfast, surgió una canción de alma bailable, cambiante y estratificada, con una potente base rítmica donde los teclados sintéticos quedan envueltos en brumosas texturas de ruido de las que escapa su voz melosa, acompañada de coros espaciales. Más dream pop que nunca, para dar forma a un tema sobre el amor imperfecto y sus fuerzas adictivas. Cesc Guimerà
Deslenguada y descocada, aquí llega Megan la Semental dispuesta a hacer justicia con cualquier machirulo que se le ponga a tiro. Reina de la voluptuosidad y la exuberancia, la rapera tejana, que no conoce el significado de la palabra discreción, revienta el lenguaje comedido y atiborra este flamígero “Thot Shit” de bajos colosales y un flow insuperable. El videoclip del tema, verdadera apoteosis del twerking, constituye la más contundente expresión de un inopinado empoderamiento feminista. Luis Lles
“Es que ya no hay grupos de punk como los de antes mimimimi”. Imaginamos que ya nadie se atreve a decir semejante paparruchada, pero los comentarios en las redes son inescrutables y con estas cosas nunca se sabe. Amyl And The Sniffers es un grupo de punk como los de antes, como los de ahora, como los de siempre. Y “Guided By Angels” es la canción que estábamos esperando para liberar toda la rabia acumulada en los últimos dos años. Su fórmula incontestable: línea de bajo muy marcada, composición frenética y la voz catártica de Amy hablándonos sobre energía hacen que “Guided By Angels” sea el himno punk del 2021 y, por qué no, de cualquier otro año pasado o por venir. Alba Molleda
Pues resulta que aún es el indie-rock canónico, el que llenaba pistas de discotecas alternativas años ha, un vehículo apto para que los tardo-teenagers o veinteañeros universitarios expresen sus movidas. Rhian Teasdale y Hester Chambers devuelven el encanto pizpireto a las guitarras con contoneo a lo Elastica en “Chaise longue” (en su otro hit hasta ahora, “Wet Dream”, sus travesuras indie-pop van más en la línea The Ting Tings). Revoltosas y talentosas, Wet Leg remachan sus ganas de molestar a sus padres con un elogio de la apatía. Media canción tiradas en el sofá, tú: “En la chaise longue, en la chaise longue, en la chaise longue / Todo el día en la chaise longue”. Joan Pons
Alcanzada una seguridad en sí misma que le permite evocaciones nostálgicas sin caer en su propia copia, Lana Del Rey obtiene en “Chemtrails Over The Country Club”, canción y álbum homónimo, ese equilibrio que la sitúa en un estadio intemporal donde ya no tiene que justificarse con nada ni nadie. Como oyentes, solo nos queda disfrutar de su voz y sus palabras, que cruzan el folk y la americana en diferentes estratos, mecidas por la orquestación progresiva que lanza Jack Antonoff. Lizzy Grant se ofrece así una balada suntuosa junto a sus musas bajo las nubes dibujadas por los aviones, ni inocente ni pueril. Vicenç Batalla
No tengo ninguna duda de que hay una correlación directa entre el empujón que ha dado el auge de TikTok al teen angst musical y el hecho de que “drivers licence” sea –en cuanto a streams por lo menos– el mayor hit del año. Olivia Rodrigo emula directamente a anteriores superestrellas del alt-pop –Lorde, Taylor Swift–, pero llevando a su terreno una canción desvergonzadamente emocional, de una forma en la que solo podría hacerlo una chica de 17 años hablando sobre su ex de cinco meses. Ainhoa Marzol
“I Go” es el homenaje de Peggy Gou a la cultura rave de los 90, un intento de imaginar una experiencia que nunca tuvo en la vida real. Para ello, ha ideado una canción que utiliza los sucios cimientos “noventeros” para construir una mansión reluciente de house ultrarresbaladizo, como una rave vislumbrada a través del filtro dorado de la experiencia o un disco de Inner City incrustado con gemas. Puede que “I Go” no sea particularmente original, pero los garfios vocales despreocupados y adictivos de Peggy Gou son irresistibles y su producción, inmaculada. Ben Cardew
