Parapetado, que no oculto, tras el nombre artístico de Tórtel, el valenciano Jorge Pérez nunca se ha caracterizado, en palabras suyas, por “escuchar hacia atrás”. Lo suyo es un forward-looking constante, un impulso que no entiende de apuesta firme por género musical concreto, audazmente independiente del capricho trendy de turno, que en estos tiempos sabe, además, a gloria por minuto. Observador calmado de la realidad circundante, ha ido entregando algunas canciones previo paso a la publicación de su sexto álbum, un memento mori amortiguado al que ha bautizado como “Calavera suave”. Entre estas canciones está –además de la que titula el disco– “Algunos de nosotros”, parte de ese tándem fecundo que mantiene hace rato con Luna Valle; pop a ralentí con destellos de fábula surreal en los arreglos –a tono con la portada de Marina Iglesias– y crescendo rematado con un mantra irresistible (“De lo malo queda lo mejor”). Que Jorge trabaja en comandita lo reflejan los abultados créditos de este trabajo producido al alimón con fffflashback y compuesto junto a Jesús Maciá, con colaboraciones de relumbrón como las de Joaquín Pascual, Clara Viñals (Renaldo & Clara) o Abel Hernández (El Hijo).
Sin duda, aparte de las historias que encierra cada tema, es en los arreglos y el sampleado, así como en cada efecto y detalle mínimo de los planteamientos vocales, donde encontramos un hallazgo tras otro (“Pirámides”, “Believer”). Incluso en canciones tan aparentemente despojadas de artificio como “Lo hago todo sin mirar”, sostenida en un precioso arpegio, va colocando aquí una pincelada de Auto-Tune, allí un órgano… y es donde la magia sucede. La nostalgia del futuro, a la que Jorge apela, como una paradoja en ciernes en la conmovedora “Viejo resplandeciente”. Con espacio para interludios y epílogos mudos (“Malvarrosa I”, “Malvarrosa II” y “Malvarrosa III”) más cercanos al arte sonoro que a la canción misma. La melódica que abre “Dejaste de escribir” da pie a una especie de reggae no canónico que se detiene en la posibilidad del silencio, el hartazgo de una contemporaneidad donde la escucha concentrada se ha convertido en un ejercicio de riesgo: el de quedarse atrás ante esa tromba exigente denominada “actualidad”. En “Tú hablarás”, una de las canciones más bonitas del disco, ahonda en la cuestión del hecho de comunicarse, que hoy en día sería algo parecido a amarse.
Siguiendo con el amor, lo que empieza siendo un guitarreo suave y lo-fi en “Nutrias” termina siendo pop sintético que da paso a “Algo sano”, el corte más bailable, donde además de Queidem se adivina de nuevo la presencia vocal de Valle, reforzando otro mantra paradójico (“Esta es mi voz corriendo”) en un trabajo que no invita, precisamente, a la prisa. Au contraire. ∎
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