Cuatro chavales.
Cuatro chavales.

En portada

Carolina Durante

“Si hay un grupo que ha influido algo en este disco, ha sido Bestia Bebé”

Fotos: Alfredo Arias

04.02.2022
El cuarteto madrileño se reivindica como grupo en “Cuatro chavales”, un segundo álbum cocinado a fuego lento durante la pandemia y en el que buscan capturar las sensaciones y el sonido de su directo. Hablamos de un trabajo más crudo, más gordo, más mordaz. Más Carolina Durante, en definitiva.

Bajo

Suscripción

S

on solo cuatro chavales. Solo querían pasarla bien y se encontraron con todo un ejército detrás, dispuesto a pasarla bien con ellos. Les siguieron ciegamente, les nombraron capitanes y les asignaron carácter generacional. Les otorgaron superpoderes, colocando un peso sobre sus hombros que nunca han llegado a sentir. Construyeron para ellos un mito en el que se desenvuelven bien, con la soltura que da la humildad. Diego Ibáñez (voz), Martín Vallhonrat (bajo), Mario del Valle (guitarra) y Juan Pedrayes (batería) parecen haber recorrido muchas millas a ojos ajenos, pero este mes cumplen cinco años tocando juntos. Solo cinco años.

En cinco años –desde “La noche de los muertos vivientes” hasta hoy, pasando por “Cayetano” o “Perdona (ahora sí que sí)”– han vivido un ascenso fulgurante, digerido siempre en la carretera. Su anuncio de concierto en el WiZink Center de Madrid fue el más precoz de la historia para un grupo de estas características. Y han iluminado el camino de muchas otras bandas y de su sello, Sonido Muchacho, que, al calor de su éxito, se ha convertido en uno de los más efervescentes e interesantes de nuestro país.

También han sentido los efectos de una pandemia que ya va para dos años. El frenazo en seco de sus triunfos, de sus expectativas, de su actividad. De su trabajo, en definitiva. Tuvieron que reinventarse: Diego haciendo sus primeros pinitos como actor o Martín estudiando un máster de dirección escénica. Y desde la sombra, mientras nadie miraba (algo que nunca habían experimentado), apuntalaron un segundo disco que los confirma como grupo y reivindica sus identidades. Que captura la energía de sus directos, que los pone al límite y que los muestra frescos y con muchas ganas. Que va más allá de sus rostros y de sus nombres y los presenta como unidad. Un equipo. Un coro unísono. Nos sentamos con Carolina Durante.

¿Qué tal, chicos?

Diego: Pues más descansados.

Martín: Ha habido días durillos.

Diego: Jueves y viernes fue duro, sí, porque nos pusieron, pusimos, como sea, la fiesta de lanzamiento del disco y ya de ahí cuesta abajo y sin frenos.

¿Había ganas de sacárselo ya?

Martín: Sí, tío. La anticipación me cansaba más que el propio currar. De repente sacar el disco, todas las entrevistas, es lo que me ha parecido realmente agotador. Mentalmente es agotador tener un disco por sacar después de estos dos años de pandemia. Ahora ya más tranqui.

Sí, porque lleváis con el disco…

Diego: Un año grabado. Estábamos hartos, en plan “por favor, ¿puede salir ya?”. Ha sido quitarse un gran peso de encima. Y además ver que está gustando, a la gente, a colegas, a la crítica… pues de puta madre.

Entre el concierto del Primavera Weekender y el que disteis el otro día vi muchísimas diferencias sutiles. En el del Weekender tuve hasta un poco de miedo porque, por momentos, me daba la sensación de estar viendo robots…

Martín: ¿Nosotros? A ver, es que fue un concierto extraño.

Diego: Bueno, el del otro día también fue bastante extraño, ¿eh?

Martín: Sí, son dos conciertos bastante extraños.

Diego: En el Weekender estábamos reventados, yo estaba malísimo. También es que todos estos conciertos que hemos hecho antes del disco este verano han sido un poco raros, porque a nosotros el cuerpo ya nos pedía tocar otras canciones.

Martín: Claro, es que ya teniendo todas las canciones prácticamente desde hace un año hemos estado tocando solo tres, sin poder tocar más, como mucho cuatro, como ese día del Weekender, que acababa de salir “La planta que muere en la esquina”. Es que tener doce canciones nuevas en tu repertorio desde hace un año y no poderlas tocar... no terminas de saber muy bien qué estás girando. Un poco agotador.

¿Ensayabais con esas canciones o las habéis dejado un poco hasta saber que las ibais a poder empezar a tocar?

Martín: No, claro, tenemos que seguir ensayándolas, tocándolas y rodándolas, pero ha sido raro.