Si nos preguntaran cuál es el comeback del año, al menos en esta casa se soltaría, a coro y en francés: “El de Stromae, de toute évidence”. El belga se ha hecho de rogar, pero con “Santé” se lo hemos perdonado todo: en esta oda a los working class heroes que viven en nuestras sombras, entre un beat que compite en lo infeccioso con un cavaquinho (primo hermano portugués de la guitarra), se arrastra el cantar histriónico de Paul Van Haver. Si él celebra a los héroes y heroínas de la clase obrera, a quien celebramos nosotros es a él. Santé, larga vida y bienvenido de nuevo, Stromae. Y ahora, suelta ya el disco. Marta Pallarès
Puede que vaya siendo hora de poner nombre a un subgénero que podríamos denominar “canción documental”. Cassandra Jenkins narra, que no canta, tejiendo observaciones e introduciendo escenas costumbristas en una imaginaria película de tintes folk. Jenkins, que comenzó a trabajar en su segundo LP, “An Overview On Phenomenal Nature” (2021), tras el suicidio de David Berman (con quien iba a girar como guitarra de Purple Mountains), refleja en “Hard Drive” cavilaciones que bailan entre recuerdos: sacarse el carnet de conducir con 35 años, el color de los ojos de su amiga Perry y la forma en la que memorizamos el entorno. Todo para al final cantarnos –sí, cantarnos– que tenemos que pararnos a respirar un momento. Alba Molleda
“Don’t judge me”, en la que participan Headie One y Fred again.., es un compendio de lo mejor que FKA twigs ofrece en su música: innovación, una voz y una forma de usarla que no parecen de este mundo y una tremenda sensibilidad para tomar el pulso a la sociedad. El tema, publicado a principios de año, es además un himno antirracista y empático, dedicado a las víctimas de la violencia policial y en el que habla del miedo a caminar por la calle siendo negra. Carolina Velasco
En el vídeo de “Like I Used To”, el espejo de Sharon Van Etten devuelve la imagen de Angel Olsen: una identificación entre las dos cantautoras estadounidenses sobre la que basan su amistad, construida entre coincidencias en backstages y mensajes de móvil. La canción surge cuando Van Etten, aislada en su burbuja de distancia social, compone algo que le recuerda a su amiga, sobre cosas que hacía antes y ahora añora –como a ella– y la invita a terminarla y a cantarla juntas. Una emocionante torch song a la felicidad que cruza “Born To Run”, “Islands In The Stream” y “Be My Baby”, y que fue producida por John Congleton. Marta Salicrú
“I Don’t Live Here Anymore” tiene un gancho que noquea y una letra que supura nostalgia de melancolía devastadora: “Fuimos a ver a Bob Dylan / Bailamos ‘Desolation Row’ / Pero ya no vivo aquí más / Y no tengo ningún sitio al que ir”. Pero, sobre todo, posee la grandeza de un estadio hasta la bandera de gente con litronas de cerveza celebrando el poder de la música. Es una estampa que nos han arrebatado, pero que Adam Granduciel nos devuelve en su definitivo himno stadium rock –piensa en un cruce de Bryan Adams y Simple Minds–, la clase de artefacto de destrucción masiva que quizá esta vez sí logre ascender a The War On Drugs a las grandes ligas. Álvaro García Montoliu
Un sencillo arpegio de guitarra de Mica Levi que se repite sin variaciones aparentes y una percusión aún más austera de su colaborador habitual, Coby Sey, arropan el canto místico de Tirzah sobre el poder sanador de la maternidad. El primer adelanto de “Colourgrade” (2021) es el esqueleto de un nana fantasmagórica y espiritual que la confirma no ya como la reina del pop minimalista, sino de la “sucintez” hecha canción. El arrebato de distorsión final es el necesario ejercicio de estilo para sacarnos de un trance que dura cuatro minutos pero podría durar cuarenta. Félix Suárez
