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ida Tarrío y las hermanas gemelas Sabela y Olaia Maneiro dicen que siempre confiaron en sí mismas, que se imaginaron en todos los palcos posibles. Y lo están haciendo. Ya pasaron por el festival SanSan y por Pirineos Sur y acaban de repetir en La Mar de Músicas y en el festival de Ortigueira. El salto internacional es su próximo reto, pero tampoco una novedad absoluta para ellas, que se hicieron muy conocidas en Galicia con un vídeo casero grabado en los camerinos del festival Celtic Connections de Glasgow en 2017. Y, este mes de julio, la foto del trío brilla entre los varios millones de leds que centellean en Times Square, el corazón de la hoguera de las vanidades, como parte de la campaña “Equal” de Spotify para promover la presencia de mujeres en la música.
Tanxugueiras estrenan hoy su tercer disco, “Diluvio” (PlayPlan-Calaverita, 2022), que supone entregar al mundo un manual de autocuidados que empezaron a pensar antes de la pandemia y que llevan dos años aplicando en sus biografías, sobre todo desde su intervención en el Benidorm Fest de RTVE con “Terra”, que a punto estuvo de convertirse en la primera canción en gallego en Eurovisión. En el certamen diseñado para escoger la representación española en el celebérrimo festival quedaron terceras en la clasificación definitiva, tras Rigoberta Bandini y Chanel, y primeras en el televoto de los espectadores y en el dictamen del jurado demoscópico. Talentosas y divertidas, espontáneas y juiciosas, ya eran respetadas y queridas, pero lo cierto es que desde entonces comenzó otra era en la trayectoria profesional –y en la vida personal– de estas pandeireteiras y cantareiras. Gobernaron como faraonas la polémica extraordinaria surgida tras las puntuaciones del jurado profesional que, en contra del criterio del público, les otorgó una consideración irrelevante, y redoblaron sus esfuerzos en la preparación de este disco y de la gira “Midas”.
Dispuestas a ganarse la marea subidas a esta ola de popularidad, descargan en “Diluvio” un aguacero de estribillos, Auto-Tune y aturuxos, panderetas y palmas, sonidos orgánicos y sintéticos, reguetón, rap y coplas tradicionales. El álbum –cuyo primer sencillo, “Midas”, fue lanzado en febrero de 2021– se ha ido desvelando desde entonces mediante un goteo de publicaciones, como “Figa”, la eurovisiva “Terra”, “Averno” –en colaboración con Rayden–, “Pano corado”, “Desidia” y “Seghadoras”. Con la perspectiva que otorga el conjunto del disco, se comprenden todas las pistas: son pecados de los que se extraen aprendizajes, faltas convertidas en lecciones, defectos transformados en oportunidades. Tras su debut discográfico –“Tanxugueiras” (Seispés Producións Creativas, 2018), una obra de arquitectura tradicional con aproximaciones al jazz y exquisitamente arreglada por Pedro Pascual (Marful, Talabarte)–, llegó “Contrapunto” (PlayPlan-Calaverita, 2019), coproducido por ellas y por el batería y percusionista Isaac Palacín (Berrogüetto), quien las acompaña en directo desde entonces. En este disco no solo tomaron las riendas, sino que comenzaron a abrir puertas a otras sonoridades. El pop fue uno de los que se colaron entonces, como ahora los compases urbanos y la electrónica. Fue el germen de una revolución con sello propio que cristalizó en el encuentro con el productor y multinstrumentista Iago Pico (Pouland Studios), encargado de materializar las ambiciones de las tres artistas, dispuestas a amplificar los ritmos y los auditorios de la música tradicional e incluso a llenar estadios si fuera necesario.
Cuando empezamos a descubrir este disco con “Midas”, en febrero de 2021, estrenabais también sonido y los sencillos siguientes fueron ahondando en esa novedad. ¿Qué impulsó este sonar distinto de Tanxugueiras?
