Extremando la realidad. Foto: Asier Echevarría
Extremando la realidad. Foto: Asier Echevarría

Entrevista

Crossed y la rabia de vivir

Con su segundo álbum, el joven grupo madrileño imprime considerable impulso creativo a una obra todavía breve pero sin duda recomendable. Navegando en las tempestuosas corrientes del hardcore extremo y metalizado, Crossed ha encontrado una voz propia que obliga a seguir su pista. Grupos tan imaginativos y enjundiosos como este no aparecen todos los días.

14. 07. 2022

Hacía muchos años que un disco no me impactaba del modo en que lo ha hecho “Morir” (Autoeditado, 2022), el segundo disco largo de Crossed. Lo de “largo” es un decir, porque lo despachan en menos de 20 minutos, pero no hace falta más tiempo para que su descarga de rabia y electricidad te noquee. A encuadrar dentro de la escena hardcore más extrema, su propuesta no es apta para oídos sensibles, pero tras sus abundantes capas de distorsión encierra un poso poético de muchos quilates.

Tras “Language Dissolution Because Everything Is In Eternal Void” (2018), EP de seis canciones grabado en su local de ensayo que le sirvió como carta de presentación, el cuarteto madrileño debutó en largo en 2020 con “Barely Buried Love”. En “Morir” hacen hincapié en su lado más aventurero y agresivo, experimentando a su antojo con el sonido de sus instrumentos para dar forma a una de las propuestas más originales y sólidas de nuestro hardcore contemporáneo.

Quedamos vía Zoom con Miguel Pardo (guitarra y voz) y Rodrigo Serna (bajo) –el grupo lo completan Rubén Desán a la guitarra y Dani Sotelo a la batería– para hablar de su propuesta, de los fundamentos en que esta se basa y de la manera en que la misma ha ido evolucionando en apenas cinco años de actividad.

Detrás: Rubén Desán y Dani Sotelo. Delante: Miguel Pardo y Rodrigo Serna. Foto: Asier Echevarría
Detrás: Rubén Desán y Dani Sotelo. Delante: Miguel Pardo y Rodrigo Serna. Foto: Asier Echevarría

Para situarnos y presentaros como es debido a nuestros lectores. ¿Cómo empieza el grupo?

Miguel: Nos juntamos en 2017 porque todos tocábamos en bandas que compartían local. Estábamos en Descubriendo a Mr. Mime, Boneflower y Eros + Massacre, tirando al rollo screamo underground, todas de Madrid. Éramos colegas y salíamos juntos, y un día hablando de grupos que nos gustaban y teníamos en común los cuatro y que tiraban más al rollo más agresivo, más hardcore y con tintes más mathcore como Converge, pensamos: “¿Y si nos juntamos aprovechando que cada uno toca un instrumento para montar una banda y hacemos un poco de ruido?”. Y así nació Crossed. En principio era un proyecto más tranquilo porque cada uno tenía su otro grupo, pero todo se fue liando cuando algunos dejamos los otros proyectos en los que estábamos y fuimos viendo que la gente venía más a los conciertos y el feedback era muy bueno. Todo ello influyó para que nos lo fuéramos tomando más en serio.

Rodrigo: Pero básicamente era eso, un poco improvisando sobre la marcha, de fiesta. Hablábamos de que en Madrid hacía mucho que no había grupos agresivos dentro de nuestra escena de hardcore. Yo antes no tocaba nada, pero dije que podía tocar el bajo. Otro dijo que tocaba la batería, otro la guitarra… Fue todo muy fácil. Ese día seguimos de borrachera y al día siguiente ya teníamos el grupo montado.

Me interesa vuestra forma de componer, porque creo que hay mucho trabajo detrás de cada parte. ¿Cómo lo hacéis?

Rodrigo: Funciona porque lo hacemos todo en el local. Puede ser que alguno de nosotros tenga una idea o un riff, y casi desde cero hasta el final todo nace de los cuatro, con todos opinando sobre qué es lo que mejor encaja a continuación. Al final, no es que alguien lleve una canción hecha, sino que el proceso compositivo es en común, con cuatro mentes componiendo al mismo tiempo.

Miguel: La idea de que salga música tan, entre comillas, fresca es por no llevar nada cerrado. Lo que nos gusta es que estamos todo el rato dialogando.

También me llama la atención vuestra sonoridad y el tipo de instrumentos que usáis. Miguel usa una Fender Jaguar, que es un modelo poco visto en bandas de vuestro estilo, mientras que Rubén usa una Gibson Les Paul Studio y Rodrigo un bajo Fender Precision, que es probablemente el equipo más clásico para un grupo de hardcore. Creo que vuestra combinación aporta originalidad al sonido del grupo.