Diego: El día de la presentación hicimos dos ensayos, porque yo estaba diciendo “buah, a ver cómo sale esto”.

Martín: Y de vez en cuando quedábamos y decíamos “venga, vamos a darle una vuelta a las canciones del disco, a ver qué tal suenan”.

A ver si han cambiado algo, ¿no?

Martín: A ver si han dejado de gustarnos, casi.

Mario, Diego, Juan y Martín: plantando cara al segundo disco.
Mario, Diego, Juan y Martín: plantando cara al segundo disco.

El disco lo abrís con
“Tu nuevo grupo favorito”, una declaración en toda regla sobre lo que es la banda. Ya en su momento me disteis el titular de que os tomáis muy en serio el juego y va en esa línea en muchos momentos. Pero ¿qué queréis decir realmente con esa canción? ¿Tiene algo de análisis en clave mordaz de lo que os pasó a vosotros?

Diego: Mira, justo hoy leía algo en Rockdelux del disco y dicen algo así como que “han llegado a ese punto en el que empiezan a hablar de ellos mismos, de su relación con tal”. Y yo, “¡joder, solo hemos hecho una canción de eso!” (risas). Como si hubiéramos hecho un disco conceptual sobre nosotros mismos, nuestras movidas, de nuestras fotos, de lo que es el éxito…

Juan: Encima en full pitorreo la canción, ¿sabes?

Diego: Es la canción que abre el disco y, claro, yo creo que entra muy fuerte, que da mucho que hablar. El nombre también… pero realmente ha adquirido más importancia de la que tiene, no la escribí pensando en nosotros.

Martín: Sí, yo la verdad es que la entiendo mucho como presentación.

Bueno, al final es entendible por lo que dices, Diego, que es la primera canción del disco, que se llama como se llama, el disco se titula “Cuatro chavales” y no salen vuestras caras, que en el fondo es una especie de reivindicación de esa idea de que os ha llegado un éxito que nunca pedisteis.

Diego: Sí, pero, vamos, que yo contento, ¿eh?

Martín: Como ha dicho Juan, la canción es bastante pitorreo y está sacada más de notas de prensa, críticas o comentarios de peña sobre bandas, posts de Instagram y esa forma de hablar de los grupos hoy en día para llamar la atención de la peña…

Sí, sí, entiendo. Pues lo de “tu nuevo grupo favorito” o “el nuevo himno de…” el año pasado en cierta medida sucedió con La Paloma. Está claro que la industria busca generar esa expectativa.

Diego: Claro.

Martín: O Menta, por ejemplo. Cualquier grupo así que sale nuevo y tiene cosas interesantes… aunque solo tengan “dos canciones”. Al final, pues sí, habla un poco de nosotros, pero porque nosotros estamos dentro de todos esos grupos y, al final, hemos sido un poco el que ha marcado esa nueva oleada o tendencia.

Sí, el abanderado, está claro.

Diego: A mí también me hace gracia, ¿eh? Que se hable, que se forme como cierta historieta alrededor de la banda. También en parte la letra critica a los grupos a los que se les nota mucho el rollo de que están hechos para vender.

Martín: Y, de todas maneras, nosotros lo hacemos mucho esto, lo de la autoficción. En videoclips y tal, además de en algunos temas. Pues un día estamos viejos, otro somos cayetanos, el otro yonquis en un casino…

El caso es que esa idea de la industria puede poner más presión de la necesaria sobre algunos grupos. ¿Vosotros habéis notado la presión? Ya no digo ahora con la salida del disco, sino más bien cuando os pusisteis a escribirlo.

Martín: Yo presión no recuerdo. Sí recuerdo intención, en plan “sabemos que esto tiene que ser un disco, que es importante y que hay que hacerlo bien, vamos a ponernos a ello”. O sea, poner un esfuerzo grande para que salgan muchas canciones y canciones buenas, y te pones a trabajar.

Diego: Si la presión ha llegado de alguna manera ha sido para hacernos ser más exigentes, pero también creo que nos sale ser así, que tendemos a ser exigentes con las canciones que hacemos. Hay canciones que tenemos claro que sí y hay otras que vemos que no. Si pasa el corte, nos mola lo suficiente, pues p’alante. Pero si no, siguiente. Si es que además tampoco es que hagamos nada muy elaborado. ¿Nos pega?...

¿Y si no os pega?

Diego: Claro, hay muchas veces que hacemos una canción que de repente decimos “joder, esto es un poco raro”. Pues, imagínate, llevamos como seis o siete canciones, que tú ya ves cómo está siendo el disco... Pues de repente haces una canción que no pega ni con cola… y evidentemente se tiene que quedar fuera.

