Ante mi sorpresa, hará poco más de un mes, sufrí un quíntuple flechazo sónico simultáneo. Ocurrió viendo el documental
“Sisters With Transistors” (2020) de la directora
Lisa Rovner, en el que muestra la historia no contada de las pioneras de la música electrónica, mujeres que a través de las máquinas y la tecnología transformaron por completo la forma en que escuchamos música actualmente. Lo primero que me fascinó fue la curiosidad radical de cada una de las protagonistas, cada una a su manera, siguiendo su propio camino, todas compartiendo época, prejuicios que las menospreciaban y una pesada capa de silencio que ha tapado sus nombres de ese legado que nos llega muy a medias. ¿Un mundo antiguo para su vocación avanzada? El documental es una reflexión vibrante sobre estas creadoras tenaces, independientes, y su invisibilización sistemática. ¿Qué hay detrás de ese silencio que incluso limita nuestra manera de imaginar? Lisa Rovner cuenta que todo empezó el día que vio fotos de algunas de estas compositoras, rodeadas por esas maravillosas máquinas, y se dio cuenta de que siempre imaginó los inicios de la música electrónica protagonizados por hombres... Lo mismo me pasó a mí, y... ¿a ti?
Las historias que nos explican y explicamos construyen la realidad, muchas de ellas nos configuran, expanden y coartan sentidos, son un complejo andamiaje que sostiene nuestra relación con el mundo y los otros. Con este documental la directora quería explorar la potencia de la narración, cuando esta actúa como contrahistoria, algo que me toca de cerca, ya que siempre me ha interesado como punto de partida en mi práctica artística. La voz de la productora y compositora Holly Herndon aparece como narradora y dice:
“Es importante vernos reflejadas, en tanto que compositoras, en mujeres que han sido reconocidas por ello”. Sus nombres son: Clara Rockmore, Daphne Oram, Bebe Barron, Pauline Oliveros, Delia Derbyshire, Maryanne Amacher, Éliane Radigue, Suzanne Ciani y Laurie Spiegel. ¡Os invito a escucharlas si no lo habéis hecho aún! Todas ellas inventaron sonidos que podían imaginar, pero que ningún instrumento musical podía generar hasta ese momento. Hermanadas con sus máquinas, ellas ya sabían que “importa qué historias cuentan historias”, en palabras de la filósofa feminista Donna Haraway, y siguieron su camino, haciendo del experimento su práctica cotidiana, siguiendo solas el misterio de los sonidos que no existen aún.
Recuerdo perfectamente los recreos de la escuela donde fui de pequeña y sobre todo recuerdo la acústica de ese patio. Muchas veces, con auténtico placer, me dedicaba a cantar contra el suelo, tendida a mis anchas, brazos cruzados cubriendo la cabeza y orejas: el aire de mi voz rebotaba contra las baldosas anaranjadas (recuerdo perfectamente esa intimidad con el sonido) a la vez que los chillidos de mis compañeras y los impactos de las pelotas chocaban contra ese mismo suelo. Esa escucha me desplazaba hacia un sentido del tiempo muy especial: una concentración lúdica, el mismo placer en emitir y recibir sonidos. Me veo aún en esa niña de 7 años tendida en el suelo totalmente a su bola y tan a gusto, jugando a experimentar con la voz y la escucha.
Pauline Oliveros es una de las compositoras experimentales que aparece en “Sisters With Transistors”
. Mi
crush sónico de las últimas semanas. En 1988, después de grabar una improvisación en una cisterna subterránea, junto a otros dos músicos, decidió llamar a ese disco “Deep Listening” (1989), acuñando así lo que se sería una de las más importantes aportaciones al mundo de la escucha. La escucha profunda, en sus propias palabras, se basa en los principios de la improvisación, la música electrónica, el ritual, la enseñanza y la meditación.
Y en el estudio de grabación de John Talabot estaba, el día después de ver el documental, el libro de meditaciones sónicas de Pauline Oliveros. Me lo prestó. ¡¡¡Leedlo si no lo habéis hecho aún!!! Empieza así:
“Teach yourself to fly” –existe una edición en castellano,
“Deep Listening. Una práctica para la composición sonora” (Edictoràlia, 2019)–
. En un mundo en el que lo visual está siempre acaparando nuestra atención, ¿no tendría mucho sentido dedicarse a expandir la conciencia desde otros sentidos? Pauline exploraba el sonido de espacios resonantes como cisternas, catedrales o cuevas, como si esas resonancias ayudaran a expandir la conciencia sónica. Estuve hace unas semanas en el claustro del monasterio de Pedralbes por primera vez. En un extremo del jardín hay un pozo con una reverberación de las más bonitas que he escuchado jamás. No pude resistirme y me pasé un buen rato con la cabeza dentro del pozo, cantando improvisadamente, como si fuera el suelo de ese patio de mi escuela primaria, y, con sorpresa, cuando me alejé, se hizo una cola de visitantes que querían también jugar, o lo que fuera, casi como si mi falta de timidez hubiera cruzado unas ganas curiosas que eran de todos y lo fueron.
Hoy es la noche del solsticio de invierno, el momento más oscuro del año, en el que nos preparamos para recibir más tiempo de luz diaria, junto con esta superconjunción de Júpiter y Saturno que se puede ver perfectamente en el cielo si no hay nubes. La artista Laurie Anderson, en su cautivadora faceta de narradora, también forma parte de “Sisters With Transistors”, y ofrece hoy una meditación a través del sonido, para celebrar este solsticio, por
streaming. Yo voy a intentar ofrecerte a ti una meditación sónica, a través de este texto, por diversión y experimento. Allá voy:
“Cierra los ojos y fija tu atención en cómo respiras.
Mientras lees estas palabras, tu corazón late a un ritmo determinado.
Siéntelo.
Tus pestañas se abren y cierran en movimientos cortos.
Tus pulmones se expanden y retraen, inspirando y exhalando aire. Siéntelos dentro de ti.
Incluso en estado de reposo, en tu interior se reproduce continuamente una compleja música llena de sonidos.
Cierra los ojos y fija tu atención en esta música, síguela con tu respiración. Lentamente.
Dale a estas palabras una voz dentro de ti.
Dale a esta voz una reverberación.
Ahora busca en el exterior de tu cuerpo un sonido. Fija tu atención en él y súmalo a los de tu interior. Respira hasta que exterior e interior se fundan.
Respira hasta que exterior e interior se fundan
p r e s e n c i a.
Escúchala”. ∎