Vivimos en una simulación en la que una de las mayores figuras del reguetón se permite coquetear en su nuevo álbum con el drum’n’bass y reventar las pistas de baile y la radiofórmula jugando a ser The Weeknd y, qué diablos, ganándole su partida de sacar el mayor pelotazo synthpop del año. Sin ritmos sincopados, su discográfica estuvo a punto de descartarla para “VICE VERSA” (2021), pero su efectividad como canción del verano de aires funk que se dirían hermanos de la última Dua Lipa acabó demostrando que las estrellas latinas han alcanzado esa maduración que les permite hacer lo que les dé la real gana. Y bienvenida sea esta. Álvaro García Montoliu
Dentro del cadáver exquisito de letras que es todo “New Long Leg” (2021), destaca un verso azaroso de “Strong Feelings” con especial hook entre la comicidad y lo dadá: “Llevo horas pensando en comerme ese perrito caliente”. Y, sin embargo, cuando el contar, más que el cantar, kimgordonesco de Florence Shaw en esta canción produce la revelación es en otra parte del texto. Cuando repite cuatro veces, insistente pero atonal, “Es Europa”, uno acaba entendiendo que el post-punk es ya tan viejo (y por tanto, tan sabio) como el viejo continente. Sonidos en el pantone de grises, expresiones culturales arrojadizas, art-rock con pedigrí. Joan Pons
El duelo es un proceso que puede hacerse demasiado largo. Así lo vivió Michelle Zauner tras la muerte de su madre por un cáncer pancreático en 2014, un acontecimiento traumático que marcó inevitablemente los dos primeros trabajos de Japanese Breakfast. Para “Jubilee” (2021), ya sanada, quiso emerger en un sonido más brillante, optimista, ampuloso. Más directo y decididamente pop. La primera pista de este proceso de madurez la encontramos en el hitazo “Be Sweet”, híbrido entre la primera Madonna y la última Bat For Lashes que surgió de unas sesiones “forzosas” con Jack Tatum de Wild Nothing en las que ambos se permitieron ser cheesy. Súmale unos vientos y una clara inspiración “tardochentera” y tienes uno de los grandes temas de 2021. Diego Rubio
Desnudo e inalcanzable, el unísono de Mimi Parker y Alan Sparhawk fluye ajeno a cualquier prisa durante los primeros cincuenta segundos de esta canción, cuya descomunal belleza resulta apabullante. La breve melodía es tan efectiva y el texto tan elocuente que “Days Like These” también podría haber funcionado con ese argumentario góspel de mínimos. El caso es que Low –casi treinta años en activo, que se dice pronto– siempre han preferido el desafío al conformismo. Y en su último ciclo discográfico junto al productor BJ Burton –de momento un tríptico: “Ones and Sixes” (2015), “Double Negative” (2018) y “HEY WHAT” (2021)– se ha agudizado ese rasgo de carácter a través de una clara vocación experimental que incorpora el ruido, la disonancia y la distorsión a su permanente búsqueda sónica.
Durante el siguiente tramo de la canción, poco más de un minuto, somos testigos de su paulatina rotura, de su destrucción y desintegración. Low hacen añicos el armónico vocal que tanto ha contribuido a su merecida canonización y los restos del mismo flotan en una neblina de electrónica ambiental durante más de tres minutos, acompañándonos en nuestras sucesivas aceptaciones: que la plenitud es quimera, que la felicidad es una estación de paso y que las cosas del existir suelen doler muy a menudo. Pero también que el gran reto de la vida consiste en procurar vivirla junto a aquellos que nos hacen sentir menos solos. Y que, mientras existan canciones como esta, va a merecer la pena seguir aquí. César Luquero
Lo supieron ver los supervisores musicales de la serie “Dickinson” (2019-2021) al elegirla como canción inaugural de esa (gran) temporada final centrada en la guerra de Secesión: “Introvert” es una de las canciones más bellamente épicas de la cosecha reciente, un single imposible que obliga a dejarlo todo durante sus seis minutos de metraje.