Martín: ¿Como la de “La pera común”?

Juan: O una que era mazo rapeada, ¿te acuerdas, tío?

Diego: Esa era, ¿no?

Juan: Buah, esa en verdad estaba muy guapa.

Mario: Yo quiero decir que nos sale todo muy natural, la forma en que descartamos o nos quedamos con un tema. Por si alguien piensa que nos reunimos y discutimos o cualquier cosa. Simplemente dejamos de tocarla y a los tres meses decimos “hostia, ¿os acordáis de cuando hicimos la canción esta?”. Pero hay algunas que no están mal, ¿eh?

Martín: Sí, sí, hay cosas que hay que reconocer que están muy bien.


“Un año grabado. Estábamos hartos, en plan por favor, ¿puede salir ya?’. Ha sido quitarse un gran peso de encima. Y además ver que está gustando, a la gente, a colegas, a la crítica… pues de puta madre”

Diego Ibáñez



Bueno, se van guardando y luego podéis hacer mitología en los conciertos, que también es muy vuestro. Ahí está “Minuto 93”, que la estaban pidiendo.

Diego: Sí, sí (irónico).

Juan: Menos mal que la pidieron, porque si es por el Diego no la sacamos, ¿eh?

Mario: Tal cual.

¿Y eso?

Diego: No sé, porque nunca… No sé. A mí esa canción no me va a entrar nunca.

La canción está bien, hombre.

Diego: Si la canción no me disgusta, y estará bien, pero yo qué sé, le pillé tirria hace muchísimo tiempo y no se me quita.

Martín: De hecho, en nuestro primer EP era la canción favorita de Berni, de nuestro productor Bernardo Calvo. Que las otras eran “La noche de los muertos vivientes”, “En verano” y “Necromántico”.

Diego: Yo es que no le pillé el tranquillo. No sé, como la cantaba desde el principio… y es que se me hace bola y tampoco sé decirte muy bien por qué.

Y al final, ¿qué te ha convencido?

Diego: Pues estos pesados. Hay veces que tienes que ceder, cuando ves a todo el grupo que está a una dices “mira, pues tampoco me voy a poner aquí…”.

Como Bunbury...

Martín: Bueno, luego en los directos se irá cayendo sospechosamente. Cuando estemos ahí pensando qué canciones metemos el Diego dirá “¡quita ‘Minuto’, quita ‘Minuto’!”.

Mario: O lo hará mal aposta para que tengamos que quitarla.

Juan: Como la grabó mal aposta la primera vez. Y la segunda (risas).

Martín: La segunda ni la grabó. Grabamos la canción entera y cuando tocaban las voces ni las terminó de grabar. A mitad de estribillo para y dice “nah, no va a entrar, no la voy a grabar”. ¿Y qué vas a hacer?

Pues nada, al final… te la han colao.

Diego: Al final me la han colao, macho.

Martín: Hemos ganado.

¿Cuál es la primera canción que escribisteis para el disco?

Martín: “Famoso en tres calles”.

Bien avenidos: el colegueo que no falte.
Bien avenidos: el colegueo que no falte.

¿Cuándo?

Diego: Pues en cuarentena absoluta.

Martín: Mira, el primer intento de composición de esa canción fue en el estudio de Paco Loco grabando el EP “Del horno a la boca” (2020), que tú Diego tenías una guitarrita y estábamos en la casa donde nos estábamos quedando, en la casita esa en casa de Paco… Pero el ritmo era más rápido, no tenía nada que ver.

Diego: Ah, sí, que la intenté apañar ahí como podía.

Juan: ¿Puede ser que fuera tresillada incluso al principio, y por eso no…?

Mario: Es posible, sí.

Diego: Y nada, luego en una nota de voz en plena cuarentena y ya p’alante.

Me parece de lo mejor que habéis hecho en vuestra vida.

Diego: Pues me alegro mucho, sinceramente.

Martín: Hay gente que la odia.

Diego: A mí eso me está flipando, que haya opiniones tan dispares sobre cuál es la favorita de cada uno. Eso al final dice mucho. Puede estar bien que no haya una como extremadamente buena.

Martín: Cuando estábamos en la firma de discos, ya para el final, viene un tío a firmar y le digo “bueno, ¿qué tal, qué te ha parecido el disco, te ha molado?”. Y me dice “mmm… bueno… lo he escuchado un par de veces, está bien” (risas).

Juan: ¡Qué pájaro! (riéndose).

Martín: Era muy majete. Desde aquí: espero que a la tercera escucha te mole más.

Juan: Ya vendrá a algún bolo y se le pasa.

