Reina de Siam, dura de pelar. Foto: Jasmine Hirst
Reina de Siam, dura de pelar. Foto: Jasmine Hirst

Entrevista

Lydia Lunch: la reina del “punch rock”

Lydia Lunch es una auténtica depredadora desde los tiempos de la no wave con Teenage Jesus And The Jerks. Leyenda viva de la escena musical underground del Nueva York de los años chungos, el de mediados y finales de los setenta.

Rockdelux 396

(Junio 2023)

A lo largo de mi vida profesional he tenido delante de mi grabadora, solo o en compañía de otros, a los Ramones, a Patti Smith y a gente intimidadora de verdad, como Nick Cave, Rowland S. Howard, Genesis P. Orridge, Blixa Bargeld, Lou Reed o Michael Gira. Pero nunca a Lydia Lunch (Rochester, Nueva York, 1959). Y eso que vivió en Barcelona varios años, a principios de siglo.

Lydia Anne Koch huyó de casa a los 16 años, harta de los abusos y el maltrato que recibía en su familia, y se convirtió en Lydia Lunch por su facilidad para proveer de alimentos –por los métodos que hiciera falta– tanto a ella como a sus amigos. Dejó su ciudad natal junto al lago Ontario y se marchó a más de quinientos kilómetros, a la degradada ciudad protagonista de novelas tan sucias como “Última salida para Brooklyn” (Hubert Selby Jr., 1964) o películas del mismo pelaje como “Malas calles” (Martin Scorsese, 1973), “Serpico” (Sidney Lumet, 1973) o “Taxi Driver” (Martin Scorsese, 1976). A Nueva York llegó a tiempo para ver nacer el punk y descubrir que ella era más punk que el propio punk, como se puede leer en su autobiografía “Paradoxia. Diario de una depredadora” (“Paradoxia. A Predator’s Diary”, 1997; La Máscara, 2000).
Por sí sola, Lunch encarna la no wave, el movimiento más nihilista y desencantado de la historia del rock. Desde sus inicios como líder de Teenage Jesus And The Jerks, en 1977, su trayectoria ha sido un constante trasiego de bandas de corta duración. Su enorme producción musical se encuentra distribuida bajo muchos nombres –Beirut Slump, 8 Eyed Spy, Devil Dogs, 13.13, Immaculate Consumptive, Big Sexy Noise, Harry Crews, entre otros– y en colaboraciones con The Birthday Party, Sonic Youth, Blaine L. Reininger, el videocreador español Marc Viaplana o el francés Marc Hurtado, fundador con su hermano Éric del dúo Étant Donnés.

Lydia Lunch, Weasel Walter, Tim Dahl y Bob Bert: Retrovirus.
Lydia Lunch, Weasel Walter, Tim Dahl y Bob Bert: Retrovirus.
Retrovirus, la banda con que actuará en el festival Azkena Rock en Vitoria-Gasteiz, es la que más tiempo ha existido con ese nombre, aunque no con los mismos integrantes. Se formó en 2003 como The Willing Victim y en 2012 se transformó en Retrovirus: un organismo malsano pensado para el directo, cuyo repertorio incluye canciones de muchas de esas otras bandas que “nunca han tocado en directo o solo muy muy brevemente”, explica. “Retrovirus es como el ‘Lydian Jukebox’: una referencia histórica de mi catálogo desde 1979 hasta los últimos tiempos. Daré a probar un poco de todo y el concierto va a ser brutal, bonito, agresivo, y va a hacer volar a todo el mundo del puto escenario”, amplía. En ese “Lydian Jukebox” del que habla hay escritas “más de cuatrocientas canciones, pero para tocarlas necesito músicos. En mis espectáculos de spoken word creo mi propia música de ambiente psicótico, pero no la publico”.

