Tras haber publicado dos de los mejores libros que se recuerdan sobre el mundo balompédico, el autor de la colosal “Maldito United” (2006; Contra, 2015) y de “Red Or Dead” (2013) retorna con un trabajo monumental templado en torno a la fatídica tragedia aérea vivida por los miembros del Manchester United el 6 de febrero de 1958 en Múnich tras disputar un partido contra el Estrella Roja de Belgrado.
Eléctrica, coral, “Munichs” (2024; traducción de Gabriel Cereceda) es un documental en papel compuesto por una suerte de mural cosido con narraciones cortas que funcionan con gran agilidad visual, dentro de una lectura que sobrepasa la condición de periodismo de ficción para convertirse en un vibrante mosaico de vidas y emociones atadas a lo que significaba ser británico en los años cincuenta.
Como seña de identidad inconfundible, la prosa de David Peace (Ossett, 1967) no ceja en su obsesión por las repeticiones y el dominio absoluto de la frase corta, generando una sensación de tensión constante, casi agonizante.
Así como viene siendo habitual en él, sus diálogos se clavan como flechas. Siempre retumban por su impacto explosivo en las distancias cortas. Dicha habilidad emerge más palpable que nunca dentro de un reparto de actores tan amplio como el que desfila por cada una de las más de cuatrocientas páginas de puro vértigo al que nos aboca el británico en un terreno, el futbolístico, en el cual se mueve como pez en el agua y donde sus virtudes narrativas asoman con más fuerza.
En el fondo de “Munichs” subyace una crítica velada al fútbol moderno. Estamos ante un homenaje por todo lo alto a una generación de futbolistas considerada como una de las más brillantes de la historia, pero sobre todo a una forma de entender la liturgia balompédica, cuyo impacto social definió un sentimiento comunitario de gran poderío. Todo dentro de un relato que arranca de forma estremecedora como la película de terror real más angustiante que uno se pueda imaginar para ir derivando hacia una suerte de tragicomedia, donde la emoción siempre aflora sin ganchos superficiales ni nada que pueda restar ni un gramo de emoción a una lectura tan poliédrica. Una lectura donde las escenas descritas se suceden a velocidad de crucero, como si, en el fondo, la forma adoptada por Peace para armar toda su historia rotara alrededor de los cánones del thriller de alto contenido voltaico.
Al final de la lectura, un sentimiento desgarrador se impone como planteamiento final: ¿qué hubiera sucedido de no haber ocurrido tan desgraciado accidente? Pregunta sin respuesta que, de todos modos, se instala en el subconsciente gracias a tan ambiciosa construcción literaria a distintos niveles de comprensión: la de una época, la del fútbol de aquel momento, la de la Inglaterra de aquellos años y, en última instancia, la de lo que suponía ser hincha de los Red Devils en 1958. ∎
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