Martín: Y luego los fans, fans, fans como que parece que la que les está gustando más es “Yo soy el problema”.

Diego: Sí, de las que no habíamos sacado, sí. Es curioso porque además yo creo que es la más raruna del disco, la menos Carolina.

Respecto al disco, me parece un trabajo continuista, pero a la vez es un disco que sirve como respuesta al primero, que creo que sonaba más limpio, más brillante.

Diego: Yo creo que a nivel de composición es claramente continuista. Pero sí creo que en cuanto al sonido hay un cambio importante.

Martín: Lo hay, lo hay.

¿Qué habéis querido cambiar?

Martín: A mí lo que menos me gusta del primer disco es cómo suena la batería. No por Juan, sino por cómo se mezcló y por cómo se grabó. Por todo el proceso. Creo que la sección rítmica de este disco suena a directo, suena a tocar las canciones en una toma y suena gordo, con sus buenos graves. Suena a lo que tiene que sonar.


“Cualquier grupo así que sale nuevo y tiene cosas interesantes… aunque solo tengan ‘dos canciones’. Al final, pues sí, habla un poco de nosotros, pero porque nosotros estamos dentro de todos esos grupos y, al final, hemos sido un poco el que ha marcado esa nueva oleada o tendencia”
Martín Vallhonrat



Estáis más contentos con este que con el primero, entiendo.

Martín: Sí.

¿Tú estás de acuerdo, Juan?

Juan: Cien por cien. Si es que lo del primero fue un malabarismo.

Diego: Ya te digo que es el sonido porque, a mí, a nivel de composición, me parece que las canciones del primer disco están a un nivelazo… Habría que ver el primer disco de la forma en que hemos grabado este y mezclado como hemos mezclado este.

Juan: También este está mucho mejor preparado antes de entrar a grabar, y eso se nota muchísimo.

Martín: Sí, está mejor tocado, está mejor cantado… También hemos tenido más tiempo.

Diego: Y más experiencia.

Martín: Es que nosotros en ese momento no teníamos ni puta idea. Nosotros nos vamos a Granada a grabar el disco y no sabemos cómo se graba un disco. Lo máximo que habíamos hecho era grabar con Berni en su casa los EPs y sin amplificadores, todo por línea, ¿no? Los primeros EPs fueron meter la guitarra en el preamp…

Juan: En el previo del ampli de bajo de Luis.

Martín: Y luego reamplificarlo. Yo qué sé, fue todo muy lento, no lo teníamos preparado, no teníamos ni puta idea de los arreglos que íbamos a meter… tardamos en grabar las baterías dos días, tres días…

Diego: Fue más tedioso…

Martín: Y luego volver a Madrid, grabar parte del disco en Madrid porque faltaban canciones… Fue un jaleo brutal.

Mario: Y todo eso tocando casi todos los findes, porque es que no parábamos.

Martín: Y nos mandaban las ediciones y había cosas donde no tenían que estar.

Juan: Sí, es verdad, había mazo errores de edición.

Martín: No sé, un jaleo.

Diego: Arriesgamos mucho, porque se lo dimos a un mezclador que realmente nunca habíamos hecho nada con él y, claro, te llegan las mezclas y a medida que vas haciendo correcciones es pasta que tienes que pagar.

Martín: Te dan una primera mezcla y puedes hacer como mucho dos cambios, es que no puedes hacer más; el resto, si quieres, es otra mezcla.

Diego: Y palmar, palmar, palmar. Esta vez, sin embargo, hicimos el EP previo al disco con Duncan Mills en parte para probar de cara al disco.

Martín: En parte creo que nos benefició lo que antes ha dicho Mario, el estar tocando sin parar mientras salía el disco, antes, durante y después. Porque la gente ya sabía cómo tocábamos y cómo sonaban esas canciones en directo, y no se fija tanto en el tema porque ya le es familiar, ya lo tiene asumido de otra manera.

Diego: Y que, en general, siempre ayuda sacar un disco y estar dando conciertos y girándolo. Por la actualidad, por el boca a boca, por el feedback… Luego también estás rodado y te sale todo… Hostia, yo con este tenía un poco de cosa con cómo se iba a recibir estando parados, en frío, porque realmente el grupo está parado ahora mismo. Y yo creo que este grupo bebe mucho del directo.

O sea, que al final era eso, tratar de capturar la fuerza de vuestro directo.

Martín: Sí, sí, total. Y por eso metemos a Carlos Hernández en el proceso de grabación, porque él es el que nos hace el sonido en directo; no hay nadie que sepa mejor que Carlos Hernández cómo suena Carolina Durante en directo. Entonces hay cosas que es fácil hablar con él y que las capte muy rápido y que juntadas con la preproducción que hicimos con Berni pues hace que suene así.

