Han sido tres años de espera desde el último Primavera Sound que se han hecho largos y extenuantes. Pueden agregar aquí otros adjetivos que deseen, porque seguramente así lo vivimos también. Por eso es necesario contarlo, aunque todavía no nos pongamos de acuerdo en si la mascarilla debe tapar nariz y boca, cubrir la barbilla o proteger –vaya uno a saber por qué– el codo. A las cinco de la tarde de este primer día, la danza de las interacciones probablemente embarazosas no ha hecho sino comenzar.
Menos expectantes y titubeantes que el respetable se presentaron Aiko el grupo en el inicio de la jornada. A pesar de ser extremadamente noveles, se mostraron de lo más seguros en su debut en el festival. El pop punk a tres voces del cuarteto madrileño –sin el empuje del bajo, pero sobrado de energía– consigue que al terminar su concierto estés canturreando versos como “prefiero tener suerte a tener buen corazón” o “te has vuelto un pan sin sal” con toda la seriedad del mundo. Aunque el aroma a Los Punsetes ronde buena parte del tiempo, en su fervor juvenil aún no se perciben las amarguras necesarias para facturar canciones con la envergadura de las de sus paisanos. Pero no hay problema: confiamos ciegamente en el hastío existencial que cada mes nos asalta en forma de facturas de la luz y precios del supermercado para que ello suceda más pronto que tarde.
Angustia de la verdadera es la que deben haber vivido los puristas de la zarzuela cuando Rodrigo Cuevas hizo suyo “Barbián”, un show de Fernando Carmena que, a tres años vista, no deja de crecer. Más allá de la reinterpretación en clave electrónica de un repertorio gestado hace un siglo, la labor de este “agitador folclórico” se funde con la del divulgador cultural, en relatos que (re)contextualizan personajes e historias de la tradición española. El asturiano, en un Auditori casi repleto, lo hizo con muchísima gracia y un sentido del espectáculo que evita el bostezo incluso entre los no conocedores de la materia. Malos tiempos para la ortodoxia, entonces.
Aunque se pueda confundir con purismo, hacer un solo gran cambio para luego cuidarlo y mimarlo durante casi 40 años es otra cosa. O eso deben pensar Dinosaur Jr., quienes en su momento fundieron a Neil Young con el noise rock y han venido repitiendo el mismo patrón con cierta alegría, si es que ese sentimiento se pudiese adjudicar al inexpresivo J Mascis. Asegurar que la discografía del trío posterior a su reencuentro de 2005 rivaliza con las referencias clásicas suele ser comentario articulado en voz baja por temor al abucheo público. Y aunque aquí sostenemos esa idea con fervor, mejor nos callamos, porque la banda estadounidense tampoco colabora demasiado. Como mucho, y a regañadientes, incluye referencias al sólido “Sweep It Into Space” (2021) en un repertorio donde predominan las magníficas (y previsibles) páginas de su prehistoria, como “Freak Scene” o “Gargoyle”.
La primera vez que Sharon Van Etten estuvo en el Primavera Sound, en 2012, hizo dos pases: además de presentar su álbum “Tramp” (2012) fue parte del equipo artístico que homenajeó el “Third / Sister Lovers” (1978) de Big Star junto al fundador Jody Stephens e ilustres seguidores de la leyenda sureña como Jeff Tweedy y Norman Blake. Sincronía antojadiza de quien escribe: han sido tres las publicaciones posteriores de la de Nueva Jersey y la sombra de la exposición emocional de Alex Chilton sirve de referencia para “We’ve Been Going About This All Wrong” (2022), el mejor disco pospandémico posible. Pero no es desconsuelo lo que domina uno de los grandes álbumes publicados en lo que llevamos de año, sino una llamada de atención que, en vivo, encaja a la perfección con el anterior cancionero de Van Etten –al principio deja caer “No One’s Easy To Love” y “Comeback Kid”– y que incluso pone a prueba su labor como frontwoman carismática con “Mistakes”. Para dejar claras las cosas, antes de cerrar la primera parte con “Born”, nos recuerda la difícil temporada que hemos vivido todos, pero no desde la pérdida, sino subrayando el hecho de que podamos compartir este espacio del festival.
Si esa comunión de la que hablaba Sharon Van Etten se basaba en el choque sonoro propuesto por The Armed, la presencia de Cigarettes After Sex bien podía servir como bálsamo auditivo. En poco más de una hora, el grupo de Greg Gonzalez mostró una sola canción, larga y hermosa, dividida en pequeños extractos brumosos en los que cupieron un tema relativamente nuevo como “You’re All I Want” y su magnífica versión de “Keep On Loving You” de REO Speedwagon.
Después del sexo y los cigarillos… Black Lips y todavía algo más de sexo. El quinteto de Atlanta, ha logrado estabilizar su performance, que no madurar, por Dios. Un gran mérito al que contribuye el saxo y la presencia de Zumi Rosow, una suerte de Steve Mackay para estos peculiares The Stooges con buen oído para el pop. Ya no hay vómitos ni escándalos escénicos que nos distraigan del buen garage rock que siempre han sabido hacer, pero tampoco hay hits a la altura de los de “Arabia Mountain” (2011), que todavía siguen siendo los más celebrados.
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