Miguel: Totalmente. Además, es que somos muy frikis del tema equipo. Aunque he escuchado toda la vida mucho mathcore y screamo, a lo que más presto atención ahora es al shoegazing. Con los años vas oyendo también grupos como Sonic Youth y te das cuenta de que puedes sacar sonidos muy interesantes de modelos de guitarra como Jaguar o Jazzmaster. Lo hace todo más arriesgado y guay.

“Con este álbum intentamos que lo que fuese más bestia fuese más bestia que todo lo que habíamos hecho, y que lo que fuese más lento también fuera mucho más suave que todo lo que habíamos hecho antes. Intentamos extremar todo un poco, dentro de lo que hacemos”
Rodrigo Serna

Estáis muy abiertos a la experimentación y eso se nota en ciertos cortes del disco. Los instrumentales me recuerdan a Godflesh, aunque también están claras otras influencias como Narcissus, Converge o The Dillinger Escape Plan. ¿Ha habido mucho traspaso de discos entre vosotros hasta llegar al sonido que queríais reflejar como banda?

Miguel: Sí que es cierto que cada uno tenemos nuestras influencias más fuertes, pero coincidimos en muchas cosas y partimos todos de un punto común, que son Converge o Loma Prieta o bandas de screamo clásico. Pero también tenemos influencias de metal muy moderno y muy antiguo, cosas muy random. Aparte de que nos mola el ruidaco y hacer temas más hardcore o lo que sea, nos gusta también que sean originales y nos encanta experimentar.

Rodrigo: Es curioso, porque cuando escuchamos música juntos siempre hay alguien al que no le gusta lo que estamos poniendo. Cuando pensamos en hacer alguna versión, nunca llegamos a un acuerdo porque siempre hay alguien que está en desacuerdo. No hay ningún grupo que nos guste a los cuatro por igual.

Quizá tengáis que hacer una versión de un artista al que odiéis los cuatro.

Rodrigo: (risas) Puede ser, pero no es tan fácil. Al final, obviamente, hay cosas que nos gustan más o menos a todos, pero es una lucha porque cada uno en su casa escucha una cosa distinta.

Miguel: Cuando nos vamos de gira es un alivio increíble poner una canción y que todos digamos “¡qué temazo!”. Es como “venga va, tres minutos de tranquilidad y después volvemos a las hostias” (risas).

Con cada nuevo disco vais aumentando vuestro nivel de agresividad sonora. ¿Hasta dónde queréis llegar?

Rodrigo: Con este álbum intentamos que lo que fuese más bestia fuese más bestia que todo lo que habíamos hecho, y que lo que fuese más lento también fuera mucho más suave que todo lo que habíamos hecho antes. Intentamos extremar todo un poco, dentro de lo que hacemos. Creo que no hay fin, todo más bruto cada vez está bien.

Miguel: A la hora de componer nos mola mucho trabajar con conceptos. Este álbum queríamos que fuera más agresivo y sobre todo más abrasivo, que fuera conceptualmente bestia y que eso lo transmitiera la música.

Buscando matices en la oscuridad. Foto: Asier Echevarría
Buscando matices en la oscuridad. Foto: Asier Echevarría

Eso se ha trasladado también al vídeo de “Flores rotas”, que impacta y encaja perfectamente con la canción. Hay cosas en él que me recuerdan incluso a “Un perro andaluz” (Luis Buñuel, 1929).

Rodrigo: Todo el arte, la parte visual, siempre lo hacemos Miguel y yo juntos. Casi todas las ideas del vídeo las ideamos nosotros aquí en casa tomando unas cervezas. Mi primo y su pareja tienen una productora de vídeo, Del Higo Films, y nos pareció perfecto hacerlo con ellos. Nosotros intentamos darles todas las escenas lo más cerradas posibles, ellos entendieron perfectamente lo que queríamos y en muy poco tiempo el vídeo estaba hecho. Lo que hicimos Miguel y yo fue mirar un montón de clips buscando referencias e imágenes, cosas que nos gustaban para hacer una mezcla de todo que funcionase con lo que teníamos ya hecho.

Miguel: Queríamos que funcionara con todo el diseño del disco, que también habíamos hecho nosotros. Nos hemos esforzado para que todo el conjunto que forman las canciones, las letras, el diseño del disco, el vídeo y todo lo demás tenga sentido y funcione.

“Flores rotas” o “el vértigo que da verte caer”.