Sabela: Ya teníamos muchas ganas de hacerlo. Estaba todo encaminado en nuestras cabezas, pero no teníamos la capacidad para transmitírselo a alguien. Tampoco contábamos con los recursos y estudios pertinentes, porque nuestro conocimiento es el de la música tradicional pero nos falta de otras músicas. Nos faltaba encontrar a la persona adecuada.
Olaia: Esto empezó antes de la pandemia. Sabela y Aida empezaron a jugar con un iPad a meter ritmos más urbanos, palmitas… y empezamos a descubrir cómo podíamos mezclar ciertas cosas.
Aida: ¡En realidad, eso ya lo hacíamos al inicio de “Contrapunto”!
Olaia: En el confinamiento nos hicimos con un estudio casero cada una y empezamos a buscar ayuda.
Aida: Primero encontramos a Fer Peleteiro, con quien hicimos la premaqueta y coproducimos “Midas”, que ya teníamos nosotras muy adelantada. En el momento de ir a grabarla encontramos a Iago Pico, con quien vimos que aún le faltaba la última pincelada. Sentimos que teníamos un feeling especial con él. Y hasta ahora.
Sabela: Fuimos capaces de encontrar a la persona que mejoró lo que teníamos en la cabeza: este sonido, este ritmo. Le mandábamos nuestras premaquetas con lo que sabíamos hacer, de una manera muy amateur.
Olaia: Como quien no sabe dibujar y manda un boceto de algo a alguien que sí sabe plasmarlo.
Entonces vosotras marcáis el rumbo, pero Iago Pico es el colaborador necesario en todo esto.
Sabela: Es más que eso. Las piezas suenan como suenan porque tienen el toque de Iago. Entre los cuatro decidimos la sonoridad, pero nosotras aportamos nuestros conocimientos de la tradición y él los suyos como productor y técnico de sonido con muchos años de trabajo. A nosotras nos llevaría un año crear una canción; con él todo avanza mucho más rápido.
Excepto algún tema como “Sorora”, más desnudo, el tono de “Diluvio” es considerablemente épico y grandilocuente, en correlación con directos más fastuosos. ¿Qué fue antes: dar un salto en el escenario en apariencia y en espectáculo, las ganas de hacerlo todo más grande o la nueva sonoridad?
Olaia: Primero la música.
Aida: Sí, primero la música. Llevábamos tiempo queriendo hacer un directo donde nos pudiéramos mover, con potencia y para festivales. La mayor parte de los temas, salvo dos, fueron pensados para ser movidos y sostener un directo enérgico.
Olaia: Fue como cuando una empieza a correr y, de repente, le viene gente detrás y tiene que correr mucho más, pero mientras va corriendo va aprendiendo la técnica de correr.
Aida: Sabíamos que nos queríamos despegar un poco de las panderetas y poder movernos encima del escenario, era algo que teníamos claro.
Sabela: Pero ¿de qué forma despegarnos de las panderetas y seguir ligadas a ellas? Porque nosotras somos pandeireteiras, somos cantareiras y en ningún momento se nos pasaría por la cabeza dejar la pandereta a un lado y dedicarnos al reguetón o al pop. Entonces nos preguntamos de qué manera desligarnos un poquito y seguir siendo pandeireteiras y que la pandereta, que es nuestro icono y lo que nosotras somos, estuviese presente. Nos explotaba la cabeza con eso y fue complicado. Para mí lo más difícil fue moverme, porque a mí me gusta cantar y punto. Intento salir de mi zona de confort y hago lo que puedo.
Olaia: ¡Todas hacemos lo que podemos!
Aida: ¡Y probamos muchas cosas! Incluso intentamos hacer alguna coreografía, cosa que no se nos da bien, pero también hay que pasar por eso para aprender. Sirve para ver que no vales para eso y que tu música tampoco es para eso. No para ser un grupo de tres tías que hacen coreografías y bailan una música, no era eso. Además, visualmente tampoco era coherente con nuestro discurso. Ahí vimos que lo que teníamos que hacer en los temas más dinámicos era movernos con cierta coordinación y con naturalidad.
