Aidan Moffat: explicit lyrics. Foto: Óscar García
Aidan Moffat: explicit lyrics. Foto: Óscar García

Concierto

Arab Strap, el último refugio para sentirse menos solo

Fiesta contenida, pasión desatada. Arab Strap sigue siendo un grupo de contrastes. No se guardan nada, pero saben cómo encajar en su propio guion: relatos de vaivenes emocionales con una música que roza lo memorable sin perder el equilibrio. Anoche en la sala Salamandra de L’Hospitalet de Llobregat, dentro de la programación del Let’s Festival, comenzaron dubitativos, pero pronto alcanzaron ese genio introspectivo que lleva a la audiencia a preguntarse qué ha sido de su vida y en qué se equivocaron. Hoy actúan en Madrid.

21. 03. 2025

En una sala a medio llenar –merecían más interés–, en una esquina de la ciudad que los despojaba de su antigua sofisticación pero que se convirtió en el escenario ideal para poner a prueba sus nuevas canciones ante una audiencia entregada, Arab Strap respondieron con la maestría de Aidan Moffat, que cantaba como si estuviera en la fiesta privada de un grupo de amigos. Quizá por eso la noche se convirtió en algo inolvidable. Grupo y público estábamos al mismo nivel. No hubo espacio para la crítica: solo quedaba disfrutar de algunas de las mejores canciones de su “I’m Totally Fine With It 👍 Don’t Give A Fuck Anymore 👍” (2024), con apuntes casi existenciales de “Philophobia” (1998), una obra que, para muchos, fue el refugio cuando la edad y la inseguridad impedían limar la autoestima a base de decepciones sentimentales.

Ayer a su paso por el Let’s Festival y hoy en la sala Shôko de Madrid, Arab Strap activan lo que son, una historia de perdedores que aspiran a lo único que realmente importa en la vida: amar y ser amados. Esa aspiración lícita se traduce en una colección de canciones que desmontan hasta al más curtido en las tretas sentimentales. Porque no hay nadie que no haya vivido lo que ellos cantan. Yo volví a casa sintiéndome un poco menos solo de lo que había llegado. Uno se ve reflejado en sus confesiones sobre lo doloroso que es querer a alguien y no saber hacerlo mejor.

Lanzaron la noche a bajas revoluciones, como si fueran unos perdedores tocando en un rincón olvidado, pero en cuestión de minutos nos tenían por la yugular con “Allotonceness”, que replica lo que su nuevo disco explica mejor que cualquier otra cosa: la crudeza emocional de su universo. Aidan Moffat, con su genio extraño y oscuro, se esforzó en ponerse a la altura del último de la fila. Es decir, de quienes nos vemos reflejados en el desajuste emocional que Arab Strap convierte en última tabla de salvación en tiempos de rechazo generalizado. Y ahí reside su valor: te hacen sentir menos solo con sus historias de perdedores.

Consejos para perdedores o el secreto de la vida. Foto: Óscar García
Consejos para perdedores o el secreto de la vida. Foto: Óscar García

“Bliss” retomó las bases tecno-pop que ya insinuaron en los estertores de su primera etapa, cuando sobrevolaban las rítmicas de Joy Division, aunque sin el fatalismo. Porque Arab Strap creen en la vida, pese a cagarla sin cesar. Están cómodos en su imperfección, y eso es más real que el malditismo impostado de otras bandas.

“Sociometer Blues”, un destello del ahora y aquí de los nuevos Arab Strap, recupera ese fraseo entre el spoken word y la melodía, elevándose hasta explotar en ideas de primera magnitud. Como en la lidia de un torero talentoso, Arab Strap consigue destilar verdad incluso en los momentos más inesperados. En “The Turning Of Our Bones” está todo lo que quieren ser: Moffat canta como si estuviera en la boda de su mejor amigo, advirtiendo sobre los peligros del amor, que nunca es tan fácil como creemos en esos momentos de alegría y evasión. Me los creí como no me ha pasado con muchas bandas que, cegadas por delirios de grandeza, olvidan hacerse entender.

Cuando ya habían convencido hasta al más escéptico, desgranaron canciones modernas y algunas de “Philophobia”, culminando con el bis de “Soaps”. Uno se siente atrapado, sin escapatoria, pero a la vez menos solo. Porque es imposible no entenderse con el desastre sentimental que canta Aidan Moffat, quien nos enseñó a ligar con guiris con expresiones como “I'll need to shag her”, como si decirlo nos hiciera más válidos para amar y ser amados.

En 2025, todas estas historias siguen resonando, abordadas con una excelencia técnica que no sorprende, pero reconforta. Y así lo demostraron en Salamandra: un concierto excelsamente imperfecto, profundamente humano y absolutamente inolvidable. ∎

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