Álbum

Slauson Malone 1

EXCELSIORWarp-Music As Usual, 2023

17. 10. 2023

“EXCELSIOR” es un disco que, como la vida, funciona en círculos. Y, como en la vida, de cada círculo se aprende algo. Aun presa del eterno retorno, todo evoluciona y consigue –aunque sea por poco, aunque a veces apenas parezca notarse– cambiar, transformarse. Por eso el “where I go?” en “The Weather” con el que se abre el trabajo, primero del artista multidisciplinar Jasper Marsalis en el sello Warp, termina convertido en leitmotiv al final de “House Music” del mismo modo que el glitch de sintetizador que corre por detrás marca la armonía de ambos temas. Y por eso las canciones que lo cierran, “Decades, Castle Romeo” y “Us (Tower Of Love)”, funcionan como una historia unitaria, contradictoria y al mismo perfectamente cronológica sobre aislarse del mundo y renacer al amor de una manera casi cósmica. Al final, de alguna manera, hay esperanza.

Este optimismo liberador ha sido una constante en el trabajo de Slauson Malone 1 desde que irrumpiera en la escena neoyorquina en 2018 como parte del colectivo Standing On The Corner, e incluso aún hoy son reconocibles en su música ecos de raperos como MIKE, Wiki, Medhane o Akai Solo. Hay esperanza y hay conciencia y hay lucha, y en su nuevo álbum llegamos a encontrar esa “Fission For Drums, Piano & Voice” en la que una voz femenina recita con tono ritual y en orden invertido el estribillo de “Yma o Hyd” (“Todavía aquí”), una mítica canción patriótica galesa escrita por el político y cantautor Dafydd Iwan. Pero Marsalis siempre fue un paso más allá, forzando lo arty hasta lograr un sonido que simbolizaba más que transmitía. Ya en “A Quiet Farwell, 2016-2018” (2019) asistimos a esa forma de enfrentar la composición tan característica, adoptando los métodos de un músico de la vanguardia jazz: variaciones sobre un mismo tema, collages sonoros, armonizaciones y rupturas, abruptos cambios de ritmo, alto contenido referencial, experimentos que subvierten lo que entendemos por popular…

En “EXCELSIOR” –y aunque parezca mentira– todo parece un poco más humano. Da igual que “Fission…” termine infectada por un virus digital que tumba la red. Da igual que “The Great Wedge” sea básicamente un redoble de tambores que se corta abruptamente para estallar en un jaleo big band que, de nuevo, se rompe, se glitchea, para convertirse, vía Joe Meek, en “I Hear A New World”, en una meditación que por el camino deconstruye digitalmente un clavecín. Todo en este álbum vuelve siempre al aprendizaje personal, a la tierra, a casa. E igual que por momentos da la sensación de repetirse varias veces, dando vueltas a los mismos patrones y a las mismas progresiones –pasando del dramatismo solipsista a la abstracción glitch a través de un estallido fugaz para acabar refugiándose en la melodía y volver a la pantanosa quietud amparado por unas cuerdas siempre más grasientas de lo normal y algún efecto vocal–, queda claro que cada detalle forma parte de un ciclo diferente, superior, en una aspiración a la sublimación personal que estructura entre líneas todo el trabajo.

El propio Marsalis ha reconocido que el concepto orbita en torno a esa idea de suplantar la vieja masculinidad con una nueva, de deconstruirse a sí mismo para despertar a una versión mejor. Y hay algo artificial en ese levantamiento, una reflexión transhumanista sobre los límites de lo genuinamente humano y lo que entendemos por humanidad. En “Love Letter Zzz”, por ejemplo, un primer encuentro sexual adquiere un tono afrofuturista. Y en “Olde Joy” lo que podría ser un hit de trap se convierte en la canción de añoranza de un androide con guitarra acústica a una luna de cromo. Pero al final cada ciclo, cada transformación, desemboca en una canción con mayúsculas, o al menos en la intención de hacer algo parecido a una canción. Son pocas, apenas cuatro a lo largo del transcurso, pero encarnan la humanidad misma. Y, como la humanidad, son contradictorias: “New Joy” se sacude en una respuesta furiosa, como si sus resortes negaran violentamente y vomitaran un traqueteo con la gravedad del punk de búnker de bandas como Minutemen. “No! (Geiger Dub)” es una trituradora de géneros en la que se entrecruzan sin piedad referencias de todo tipo, de Tame Impala a Dirty Projectors y de Julian Casablancas a Pink Siifu. Y en “Half Life” le hace un guiño a Yves Tumor, la otra anti popstar de Warp.

Son temas en los que se intuyen con mayor claridad las influencias presentes de la vida de Marsalis, asentado ya en Los Ángeles y cercano a los entornos artísticos de Navy Blue o Maxo. Ha estado girando con King Krule y se nota: por momentos parece Archie Marshall cantando en la pecera electrónica de Wendy Carlos –influencia confesa para “EXCELSIOR”–. Otras, un Blood Orange desencantado del pop; otras, un músico de cámara del barroco encerrado en un videojuego de 24 bits. Pero siempre alguien genuinamente ácrata con una visión decididamente personal. ∎

Contenidos relacionados

TOKiMONSTA

Eternal Reverie
ÁLBUMES / Por Marta España → 14.03.2025

Ichiko Aoba

Luminescent Creatures
ÁLBUMES / Por José Manuel Caturla → 14.03.2025

Dean Blunt & Elias Rønnenfelt

lucre
SINGLES / Por Diego Rubio → 14.03.2025

The Limiñanas

Faded
ÁLBUMES / Por Ramon Súrio → 13.03.2025

Grande Amore

III
ÁLBUMES / Por Jesús Rodríguez Lenin → 13.03.2025

Marie Davidson

City Of Clowns
ÁLBUMES / Por José Manuel Caturla → 13.03.2025

Baths

Gut
ÁLBUMES / Por Diego Rubio → 12.03.2025

Pumuky

No sueltes lo efímero
ÁLBUMES / Por José Manuel Caturla → 12.03.2025

Chicharrón

Vitoria
SINGLES / Por David Saavedra → 12.03.2025

Lady Gaga

MAYHEM
ÁLBUMES / Por Álvaro García Montoliu → 10.03.2025

Contenido exclusivo

Para poder leer el contenido tienes que estar registrado.
Regístrate y podrás acceder a 3 artículos gratis al mes.

Inicia sesión