Estoy entrando en lo privado, pero ¿has vivido o has “romantizado” vivencias personales que se han mezclado con tu trabajo profesional a ese nivel “peliculero”? ¿Esos escenarios te han posibilitado aventuras románticas de ese tipo, por ejemplo?... En un buen tono, quiero decir. Puedes contestar o no, claro.
A ese nivel, no sé. Obviamente, es una película en la que también habrán exagerado bastante. Pero sí, seguro que sí. He tenido muchas aventuras. La cuestión es saber si cosas que he vivido se podrían convertir en película. Sin duda, he vivido historias que han tenido un poco de todo: peligro, riesgos de muerte, romances, amoríos, todo mezclado. Sí, he vivido eso, y mucho, pero no lo voy a contar ahora.
No, ya, ya… Pero ¿te han marcado a nivel personal todas estas vivencias, al margen de lo profesional?
Bueno, es que no se puede distinguir entre una cosa y otra. Todo forma parte de mis experiencias. Yo creo que, aunque ves mi currículum y puedes pensar: “uy, qué emocionante”, la verdad, lo más importante, con mucha diferencia, es lo personal, mi relación con las personas, con la familia. Como diría mi madre, mucho tomate hay en mi currículum, en mi historia, muchas aventuras, guerras en Centroamérica, elecciones, Trump, África, Asia, lo que tú quieras, pero realmente lo más importante es la vida personal con muchísima diferencia.
¿Qué sentiste cuando el gobierno de Venezuela te negó la entrada a su país en 2019? ¿Consideraste un elogio que tu presencia incomodase al régimen chavista?
No, no, no, no, no. Más me nada, me irritó.
¿Simplemente fue una molestia para ti, sin más?
Sí, fue una gran molestia… Bueno, OK, que el gobierno chavista no quiera que vaya allí refleja que no les gustó un artículo que había escrito seis o siete años antes sobre el narcotráfico y Venezuela. Sospecho que fue eso. Nunca lo dijeron. Pero no lo siento como un elogio ni lo vivo como una muestra de orgullo. Realmente, lo había olvidado. Me acordé recientemente porque se cumplió el primer aniversario; de hecho, alguien me lo recordó. Más que nada, fue una experiencia profundamente irritante.
Ahora que han pasado ya más de tres años, me gustaría que me hablases de tu sonada despedida de ‘El País’ en 2017 tras la publicación del famoso artículo en ‘The Times’ sobre el tan controvertido proceso soberanista en Cataluña: “Independencia catalana: la arrogancia de Madrid explica este caos”. Ya sé que te han preguntado mucho sobre ello, pero ¿cómo ves ahora aquel incidente? ¿Te decepcionó ‘El País’ al optar por echar a un periodista estrella como tú, tras muchos años trabajando en esa cabecera, solo porque no pensabas igual que ellos, cuando además tú decías que no eras proindependentista, sino que simplemente estabas a favor de un referéndum?
No, no estaba a favor del referéndum. El referéndum me pareció una gran gilipollez.
No me refiero a ese referéndum del 1 de octubre de 2017. Me refiero a un referéndum pactado.
Ah, sí, sí. Disculpa… Sí, totalmente de acuerdo en ese referéndum pactado. Yo y el 75% de los catalanes. Eso ya es el pasado. ‘El País’ no es el mejor periódico en el que he trabajado. Al final me estaban medio censurando o directamente censurando historias. Creo que pasaron por una época muy loca. Ahora ‘El País’ creo que está mucho mejor, mucho más asentado. Pero creo que estaban en una espiral bastante triste, combinación de haber perdido su brújula política, la que habían tenido antes, y lo relacionado con las enormes deudas que había acumulado el grupo PRISA. Creo que el diario se desquició. Pero, mira, la verdad es que de todos modos en esa época, o poco después, habría tenido que dejar ‘El País’ por voluntad propia, o habría tenido que limitar muchísimo mi producción, porque justo ahí empezaba la serie de “This Is Football”, que me consumió un par de años de mi vida. Así que no fue un desastre para nada a nivel profesional o económico, afortunadamente, y no fue tan decepcionante porque ya me iba decepcionado con ‘El País’ a lo largo de un año o dos. Si hablas con amigos míos te dirán que un año antes, o incluso dos, yo estaba pensando en irme de ‘El País’ porque no me sentía a gusto ahí. Entonces, no fue una gran decepción, fue una sorpresa cuando ocurrió. Lo que me pareció bastante patético fue el tema económico. Yo había trabajado ahí, buf, casi, bueno, como diecinueve años, como colaborador, no en plantilla. Me dieron la opción de estar en plantilla y yo decidí que no porque quería, justamente, poder seguir escribiendo artículos para diarios como ‘The Times’, de Londres, pero tenía un contrato con ellos, y esto te lo digo no tanto por el dinero, sino por lo que significa. Te cuento esta historia porque, según el contrato, si me despedían me tenían que pagar tres meses de sueldo, que no es exactamente una barbaridad después de diecinueve años. Me pagaron un mes, pero después, en el segundo mes, escribí una historia para ‘La Vanguardia’ y, entonces, me escribieron diciéndome que había algo en el contrato que decía que si escribía en esos tres meses para otro diario ya no me tenían que pagar esos tres meses. Con lo cual, después de diecinueve años ahí trabajando bastante duro, y creo que aportando bastante al diario, me pagaron un mes de compensación. No es tanto por el dinero, sino por la mezquindad, que me provocó un cierto rechazo. Pero aparte de ese detalle, buf, para mí no fue ni remotamente una tragedia ni una tristeza ni una decepción dejar de trabajar para ‘El País’. Estoy muchísimo más tranquilo y feliz trabajando para ‘La Vanguardia’, aunque trabajo mucho menos para ‘La Vanguardia’ de lo que trabajé para ‘El País’; normalmente, solo publico una columna semanal, pero me siento muchísimo más a gusto y noto que estoy en un periódico muchísimo más sano.