Fastuosa puerta de entrada a “Sometimes I Might Be Introvert” (2021), el disco más completo y complejo de Little Simz, “Introvert” arranca con impositiva pompa orquestal y coral (alguien ha estado escuchando a Kamasi Washington) para deslizarse hacia un sublime groove orgánico al estilo habitual de Inflo y abrir paso después al flow atlético de Simz, a la que tan solo falta una apuesta importante a nivel de marketing para ser la estrella global que debería ser.
Como Noname en la más concisa “Rainforest”, Simbi transita aquí sin solución de continuidad entre lo social y lo personal, lo político y lo específico: “Partes del mundo todavía viven en apartheid / pero si no cojo este vuelo de ganadora, es un suicidio profesional / aunque debí ser mejor amiga cuando murió tu abuela”. A la vez que reflexiona sobre injusticias sociales, se detiene a pensar en los deslices que ha podido cometer en la difícil conciliación de artista y persona.
Su particular “What’s Going On” (Marvin Gaye), su “Alright” (Kendrick Lamar), se cierra, sea como sea, con orgullo: “Soy una mujer negra y una orgullosa / Caminamos con fe ciega sin saber el resultado / Pero mientras sigamos unificadas, habremos ganado”. Juan Manuel Freire
Cuando ya parecía que 2021 por fin nos iba a permitir afrontar el cambio de año con más ilusión que incertidumbre, un nuevo revés en forma de variante con nombre de letra griega hace que todo se vuelva a nublar. Puede que este sea el contexto perfecto para escuchar “Marea (We’ve Lost Dancing)”, el canto a la esperanza de Fred again.. con la voz de Marea Stamper (The Blessed Madonna), bonus track de su debut “Actual Life (April 14 – December 17 2020)” (2021) y sin duda alguna el himno electrónico del año, el que debería abrir y cerrar todas las sesiones en los meses que vienen. En él, Fred Gibson se nutre del poder emocional del discurso de Stamper (extraído de una conversación entre ambos) sobre los efectos de la pandemia en el ecosistema musical para edificar una catedral de house trascendental a caballo entre la nostalgia y la euforia, entre tu habitación y la pista de baile, entre la confesión y la catarsis. Algo más que una canción: un faro, un emblema, un símbolo de resistencia.
“Estar en la Tierra, ser una persona, va de aprender a perder”, arranca Stamper en la versión extendida de su discurso, que Fred again.. usa como introducción-crescendo al tema en su ya célebre directo grabado en Londres. “Este año ha confirmado esa afirmación: hemos perdido nuestro espacio, el baile, los abrazos con amigos y gente a la que queríamos, todas esas cosas que dábamos por descontadas”. Lejos de darse por vencida ante los meses de confinamiento apartada de los clubes y los escenarios, Marea explica que para ella “la esperanza no es solo un sentimiento; es una estrategia, algo que tienes a pesar de que todos los motivos racionales te empujen a no tenerlo”. Imposible no pensar en el lema “We still believe” que The Blessed Madonna exhibía en sus actuaciones y en cómo conecta el propio leitmotiv del disco de Fred again.., ese “we gonna make it through” que espeta Carlos –el obrero de Atlanta– cuando la intensidad del discurso de Marea llega a su punto álgido: “Si consigo superar los próximos seis meses, día a día, si consigo superar esto…”.
Porque sí, pase lo que pase, venga lo que venga, acabe como acabe el año, siempre nos quedará escuchar “Marea (We’ve Lost Dancing)”, mirar adelante y recobrar la esperanza, confiando en que “lo que vendrá luego… será maravilloso”. Aleix Ibars
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