Líricamente el disco sí que sigue vuestras tónicas, pero creo que los lugares comunes de aquí –como el “dragón suertudo”, que imagino es el Lucky Dragon, o el hecho de que menciones el nombre de Juan– van hacia sitios más universales…

Diego: Pues justo esa canción, la de “Granja escuela”, es la primera en la que ellos se meten a escribir. Bueno, Martín escribe una versión previa de “Granja escuela” y…

Martín: Sí, yo escribo una canción. Escribo unos versos y se los paso a Diego, sin melodía ni nada, solo los versos. Y entonces Diego pues coge esos versos, los reordena, quita, mete…

Diego: Hago el estribillo… Y con Mario, pues él me tocó una canción que había compuesto…

Mario: Sí, la de “Colores”.

Diego: Y dije “joder, tío, pues esto puede terminar en algo guapo”.

Mario: Mezclamos un poco las estrofas, puso un estribillo suyo…

El clip de “Granja escuela”.
Y al final van saliendo.

Martín: Luego la de “Yo soy el problema” es el poema de un colega, Óscar García.

Diego: Yo a nivel lírico estoy contento, sobre todo por lo que podría haber sido... porque yo escribo esta vez desde unos lugares muy tediosos, tristeza absoluta, ¿sabes? Yo estaba muy jodido…

¿Por qué?

Diego: (Pensativo) Pues porque de repente hay un parón en seco que flipas y no veía la salida y no sabía muy bien qué coño hacer. Veo que todo, pero absolutamente todo, se empieza a caer. Entonces, claro, aislarme de eso, salir, y que me salgan canciones como “Urbanitas”... para mí es la hostia. Yo no quería que quedase un disco gris, ¿sabes? Y en ese sentido estoy muy contento porque no creo que sea así.

No creo que sea un disco triste, pero sí que me parece un disco que abraza una cierta melancolía. Musicalmente incluso, digo. Las guitarras, las armonías…

Diego: A ver, yo sigo siendo yo.

Martín: Y es verdad que, pues no sé, “Moreno de contrabando”, que es la más de coña de todas, pero hablas de algo que no está. O “Urbanitas”, que tiene esa retranca como de cabreado. “Tu nuevo grupo favorito” y “yo solo quería pasarla bien”. Es verdad que hay muchas cosas de “pues esto no está” o “esto me falta”.

Diego: Y si está, se va a acabar.

Martín: Pero, bueno, hay canciones muy lolololo, muy coreables; de hecho, yo creo que al final sí que queda ese regusto de euforia.

Ahora que lo mencionas, quizá las dos cosas que más me llaman la atención de este disco son, primero, los coros, habéis metido coros a fuego.

Martín: A patadas.

Diego: Yo es que quería exprimir a Martín al máximo.

Martín: Y yo tenía verdadero miedo a enfrentar las canciones en directo. El otro día salí bastante satisfecho.

Diego: Si es que Martín canta de la hostia.

Y Mario también está por ahí, ¿no?

Martín: En el disco en una o en dos metes gritos, ¿no?

Mario: Sí, el final de “Urbanitas”. Ahí somos Martín y yo. Y el “de la noche” de “la dupla histórica de la noche” –en “Granja escuela”–.

Diego: Cada cuatro barras de “Granja escuela” meto una futbolera (risas).

Juan: Hubo mofa en el estudio con eso, ¿no? (se ponen a imitar graves de estadio).

Diego: Sí, había veces que le planteamos a Carlos “tío, ¿puedo meter este coro?”. Y nos miraba en plan… es que, sí, muchas veces traspasaba la barrera del hooligan.

Juan: El coro paleto (risas).

Diego: En “10” queríamos meter como… (imita el murmullo ininteligible de una grada).

Máximas expectativas.
Máximas expectativas.

Como si fuera el runrún de una grada.

Diego: Claro, como no podíamos meter a 10.000 personas, pues a lo casero.

Martín: Sí, la verdad es que ha sido muy divertido grabar los coros, tío. Pero copiando coros hasta a los Clash, ¿eh? En “Urbanitas”, por ejemplo, yo les decía a Carlos y a Berni “quiero que suene a los Clash”. Y se los copiamos directamente, ya no me acuerdo qué canción de los Clash era.

Diego: Yo igual. Yo cuando me decían cómo quería los coros, siempre decía “Porretas, yo quiero Porretas”. Todos ahí, al unísono. Dejad de armonizar que yo quiero unísono, unísono.