Lydia Lunch Retrovirus: “The Gospel Singer”, en directo en 2015. Vídeo por Jasmine Hirst.
Por pura curiosidad le nombro a la bicha, Nick Cave, con quien tuvo bastante trato a principios de los ochenta y llegó incluso a grabar el EP compartido “Drunk On The Pope’s Blood/The Agony Is The Ecstacy” (4AD-Missing Link, 1982), con una cara para The Birthday Party y otra cara para ella. De ahí surgió una bonita historia de amistad con Rowland S. Howard (que murió en 2009), pero no tanto con Cave: “Mi relación era con Rowland S. Howard, que fue y todavía es uno de mis compositores y guitarristas favoritos. Con Retrovirus tocamos ‘Still Burning’, una canción que hicimos juntos. La belleza de la música de Rowland era la economía del sonido, en la que cada nota era importante y hermosa. Pero no tengo nada que decir sobre Nick Cave. Sigo colaborando y siendo amiga de casi todos a los que he conocido desde 1977, porque tengo una mente abierta y no juzgo. Pero a algunas personas no les importa lo que hacen los demás, no quieren escuchar y no se les da bien la amistad. Yo soy todo lo contrario a Nick Cave. Sigo siendo amiga de la gente de Mars y sigo actuando con J. G. Thirlwell, Thurston Moore o Exene Cervenka. Con todos con quienes he trabajado, excepto con una o dos personas. Ambos machistas. No me hagas seguir hablando, que voy a por ti”.

Esa multiplicidad de músicos y artistas con que ha colaborado hace que su trabajo no pueda describirse de forma lineal. Hay infinidad de formas en las que la vanguardia se manifiesta a través suyo. “He ido cambiando desde el principio. Si comparas mis dos primeros álbumes “Queen Of Siam” (1980) y “13.13” (1981)– con mis proyectos Teenage Jesus And The Jerks o Big Sexy Noise, o con mi colaboración con Rowland S. Howard –“Shotgun Wedding (1991), nada suena igual. Puede haber elementos comunes, pero la música es completamente diferente. Musicalmente, he cambiado más que nadie, porque soy una esquizofrénica musical, nada es igual a lo anterior. Eso es lo que hace que Retrovirus sea tan interesante. Ahí puedo mostrar muchos sabores diferentes de la música que he hecho con músicos de ahora, que pueden aportar realmente otro tipo de intensidad sónica. En lo que sí coincido todo el tiempo, por supuesto, es en que trabajo instintivamente para conseguir impacto con las palabras. Lo que hago ahora es ‘punch rock’, no ‘punk rock’. Si te soy franca, no veo que haya habido ninguna música que haya roto con la tradición más de lo que lo hizo Teenage Jesus And The Jerks. Fue una de las mayores rupturas de la historia de la música, al margen de músicos clásicos dementes como Xenakis o Stockhausen”.

“Si te soy franca, no veo que haya habido ninguna música que haya roto con la tradición más de lo que lo hizo Teenage Jesus And The Jerks. Fue una de las mayores rupturas de la historia de la música, al margen de músicos clásicos dementes como Xenakis o Stockhausen”
Aparte de los aspectos estrictamente musicales, de una radicalidad extrema, la beligerancia de Lunch radica fundamentalmente en su discurso. Cuando le comento que ha construido su carrera profesional haciendo una especie de catarsis de sus traumas, puntualiza que sus dramas personales no son los peores traumas: “Están también los traumas políticos. El trauma empieza en la familia. La familia es solo un microcosmos del trauma en todo el mundo. Así que cuando empecé a hablar de mi propio trauma no fue porque fuera tan especial, sino porque precisamente no lo era: era universal y nadie más hablaba de ello entonces. Acabo de terminar un documental que he codirigido llamado ‘Artist: Depression Anxiety Rage’ (2021) que creo que llevaré a España en otoño. Trata sobre cómo los artistas, escritores y músicos sobreviven a los traumas, ya sean sexuales, de acoso, de persecución religiosa, de pobreza o de abandono. En cierto sentido, sigo hablando del cáncer del nacimiento, del trauma de la juventud y del matonismo político. Mi tema no va a desaparecer y tengo que encontrar nuevos métodos para hablar de ello. Pero el documental que acabo de terminar es muy importante, porque en Estados Unidos este año ya llevamos más de sesenta tiroteos masivos. Cuando estaba terminando el documental me di cuenta de que si un niño encuentra música, arte o literatura con la que identificarse, nunca se convierte en un asesino en masa. Los asesinos en masa, todos hombres, por cierto, no han encontrado nada –ni arte, ni literatura, ni música– con lo que relacionarse cuando eran niños. Y se ha vuelto peor con internet, porque en vez de encontrar algo con lo que pudieran relacionarse a nivel artístico, encuentran algo que puede fomentar su odio. En Estados Unidos se les llama ‘incels’, ‘involuntariamente célibes’. Eso es lo que son muchos de estos pistoleros. Yo me considero ‘sin-cel’. Cuanto más matan, más follo. Todos esos matan porque no follan”. ∎

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