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Maria Rodés

El amor es un campo de batalla

Fotos: Alfredo Arias

28.10.2022
En su nuevo álbum, la cantautora catalana se abre por fin al amor y abandona los grandes conceptos para ofrecer un disco íntimo y sincero, cercano y ligeramente ensoñador, que recorre el ciclo de la emoción por la vía del desencanto, desde la inocencia de los primeros días hasta la muerte de la pasión. Hasta el hastío del fin del mundo.

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ice Maria Rodés que lanzarse a la aventura de hacer “Contigo” (2021), un disco de amor y desamor con David Rodríguez –La Estrella de David–, desbloqueó en ella muchas barreras emocionales, mucho rechazo a temáticas que pueden pecar de simplonas. De repente, y en plena pandemia, se vio rescatando cartas de la adolescencia, inflamadas de pasión ciega y plagadas de promesas de eternidad, abriendo heridas para sanarlas, buscando la esperanza entre la negrura y el aislamiento. Para mantenerse creativamente activa agarró la guitarra, como hace siempre, y se propuso el reto –o el juego– de escribir una canción al día durante el confinamiento, sin mucha mayor pretensión.

No aguantó mucho, dice que unos dieciséis días, pero lo que salió le llamó la atención: podemos trazar nuestras vidas siguiendo la cronología de nuestros amores y nuestros desamores, de nuestras grandes esperanzas y nuestras mayores decepciones. Revisó el material, descartó tres canciones, modificó un poco las otras trece –aunque “no mucho”– y se decidió a sacarlo a la luz con el título de “Fuimos los dos” (Elefant, 2022). “Vi que tenía sentido”, explica, mientras disfruta de un té con leche y un pedazo de bizcocho de chocolate a la cerveza que comparte amablemente en la cafetería del madrileño cine Doré. “Retrata un momento muy especial para mí: dejar constancia de ello, sacar una foto, me gustó mucho”.

A sus 35 años, la de Cabrera de Mar tiene cuerda de sobra en el complicado campo de batalla del amor. Y este disco da buena cuenta de ello, pero también funciona como un tratado sobre lo que puede ser y sobre cómo emplearlo para hablar de otros conceptos, como la muerte, la necesidad, la alegría, la soledad, la salvación o el mundo exterior como amenaza. Y aunque pueda parecer una ocasión para optar por lo lumínico, y pese a que “Recordarte” nos deje ver a una Maria nunca vista, incondicionalmente enamorada, su lírica siempre termina deslizándose hacia los abismos de la inquietud, amenazada por la sombra de la soledad. De todo ello hablamos con una Rodés cada día más cómoda en su condición de verso suelto del pop español, ajena a lograr el verdadero reconocimiento que merece.

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