Olaia: Aunque el espectáculo parezca muy libre, ¡está todo muy atado porque somos tres y, de lo contrario, nos daríamos de hostias, como pasaba al principio y que era muy gracioso! Ahora es todo mucho más matemático porque ya llevamos 41 conciertos encima y estamos en julio, pero antes…
Sabela: Era una odisea. Yo estuve a punto de decir: “Mirad, Tanxugueiras podéis ser dos, yo os grabo los coros, estoy detrás haciendo…” (chasca los dedos). Para mí era complicadísimo y siempre tenía una discusión con ellas, así que no quisimos ir por ahí. Alguna gente me decía que tenía que tener unos gestos más amables. Yo tengo los gestos que tengo y forman parte de mi personalidad, no tengo que andar como una diva en el escenario porque yo no soy una diva y tampoco pretendo serlo, aunque también depende de lo que para ti sea ser una diva. Yo me enfadaba mucho, no con ellas, y decía: “¿Por qué a un hombre no se le exige esto y puede moverse de un lado al otro del escenario sin tener ningún tipo de ritmo y vestirse del modo que le dé la gana y a nosotras sí que se nos exige?”. ¡Incluso nos lo exigimos a nosotras mismas en un primer momento!
Aida: Pero es que tampoco era coherente con Tanxugueiras, además de que no somos capaces. Creo que lo seríamos si tuviésemos tiempo de ensayo, obviamente podríamos hacer lo que quisiéramos, pero llegamos a un punto en el que vimos que no tenía sentido.
Olaia: No tenía sentido con nosotras, con nuestra personalidad y con nuestro proyecto de fuerza, que se inclina más por lo que transmites tú cantando, lo que tú estás sintiendo, la energía, la emoción, el pasar por veinte mil estados en un concierto.
“Diluvio” suena a Tanxugueiras. Las panderetas están omnipresentes, vuestra forma de cantar continúa remitiendo a vuestro mundo de origen y contiene Auto-Tune, rap, palmas, guitarra flamenca, reguetón, sintetizadores y samplers. Con todo eso sigue siendo un disco de Tanxugueiras. ¿Habéis decidido abrir la puerta a las músicas que vosotras generacionalmente escucháis?
Olaia: Claro, todo es influencia de las músicas que escuchamos. Siempre decimos que cuando hubo un cambio significativo en ciertas coplas fue porque las señoras escuchaban la radio; esa tradición no era tan pura como cuando no había nada. Todas las influencias van incluyéndose en nuestras canciones y en las de todo el mundo.
Aida: De todos modos, tampoco somos de las que vemos una canción de tal artista y decimos que queremos algo parecido. Simplemente escuchamos música y, cuando llegamos al estudio o le enviamos algo a Iago, le decimos que queremos este ritmo o que vaya por tal sonido sin pensar “queremos hacer una canción más reguetonera”.
En lo conceptual, el disco reformula los siete pecados capitales en oportunidades. El resultado tiene un tono muy político, en el sentido de que lo personal es político porque, si el fin de la política es organizar la convivencia, lo que nos afecta como personas es lo que mueve el mundo y lo que nos lleva a crear una sociedad. Habláis de aprendizajes como la naturalidad, el autocuidado, la generosidad, el matriarcado, el empoderamiento, la aceptación, la autoestima y la diversidad. ¿Sentisteis que era el momento de hacer una llamada a la acción colectiva desde lo personal?
Sabela: Vivir es hacer política y todo lo que hacen quienes nos gobiernan afecta a nuestra manera de vivir. Nos hace mucha gracia cuando nos dicen: “Es que son músicas, no se puede mezclar la música y la política”. ¡Pero si estamos mezclando nuestra vida diaria con la política!
Aida: No estamos hablando de un amor o de un desamor que nos dejó rotas, estamos hablando de asuntos como el feminismo y la homofobia.
Olaia: Somos las tres en esta temporada, en este año tan loco que vivimos. Todo eso junto es como una ola del mar que, de repente, tiene un remolino debajo. Las cantamos con más sentimiento porque todo eso, aparte de lo que ya habíamos vivido, ¡nos pasó todo a la vez!
