Amadou, guitar hero. Foto: Serge Benhamou (Getty Images)
Amadou, guitar hero. Foto: Serge Benhamou (Getty Images)

Fuera de Juego

Los domingos en Bamako ya no serán lo mismo sin Amadou Bagayoko

El sábado saltaba a los teletipos la triste noticia de la inesperada desaparición a los 70 años de Amadou Bagayoko: murió el viernes 4 de abril. El pasado noviembre aún se le pudo ver en directo en nuestro país, junto a su querida Mariam Doumbia, en la que fue gira de presentación del último disco de Amadou & Mariam, el recopilatorio “La vie est belle”. Un título muy adecuado para hacer justicia a una pareja que supo enfrentarse a la gran adversidad de ser invidentes no solo con una sonrisa, sino con una longeva carrera musical que los ha llevado a ser considerados un gran referente de la música africana.

08. 04. 2025

En una trayectoria que alcanza el medio siglo, Amadou & Mariam supieron aunar éxito comercial y estima personal, ya que fue una pareja que se hizo querer, poniendo su arte al servicio de las causas más nobles. Y no lo tuvieron nada fácil. El periplo de Amadou Bagayoko (1954-2025) junto a Mariam Doumbia empieza en el Institut des Jeunes Aveugles de Bamako en 1975, donde tocaron en el grupo de la institución, Éclipse Orchestra, dirigido por Idrissa Soumaoro. Él tenía 21 años y ella 17; él hacía seis años que había perdido la vista a causa de una catarata congénita, y ella desde los 4, por culpa de un sarampión mal curado. La vinculación de Amadou con la música había empezado antes, con sus estudios en el Institut National des Arts, bajo la dirección de Cheick Tidiane Seck. Hizo su debut profesional a los 14 años, en 1968, militando en la Orchestre National B, muy influenciado por la música cubana que entonces hacía furor en África Occidental. Uno de sus grandes referentes fue el tresero Arsenio Rodríguez, gran innovador del son montuno, ciego como él y, si se comparan algunas fotos, con un gran parecido. Luego militó en nada menos que los Ambassadeurs, grupo residente en el mítico Motel de Bamako, dirigido por Kanté Manfila y del que formaba parte también Salif Keita. Con esta orquesta amplió repertorio: además de sonidos afrocubanos, interpretaban música mandinga, rhythm’n’blues y éxitos de la variété francesa. Fue una escuela inmejorable para abrirle el foco y poder perfeccionar su técnica a la guitarra.

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