Utilizando uno de los símiles deportivos más manidos, podríamos decir que el ambiente en el concierto de Turnstile era el de las grandes ocasiones. Tras varios intentos fallidos, los de Baltimore debutaban en sala en nuestros escenarios –hasta este momento todo se reducía a una actuación en el Resurrection Fest de 2018 y su paso por Primavera Sound 2023–. Y las 2000 entradas vendidas en un par de horas, así como una lista de espera que triplicaba lo vendido, demostraban hasta qué punto es una de las bandas del momento.
Siempre es interesante ver a un grupo en ese momento crucial en el que parecen disparados para ingresar en las grandes ligas pero en el que todavía tienen bastante a demostrar. Y pese a que hay aspectos que generan alguna duda, Turnstile no solo van encaminados a esa gran liga, sino que parecen encontrarse a gusto jugando a eso. Todo un logro para una banda de hardcore cuyo hábitat natural sería el de los clubes pequeños y sudorosos, pero vamos con la pregunta del millón: ¿es Turnstile una banda de hardcore?
Si por hardcore entendemos el legado que dejaron bandas pioneras como Black Flag o Bad Brains, Turnstile parece ya alejado de todo eso, pero tampoco se pueden discutir sus orígenes escuchando sus primeras grabaciones o ciertas actitudes éticas propias del género. Sencillamente ellos han decidido expandir su sonido mucho más allá de lo que se le supone a una banda del estilo, y cualquiera que se enfrente a su aclamado tercer álbum, “GLOW ON” (2021), sin saber nada de su pasado, a buen seguro pensará que el hardcore es simplemente uno más de los ingredientes de su música. Que en su concierto pudiésemos ver camisetas de bandas como Tool, Deftones, IDLES o Suicidal Tendencies es ejemplo de por dónde anda ya su paleta estilística.
Para ir preparando el terreno ante el terremoto que sacudió la sala en el momento en que los protagonistas de la velada ocuparon el escenario, la tarde-noche tuvo a dos bandas locales para ir poniendo a todos en situación. Fatamorgana, dúo internacional afincado en Barcelona, hizo lo que pudo para llamar la atención de los más madrugadores, pero pese a su coartada punk –edita sus álbumes en un sello tan prestigioso como el londinense La Vida Es Un Mus– ese no era el lugar para desplegar synthpop de corte minimalista. El hardcore old school de Verdugo fue otro cantar. Con la sala presentando un aspecto ya más agradecido, su breve set sí que tuvo respuesta en forma de primeros pogos, y entendimos que si es una de las bandas de hardcore de las que más se habla es por méritos propios, no por tener a Ben Russin de Title Fight a la batería, que además anoche no pudo estar con ellos.
Pero, no nos engañemos, todo eso quedó en el olvido cuando a las 21:05 salieron Turnstile al escenario de Razzmatazz con “T.L.C. (TURNSTILE LOVE CONNECTION)” desatando el delirio instantáneamente. Tan solo hizo falta vivir esos primeros segundos para empezar a entender el fenómeno. La banda ha sabido crear un vínculo con su público que va más allá de la normal. El concierto empezó arriba y, durante los 60 minutos que el grupo estuvo ahí, la intensidad del respetable no bajó en ningún momento. Como cualquier concierto, este tuvo sus momentos álgidos; es el caso de “MYSTERY”, “FLY AGAIN” y sobre todo “BLACKOUT”, que va camino de convertirse en algo parecido a un pequeño himno generacional. Resumiendo: los grandes momentos del concierto son los grandes momentos de “GLOW ON”.
A partir de ahí hay muchas cosas a tener en cuenta que deberían marcar su futuro. Uno tiene la sensación de que están en escenarios como este de paso, que su vista y futuro están en los grandes recintos. Los trucos de estadio son cada vez más difíciles de disimular, como la lluvia de confeti o el innecesario solo de batería. Que su vocalista Brendan Yates se quitara la camiseta a la tercera canción va más allá del calor salvaje que hacía en la sala; sabe que un movimiento suyo causa reacción y lo aprovecha muy bien. Los parones excesivos entre tema y tema son algo a solucionar, más aún cuando la duración del concierto es tan justa: ahora mismo es lo que más lastra sus actuaciones. Pero si algo nos quedó claro es que Turnstile está sabiendo jugar muy bien sus cartas, que saben que son una banda para liderar una nueva generación rock y que, al fin y al cabo, si han sido ellos los escogidos y no otros es por mucho más que un simple tema de suerte. No lo olviden, pronto los tendrán en un gran recinto cerca de su casa. ∎
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