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Álbum

Monodrama

mndrmooaaEverlasting, 2022

17. 01. 2022

Aunque el talibanismo nunca duerme, hace décadas que el territorio jazzístico dejó atrás demarcaciones y patrones para expandirse destrozando los lugares comunes de la etiqueta. De hecho, la mayoría de propuestas, tanto de dentro como de fuera, que abonan desde entonces su más productivo campo de acción se circunscriben a permeables ámbitos, construidos desde abiertas alianzas que no pasarían ni de lejos la purista prueba del algodón. Cualquier otra forma de abordar su progreso queda condenada al mero revivalismo, y el trío madrileño Monodrama no parece dispuesto a poner puertas a un discurso alimentado de plurales referencias y sustentado sobre el envidiado equilibrio entre estructura e improvisación, entre trama orgánica y sesgo electrónico.

Formados en 2012 y con el autoeditado “Modern post mortem” (2015) y el EP “Anathema” (2019) a sus espaldas, Mauricio Gómez (saxo tenor y teclados), David Sancho (piano, piano eléctrico, sintetizadores) y Alberto Brenes (batería y percusiones) dan con este “mndrmooaa” (el nombre del grupo segmentado por consonantes y vocales) un paso definitivo en la concreción de su sonido. Un doble álbum, publicado en CD y vinilo transparente, que sintetiza con seguridad un arco de genéricas catalogaciones, donde igual se ha citado al nu jazz que al post-rock, a The Cinematic Orchestra que a los King Crimson más inspirados, y que concreta su oferta sobre un sugerente lienzo al que no se le notan las costuras, producto sin duda de un esmerado proceso de maduración.

Varios son los atributos que aúpan este seductor trabajo: por un lado, la jerarquía que Monodrama otorga a la noción de grupo, distante del engreído virtuosismo y anclada en una sustanciosa proporción de bases e improvisaciones; por otro, la atinada gestión de intensidades como precepto esencial de una sonoridad de armónico tejido y fraseo, pero que no rehúye la afable melodía pop –“Golden Age Of The Eye”– y a continuación la puntual disonancia –Statement Part 1: “Wolves Are At The Door”– como estimuladores ingredientes, y finalmente, y lo que es más decisivo, su capacidad para transmitir al escuchante una tornadiza narración emocional que brinca entre la serenidad y la rugosidad, incluso en una misma composición, como en el caso de “Sarabande”, el tema más extenso del álbum con sus más de diez minutos de duración, y que se finiquita subrayando el influjo minimalista en “Pahoehoe”. El resto de sus trece piezas disponen la concreción de “There Will Be Blood” con la épica “Everything In Its Wrong Place” para evidenciar un sutil gobierno de proporciones y distancias; también para poner de manifiesto que en la música de Monodrama todo parece funcionar, aquí sí, desde su preciso lugar. ∎

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