Aida: Nuestro resumen del disco es que llevamos dos años aprendiendo esos pecados, esas lecciones, poco a poco, y en estos últimos meses la vida nos dijo: “No lo sabéis todo, hay que aprender otra vez por mil”. Cuando ya teníamos el disco casi hecho y entendíamos esos aprendizajes e intentábamos llevarlos a la vida real, la vida nos volvió a dar una hostia. “No, chicas, hay que aprender más”.
Olaia: Como siempre, y seguiremos aprendiendo con los años. En estos dos años, sobre todo en el último, aprendí más que en toda mi vida junta. ¡Fue tan heavy todo lo que nos vino encima! Cómo controlarte a ti misma, cómo luchar de una manera sana, cómo no llevarlo todo a lo personal, cómo empoderar a tus compañeras porque esto es un trabajo en equipo y no eres tú sola la que está viviendo esto, como la homofobia. Cuando no estás metida en este mundo, puedes intuir algunas cosas, pero ahora las vemos y las vivimos, como la envidia, también la que una misma siente y tiene que controlar. El “yo” ayuda, pero es el peor enemigo del ser humano si no sabes llevarlo. Aceptarte, sobre todo cuando estás encima de un escenario, tal y como eres a pesar de las críticas.
En la presentación de “Terra” ya contasteis que la canción formaba parte de un todo, y ahora esa ligazón temática, sonora y estilística se entiende con el disco al completo. ¿Ya estaba toda esta estructura diseñada en ese momento?
Olaia: Estaban todas pensadas.
Aida: Está todo pensado desde hace casi dos años, después hubo que llevarlo a la práctica.
Olaia: Ahí intervinieron As Peaky Branders (su agencia de marketing y publicidad, que firma la creatividad de “Diluvio”), que nos ayudaron a plasmarlo con más detalle. Les gustó el proyecto, cómo estaba todo hilado, el sentimiento que le poníamos a cada tema y ellas hicieron magia. Como con Iago.
Aida: Todo esto empezó hace dos años hablando del infierno de Dante y, a partir de ahí, siguieron otras referencias artísticas que nos gustaban, como los pecados y Botticelli y se cerró el círculo.
Conocimos muchas canciones de “Diluvio” antes de la llegada del disco completo y en directo ya las estáis tocando prácticamente todas. Las habéis lanzado del mismo modo en que se escucha ahora la música, por temas sueltos, pero sin embargo forman parte de un trabajo conceptual, a la antigua usanza, con un principio y un final, un orden determinado y un sentido que lo une todo.
Olaia: Nosotras siempre jugamos con eso. Lo antiguo y lo moderno. En directo llevamos a Isaac y a Iago (lo dice entre risas); hacemos canciones modernas con toques tradicionales y esto es igual. Somos mujeres de nuestro tiempo que vivimos de nuestro pasado y de su legado.
Sabela: Es que no somos capaces de hacer algo porque sí.
Olaia y Aida: ¡Lo seremos si nos apetece!
Sabela: Pero ahora creemos que las cosas tienen que tener un porqué.
Olaia: Una vez que estamos en la plataforma en la que estamos queremos mandar un mensaje, queremos reivindicar algo.
Sabela: Y a la hora de llevarlo a cabo, de expresarlo, no es lo mismo cantar algo que no te está representando. No somos actrices, no soy capaz de meterme en un papel de otra persona. Sí que pienso: “Con esto se debe de sufrir mucho”, pero cuando te toca en tus propias carnes es mucho más efectivo a la hora de transmitirlo al público.
¿Sentís que con vuestro nuevo sonido, épico y potente, llegáis a públicos, festivales y lugares insospechados para tres cantareiras? Quizá en un lugar como el festival Sinsal (de cuyo cartel secreto formaron parte en 2021 aunque por un imprevisto tuvieron que cancelar su concierto) podríais caber siempre, pero no todos los espacios tienen esa versatilidad y apertura.
Sabela: Estamos llegando a muchísimos sitios a los que nunca pensamos llegar.