Martín: Es verdad que a Carlos le encanta armonizar y yo siempre le digo que vale, pero que cuidado, vamos a chequear bien qué armonías y qué mierdas porque hay discos que ha grabado y que se pone a armonizar, pues no sé, a Airbag, a Juniper Moon, a Los Planetas… Armoniza a todo dios y lo canta él y lo graba él y digo… “esto es una horterada”.

Juan: Pone a veces a la mujer a cantar también.

Martín: Yo soy muy de unísono y octava arriba. Pero, bueno, sí, nos hemos metido con algunos y la verdad es que están bastante guapos. 

Juan: Le dan color ahí.

Martín: Sí, y es que es eso… Teníamos claro que era un disco que tenía que invitar a cantar, al directo, al coro con peña… Ha sido un poco la “Experiencia Bestia Bebé”. Antes de los conciertos nos ponemos a Bestia Bebé y todas las canciones las cantamos en plan puro hooligans; entonces queríamos canciones que llegasen a dar esa sensación.

Diego: Sí, yo creo que si hay un grupo que ha influido de verdad algo en este disco ha sido Bestia Bebé.

Martín: Un poco en la sensación general, sí.

Juan: Y en las bateras, también. El “ritmo argentino”, que le llamamos.

Martín: Bombo, caja.

Juan: “tu-tu-pá-tu-tu-tu-pá-tu-tu-tu-pá”.

Martín: Y luego también el guiño de “yo solo quería pasarla bien”.

El otro tema, aparte de los coros, por retomar, es el ruido. Las guitarras son más ruidosas, hay más punteo, hay más pedales…

Martín: Hay más guitarras.

Eso también os lo iba a comentar, por momentos me ha dado la sensación de que erais cinco. Hasta sintes me ha parecido escuchar.

Martín: Sintes no hay, pero casi.

Juan: Son los pedales estos de Boss, de guitar synthesizer y todo eso, ¿sabes?

Martín: Sí, en el bajo también le metimos synthesizer en algunos temas.


“Yo quiero decir que nos sale todo muy natural, la forma en que descartamos o nos quedamos con un tema. Por si alguien piensa que nos reunimos y discutimos o cualquier cosa”
Mario del Valle



En “Aaaaaaa#$!&” la voz está como más tratada.

Juan: Sí, termina con un arpegiador, ¿no?

Mario: Era un delay con dip switch, creo.

Martín: Ah, el que se pone a hacer como un reguetón (imita el ritmillo con un crujido en la voz).

Mario: No, no. O sea, eso también, pero ahí el Duncan Mills metió lo que dices tú, como un delay automatizado en la voz, y al meterlo en el estéreo suena así, raro, como circular.

Martín: Yo qué sé, es verdad que hemos metido mil mierdas. ¿No le metisteis también en la premezcla como una guitarra que iba así, de lado a lado?

Mario: En el proceso de preproducción, antes de mandárselo a Duncan Mills, que lo hicimos con Berni, hicimos muchas frikadas. Por ejemplo en la de “10”, en la parte instrumental, metimos… ¿qué era? ¿un shaker?

Juan: Un shaker no, tío, una pandereta a semicorcheas con no sé qué cojones. Creo que primero tenía un autopan de estos que iba de izquierda a derecha a todo rabo, luego saturada a full… parecía cualquier cosa menos una pandereta.

Martín: Y también metiste la Rickenbacker esa de doce cuerdas, ¿no?

Mario: Esa al final no la acabé usando, pero sí, probé muchas cosas.

Martín: Y la “lulila”. El trémolo tuvimos que esconderlo. Se lo escondió Juan el último día en plan “ya has metido suficiente trémolo”.

Juan: Es que se volvía loco a veces (ríe).

Como si hubieras descubierto el trémolo hace dos días.

Martín: Grabó la parte esta de “Granja escuela” que se queda la guitarra sola, quedó muy guapa y dijo “buah, pues ahora ya trémolo en todos lados”. Trémolo en “Moreno de contrabando”, trémolo por todos lados.

Mario: Pero lo metí con elegancia, ¿eh?

Martín: Que sí, que sí, que estaba bien, pero ya era la broma. Como “bueno, creo que para esta decimoquinta capa de guitarra… sí, creo que voy a coger el trémolo”.

Mario: Es que me gusta como que haya un desafine sutil en algún lugar.

O sea, que os lo habéis pasado bien jugando.

Martín: Sí, sí. De hecho, tenemos problemas para tocar “Colores” en el local…

¿Por?

Martín: Porque hay que generar mucha atmósfera ahí.

Mario: Nos faltan manos.

Martín: Nos faltan manos, nos falta de todo.

Jugando a pasárselo bien.
Jugando a pasárselo bien.

