Libro

Linda Boström Knausgård

Niña de octubreGatopardo, 2022

21. 03. 2022

“¿Has estado en la sala donde primero te apagan y luego tratan de despertarte otra vez como si fueras un recién nacido usando la corriente?”

-Linda Boström Knausgård

Hay una presencia fantasmal que yace en la cama matrimonial durante toda la novela de “En primavera” (Anagrama, 2021) de Karl Ove Knausgård. Es la prestigiosa escritora Linda Boström Knausgård (Estocolmo, 1972), que levita inmovilizada por una depresión. La habita una carcoma, no quiere saber nada de sí misma. En ese espacio literario no tenía voz, pero ahora toma hasta cuerpo en esta novela autobiográfica, “Niña de octubre” (“Oktoberbarn”, 2019; Gatopardo, 2022). Una pelea contra el olvido que, esta vez, no solo tiene un motivo literario. A Boström le van a borrar la memoria.

Entre 2013 y 2017, la escritora entra y sale de instituciones psiquiátricas donde le aplican electrochoques, una seudoterapia prohibida en muchos países, entre ellos en el mismo en el que se inventó: la Italia de 1938. La intención: tratarla de una enfermedad mental que, como la medicina crítica apunta, puede ser tanto hereditaria como derivada de los problemas estructurales que en el neoliberalismo no quieren enfrentar como resolubles. ¿Su apuesta? “Una serie de doce sesiones de terapia. Era la palabra que utilizaban. Una palabra que neutralizaba su actividad y que supuestamente reduciría el miedo a la intervención”. El resultado es anular su voluntad y una de las consecuencias es el borrado aleatorio de recuerdos, incluyendo todo aquello que le importa. Podemos ver aquí una continuación de las preocupaciones de Ken Kesey y Sylvia Plath.

Linda Boström escribe desde el presente mismo de la institución en la que está internada, con una crudeza de detalles ineludibles: las estructuras de funcionamiento, su relación con trabajadores e internos, las reacciones de cada uno sobre lo que allí sucede. Cruza esta línea temporal con la de sus recuerdos, que cierran el ciclo entre su propia infancia y la de sus hijos; maternidades y paternidades conflictuadas por diferentes momentos históricos. Problemas, esta vez sí, totalmente heredados de unas estructuras que anulan la compresión hacia la gran variedad de comportamientos desencajados, y de cómo los individuos se encuentran alienados en la búsqueda de su yo y su relación con el mundo. No hay empatía, solo borrado de todo aquello que consideran incomprensible; por lo tanto, irresoluble.

Cae una carga terrible sobre Boström, debe sobrevivir a la terapia y buscar la forma de encajar en sus privilegios. Se le recuerda constantemente su suerte de tener una familia y unas condiciones propicias para vivir. Pero su impotencia para lograrlo es la de muchas. Su solución es ponerse a escribir, enfrentar el olvido y confiar en que trabajando con estos recuerdos hallará la clave de la comprensión que le permita iniciar el proceso de sobrevivir por su cuenta. ∎

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