Olaia: Apertura no solo para nuestra sonoridad ligada a la música tradicional, sino para la música en gallego. Aparte del hecho de que en Galicia hay muchos festivales que no nos llamarían nunca (se ríe), la música en gallego está entrando en sitios en los que nunca había entrado, bestiales.
Sabela: Estamos hablando de Cruïlla, Río Babel, San San, las fiestas del Carnaval de Cádiz…
Olaia: León, Segovia, lugares a los que era complicado acceder.
Además de que el idioma viaja con vosotras, también lleváis el territorio. ¿Pesa mucho ser unas embajadoras de Galicia?
Aida: Es algo muy grande. Yo, personalmente, tengo miedo a hacer algo que disguste a nuestra gente; a que, de repente, de ser queridas o respetadas, sobre todo, en tu tierra te conviertas en una enemiga.
Olaia: Eso siempre va a pasar, es un hilo muy muy fino; es un riesgo que siempre vas a tener en la vida, sobre todo cuando hablas de algo tan voluble. Gente que te sigue y adora en un momento y de repente ya no porque hiciste esto. Pero creo que cuando se habla con la verdad y con el corazón, como es el caso, puedes tener la conciencia supertranquila. Nosotras la tenemos. De amar a nuestra tierra por encima de todo, de querer que la tradición sea conocida. Somos muy coherentes con nuestro discurso, en el sentido de que esto es lo que somos, esto es lo que amamos y no queremos ir de “que nos inventamos algo”, porque creemos que con esto llega y sobra. La gente se queda muy sorprendida.
En Galicia ya teníais el respeto de la crítica y el cariño del público. Ahora sois muy conocidas también fuera y tenéis por delante, de momento, 80 conciertos firmados. Pero, ¿estáis pensando ya en el después? ¿Qué más queréis hacer?
Aida: Estamos concentradas en este verano, pero queremos traspasar fronteras.
Sabela: Llegar internacionalmente. Pero si ahora supiese que se iba a acabar Tanxugueiras, intentaría ahorrar todo lo que pudiese (entre carcajadas), estaría supercontenta y diría: “¡Vaya viaje!”. Ya está, ya lo hicimos, ya formamos parte de la historia de Galicia.
Olaia: El mood ahora es sobrevivir y llegar a diciembre vivas. El nivel de exigencia de esta gira es altísimo y tenemos muy pocos días de recuperación vocal. Pero somos muy trabajadoras y creo que aun cuando estemos de vacaciones, a final de año, algo se nos ocurrirá (se ríen).
En vista de la reacción tan emotiva que tuvo el público con vuestra clasificación, ¿fue un palo no haber ganado oficialmente en Benidorm Fest?
Al unísono: Para nada.
Olaia: Fue un palo para la gente que votó.
Sabela: Nuestra meta no era ir a Eurovisión, aunque tampoco íbamos a decir que no. Nuestra meta era que toda España conociese lo que se hace en Galicia, que no se conocía. Y también, no vamos a ser hipócritas, dar a conocer el grupo y exportar nuestra música al Estado español, porque estábamos viajando más fuera que dentro de la península. Esa era nuestra finalidad y estábamos cruzando los dedos para no ganar por todo lo que iba a venir asociado a eso, en cuanto a que íbamos a tener que estar por y para RTVE, que podría hacer con nosotras lo que quisiese. Y donde se gana público y te ganas el sueldo es en los conciertos. Para nosotras esto que pasó fue el premio. Si lo planeamos, no nos sale.
Al unísono: Nuestros objetivos no están conseguidos, están superados.
Olaia: Nosotras somos muy trabajadoras y desde el primer momento que formamos Tanxugueiras nos vimos en los mejores escenarios del mundo porque no nos ponemos barreras.
Sabela: ¡Y tenemos muchísima suerte! La vida nos va llevando, nosotras seguimos un sendero, abrimos una puerta y ¡oh! Es como una mano que nos va guiando y nosotras vamos.
Olaia: Agarraditas de la mano las tres. ¡A ver qué pasa el día que abramos la puerta mala y haya un león! ∎
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