Tenéis que meter al quinto
beatle, un fusilado.

Diego: Detrás de Juan (risas).

Martín: Le damos una guitarra a Carlos y lo ponemos ahí, en la mesa de sonido.

Juan: Ojo, que Carlos subía con los Triángulo.

Diego: Ya mete coros, o sea que… (risas).

Martín: Sí, ya lo hemos convencido.

¿Mete coros en directo?

Juan: Desde la mesa, se pilla un micro, unos cascos y se canta, ¿eh?

Diego: Alguien que se fije bien algún día dirá “¿quién está cantando este coro?”. Si es que eso mola más que pincharlo, a mí lo de pinchar las cosas es que no me gusta nada.

O sea, que nada pinchado.

Martín: Es que pinchar las cosas ya es tocar con claqueta.

Diego: Sí, y es que se pierde la gracia.

Mario: Pierde rollo.

Diego: Y es que ahora prácticamente todo el mundo lleva algo pinchado.

Martín: Si eso, algún músico de directo. Eso podría llegar a ser. Pero habría que pensar también “¿quién?”.

Juan: Y cómo y por qué y para qué.

Martín: Hay muchas preguntas, entonces tenemos que ir resolviéndolo.

¿Os lo habéis planteado?

Martín: Sí, sí, pero por ahora no lo vemos necesario. La propuesta es más contundente, cruda, y al final creemos que importa más eso que la atmósfera o que se pierdan detalles de la grabación. No somos Los Planetas.

Juan: Además son dos mundos, que tampoco tiene por qué ser igual el directo que el estudio. De hecho, yo prefiero que no lo sean. Si es que para escuchar un grupo que lo lleva todo pinchado y que suena igual que el disco… para eso me pongo en mi casa el disco, que además se escucha mejor.

Martín: Luego todos vemos a Triángulo de Amor Bizarro y decimos “se puede tener todo en esta vida”. Bueno, a ellos les falta la juventud, no lo tienen todo.

Diego: Cuando ves a ese tipo de grupos es cuando nos miramos y decimos “¿metemos a alguien más?”.


“Si es que para escuchar un grupo que lo lleva todo pinchado y que suena igual que el disco… para eso me pongo en mi casa el disco, que además se escucha mejor”
Juan Pedrayes



Ahora que los mencionáis, “Yo soy el problema” me ha recordado mucho a Triángulo. Vamos, que me imagino perfectamente a Isa cantando en el estribillo.

Martín: ¡En serio! Pues qué guay.

Mario: Pues es verdad, ¿eh?

Diego: Oye, pues estaría guapo sacarla con ella. Ahora todos los grupos hacen reediciones así (risas).

Me da la sensación de que os hacéis grandes en torno a otros, que tratáis pequeñas dinámicas relacionales en el disco, que habéis incidido en el valor de la amistad.

Diego: Yo creo que eso puede tener que ver también con Bestia Bebé.

Martín: Sí, tienen muchas canciones de amor a todo tipo de cosas. Canciones de amor a amigos o al coche.

Diego: Pues sí, de hecho, cuando empecé a escuchar a los Bestia prácticamente después vino “El parque de las balas”. Siempre me había centrado más en canciones de amor al uso, ¿no? De relaciones de pareja. Y a raíz de escuchar a Bestia Bebé me esforcé más por hablar del amor a los colegas o a cualquier otra cosa.

Martín: Es que escuchas “Wagen del pueblo” y dices “joder, si es que es de las canciones de amor más guapas que hay”. Y en realidad están hablando de un coche, ¿sabes? De una puta furgoneta.

Diego: En España lo veo poco en general. En la música, digo. Ese rollo de los panas.

También aquí es que creo que se ha instalado una especie de sensación de que solo hay espacio para que triunfe uno, con lo que conlleva en cuanto a competitividad.

Diego: Sí, puede ser. Me alegro que me digas lo de los homies, la verdad.

Es importante todo lo que rodea al grupo para vosotros, ¿no?

Diego: Hombre, claro.

Martín: Claro, cien por cien.

Diego: Al final también es lo que hace las canciones, porque yo cuando escribo pues me fijo en mi alrededor, en mi entorno.

Martín: De hecho, mola. El otro día en la fiesta de presentación, que vas tocando canciones y vas pensando en gente a medida que vas tocando… Pues eso, estás tocando “El parque de las balas” y está el Tomás, o la Elena. Y tocas “Las canciones de Juanita” y yo pienso inmediatamente en mi hermano y, yo qué sé, vas haciendo conexiones.

Lo de Messi en el PSG, ¿qué tal?

