Fue una siesta larga la de estos tres años desde el último Primavera Sound y todo indica que despertamos con unas ganas locas de ruido e interacción, aunque algo entumecidos por la falta de práctica. Pasado un primer día en el que actividades como beber y comer implicaron planificación con carta Gantt incluida, desde el viernes la normalidad regresó y, como dijo Beck, por fin se pudo salir de ese aeropuerto con todos los vuelos cancelados en que hemos estado viviendo.
Quien no parece reflexionar tanto sobre su vida personal es el bueno de Tim Burgess. Y, si lo hace, tampoco es que quiera compartir sus pensamientos en medio del jolgorio festivalero. Con bonhomía contagiosa, el vocalista de The Charlatans no tiene problemas en presentarse en un escenario secundario, saludar al público antes de comenzar el show, grabar a la audiencia con el móvil y, de paso, presentar su nuevo disco sin abandonar la sonrisa en el camino. Caen sobre todo temas de “I Love The New Sky” (2020), aunque también algún adelanto de su próximo álbum, como “Here Comes The Weekend”. De regalo final, una “The Only One I Know” de su banda original medio destrozada en un cruce entre psicodelia y Bo Diddley. Tim no siempre acierta, pero al igual que esos cientos de miles de seguidores de sus listening parties en Twitter o aquellos invitados estrella que consigue solo por ser quien es (desde Bruce Dickinson a Sir Paul McCartney), no podemos dejar de quererlo.
Por el contrario, es difícil establecer muchas comparaciones cuando se habla de Bauhaus. Es cierto que la sombra de David Bowie siempre estuvo ahí, pero ellos lo reconocieron vía cover de “Ziggy Stardust”. También la influencia del glam, de Iggy Pop o del dub junto a la imaginería con que construyeron ese altar-prisión llamado “rock gótico”. A casi cuatro décadas de su primera separación, se entiende que regresen de vez en cuando a mostrar por el mundo lo que inventaron. Aunque la pandemia haya atenuado el impacto, los Bauhaus que volvieron a reunirse hace ya tres años siguen dando clases de cómo ser… Bauhaus. Eso significa que durante 80 minutos se transforman en el único grupo realmente teatral del mundo, aprovechando cada recurso de luz, espacio escénico y detalle complementario –un bastón al inicio, una corona en “A God In An Alcove”– para dotar de sentido dramático a su actuación. Por eso en esta obra no hay alusiones al COVID o diálogos improvisados con el respetable. Incluso si el reencuentro amistoso de los integrantes también fuera parte de la pantomima, no sería problemático. Con volver a disfrutar de “Bela Lugosi’s Dead”, “She’s In Parties” o “The Passion Of Lovers” en la engrasada máquina de Kevin Haskins, David J y Daniel Ash junto a la voz sin fisuras de Peter Murphy, estamos pagados.
El movimiento tenaz de buena parte del personal hacia el ya ocupadísimo escenario Cupra invitaba a pensar que quizás hubiese sido mejor programar a IDLES en un lugar con mayor capacidad. Aunque el impacto de observar –resguardado desde las alturas en el caso de este cronista– la vehemencia del público en ese limitado espacio frente a canciones como “Mother” y “Colossus” es buen indicador de lo que provocan los de Bristol. El principal proveedor de canciones fue “Joy As An Act of Resistance” (2018) con menor participación de “Ultra Mono” (2020) y casi pasando de puntillas por “CRAWLER” (2021). Una selección que recuerda cuando, hace algunas temporadas, les cargaron el mote de salvadores del rock y cómo lo aceptaron sin problema.
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