De hecho, da la sensación de que todo el arte en vuestro proyecto está muy trabajado y muy pensado. Incluso cómo arranca el disco, con “Culpa”. Hacía mucho tiempo que no escuchaba un arranque tan brutal. Te atrapa desde el segundo uno, y creo que eso tiene que estar muy meditado. ¿Pensáis mucho cada paso que dais, cada cosa que hacéis?

Rodrigo: Lo intentamos, desde luego. En el caso del arte, del diseño, yo escribo las letras. Y me encantan los discos que tienen un hilo conductor y que tienen todo muy bien hilado, muy bien pensado. Los míticos trabajos que tienen algún secretillo o cosas que se repiten de otros discos… Me encanta eso. Que se traslade esto a la parte visual o estética me parece superinteresante, creo que añade peso a la obra. A la hora de trabajar en “Morir”, las letras y el arte iban un poco en paralelo. La música es lo primero, pero quería que las letras giraran en torno a ciertas cosas y que el diseño, que es lo que trabajamos en conjunto, tuviera este rollo elegante pero a la vez hablara de un modo muy crudo y muy sucio. Es todo un juego de compensar por un lado y golpear por el otro.

Miguel: Cuando hicimos esa canción, “Culpa”, ya tuvimos claro que iba a ser la primera del disco. También empezamos con ella los conciertos. Es como intentar ir desde el principio al máximo. De hecho, creo que el disco se va suavizando desde el principio hasta el final.

Rodrigo: Es un poco embudo.

Miguel: Exacto. Es como que al principio entra todo al máximo y poco a poco van apareciendo más matices.

“Yo antes era más feliz. Con los años me vuelvo más nihilista, me cabreo más, tengo más frustraciones. Por el curro, por tener un piso, por estar asentado en un sitio, por tener una vida social digna… Son cosas que me indignan muchísimo. Y como soy un tipo tirando a tristón, la verdad es que no hay ningún rayo de esperanza en las letras”
Miguel Pardo

En este disco habéis pasado del inglés al español, y es un cambio importante que añade un punto de interés. Es cierto que en un estilo como el screamo es difícil entender las voces, pero si haces el ejercicio de intentar entender las letras o las lees, realmente son muy poéticas. Me gustaría saber de dónde nacen y qué te inspira para escribir.

Miguel: Me las intento currar mucho. El paso del inglés al español fue por una cuestión de más facilidad a la hora de componer. Con el inglés me lo pasaba guay, pero mi lengua materna es el castellano y así disfruto mucho más escribiendo. Lo que hago es escribir una base que luego cambio hasta que llego a algo que a mí como lector, aunque sea quien lo escriba, me impacte y me afecte de alguna forma. Es un curro muy introspectivo y muy poético. Podría ser que me hubiera basado un poco en la cuarentena, pero no iba tanto por ahí como que simplemente quería jugar con el concepto de la muerte, por cómo lo he pasado en los últimos años con la muerte de familiares o la muerte de mi perra, o separaciones sociales que he tenido con gente… Conceptos que me han afectado y que quería trasladar de una forma supercruda. Me encantan los grupos que tienen una frase que te atrapa. Eso es lo que me gusta, jugar con conceptos muy cortos, pero que sean una hostia. Que te rajen, que te hagan algo por dentro. Esto es lo que he intentado transmitir con el disco. Lo que dices de no entender las letras es otra parte del tipo de música que tocamos. Al ser gritos, está claro que no se va a entender a no ser que lo leas. Por eso quisimos sacar como primer single “Flores rotas”, porque en ella sí se entiende lo que digo. La gente que nos escucha está acostumbrada a no entender lo que canto, y nos apetecía jugar a sacar una canción donde sí se entendiera perfectamente toda la letra.

No sabría decir si en las letras hay algún rayo de esperanza.

Miguel: No sé si has escuchado alguna vez eso de que cuanto más mayor te haces menos enfadado estás. Pues a mí me pasa al revés, yo antes era más feliz. Con los años me vuelvo más nihilista, me cabreo más, tengo más frustraciones. Por el curro, por tener un piso, por estar asentado en un sitio, por tener una vida social digna… Son cosas que me indignan muchísimo. Y como soy un tipo tirando a tristón, la verdad es que no hay ningún rayo de esperanza en las letras. Pero porque también creo que tenía sentido expresarme así. Si en algún momento hacemos un disco en el que yo esté anímicamente más tranquilo y me apetezca escribir sobre otras cosas sí que habrá otro tipo de letras. Simplemente estaba en un momento en el que me apetecía desahogarme de esa forma. ∎

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