Martín: Pues por ejemplo estamos tocando la de “10” y está Leo ahí, en el pogo, llorando. Y dices “joé”.

Diego: Siempre me acuerdo que me escribió cuando salió en plan: “oye, me ha dicho peña que esta canción va por Cristiano, no por mí” y tal.

Juan: ¿Te escribió Leo de verdad?

Diego: ¿Cómo me va a escribir Leo, Juan? (risas).

Sonrisas de satisfacción.
Sonrisas de satisfacción.


No tienes Twitch, si lo tuvieras seguro que te escribiría.

Martín: (Imitando el acento argentino de Messi) Nos dijo “che, no puedo estar en la fiesta de presentación…”.

Diego: (Sigue la imitación) Dice: “¿puede utilizar mi +1 el Cholo?”.

Martín: Estas cosas de la familiaridad, de los colegas. No, pero en serio, esa canción también es cierto que es muy canción de amor al capitán de fútbol, del equipo. De hecho, Alvarito, de Biznaga, nos dijo que el fútbol ni le va ni le viene, pero que le había emocionado mucho esa canción. El estribillo es muy bonito.

Diego: Un colega me dijo a mí que la veía muy relacionada con la amistad, o sea que sí, seguramente tengas razón con lo de antes.

La escribiste antes de que se fuera, ¿verdad?

Diego: Sí, la escribí cuando el burofax, pero la idea era un poco hacer una canción que pudiese coger cualquier aficionado de cualquier equipo de fútbol y le evocase ese momento en que la estrella de su equipo se va a otro. Y por eso también metí el guiño a Cristiano –las rayas negras, por la camiseta de la Juve–.

La última frase del disco es “dime si esto es el final, si esto se ha acabado”. Vais fuerte, dejando preguntas. ¿En algún momento, remoto, se os ha pasado por la cabeza dejar el grupo?

Martín: No (rotundo).

Diego: Nada, nada, qué va. Evidentemente uno sabe que las cosas se acaban, pero esto espero que dure el mayor tiempo posible y que disfrutemos de ello el mayor tiempo posible, y que nos dé muchas alegrías.

Martín: Y no solo para disfrutar. Quiero decir, obviamente, si al final se acaba el disfrute, pues no sé si tendría mucho sentido seguir. Pero, vaya, que no estamos en ese punto ni cerca. Piensa que llevamos menos de cinco años tocando juntos. El 27 de febrero es el aniversario de la primera vez que tocamos, hacemos cinco años. Que es nada.

Sí, sí, es que no es nada. Pero os han pasado muchísimas cosas y muy rápido.

Diego: Sí, una pandemia. Más nos hubiesen pasado.

Martín: No queremos ni verla.

Diego: Y en el disco no hay ninguna referencia.

Martín: Es que a ver quién lo escucha dentro de tres años…

Diego: Hoy decían en el telediario: “se van a cumplir dos años desde el comienzo de la pandemia, escaneando este código QR podéis seguir el día a día desde que empezó”. Y yo como “¿dónde está el móvil?... que quiero repasarme la historia desde el día que comenzó y yo confinado en Madrid hasta el día de hoy; porque me apetece repasarla y aprenderla de puta madre”. Es como…

Es que hay mucha psicosis.

Diego: Y es que a los medios les flipa, además. Hay desastres que, en cierto modo, te alegras, porque por lo menos dejan de hablar de lo mismo unos días.

Como lo de Djokovic, ¿no? ¿Y cómo salió lo de Alonso Caparrós?

Martín: Pues esto fue curioso porque cuando hicimos “La planta que muere en la esquina”, contactamos con Juan Muñoz, ex Cruz y Raya, y no dio respuesta hasta muy al final, cuando la productora ya nos había propuesto a Alonso Caparrós. Ya habían contactado con él, estaba como que le apetecía un montón y al final justo nos confirmó Juan Muñoz, pero ya era tarde. Se les quedó la espinita.

Pues nada, enhorabuena por el disco y que vayan bien los bolos.

Martín: Que los haiga.

Tendréis ya jaleíllo.

Diego: Sí, sí, en verano tenemos mucho y esperamos que con el disco entren más. Pero queríamos tener aseguradas cosas porque de repente ahora todo el mundo saca, hay un poco de overbooking.

Bueno, para vosotros siempre hay hueco… cuatro chavales, sin pretensiones…

Martín: Claaaro, tío, es como… Primavera, tío, cuatro chavales más, una hora… ni siquiera queremos una hora: 45 minutos.

Diego: En lo que hacen el cambio, podemos tocar.

Martín: ¿Qué venís, de vacaciones? ¿No os apetece tocar un poquito a la una de la tarde? ∎

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