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El witch house surge en la primera década de los 2000, en pleno apogeo de plataformas como Tumblr, que sirvieron como vehículos de promoción de artistas no comerciales, y de programas de producción musical gratuitos o piratas, como GarageBand, Fruity Loops y Cubase, que favorecieron la producción de música electrónica. Sin duda fue una época dorada para la cultura del hazlo tú mismo digital. El acceso a un estudio de grabación a través de un ordenador o teléfono, sin el límite de tiempo y sin el alto costo de un estudio de grabación tradicional, otorgó a los productores total libertad para experimentar.
Al mismo tiempo, los orígenes del witch house coinciden con una época fuertemente marcada por la recesión económica de 2008, la más grande hasta aquel momento desde la Gran Depresión (1929-1939) y que fue sucedida por muchas otras y por varias guerras iniciadas por Estados Unidos, las de Afganistán (2001-2021) e Irak (2003-2011), que afectaron a las políticas y el espíritu del resto del mundo.
Análogamente, a partir de 2020 comienza una recesión económica motivada por la pandemia del COVID que resultó ser todavía más dura que la de 2008. Justo después se inician consecutivamente las guerras en Ucrania (2022-) y en Gaza (2023-). En este momento de crisis económica y social, el witch house experimenta un renacimiento que se ejemplifica en la aparición de nuevos grupos dentro del género y la promoción en TikTok de la música de bandas pioneras como Crystal Castles, a pesar de estar inactivos desde 2017.
El witch house –a veces denominado “drag”– tiene influencias trip hop, dark wave y de la música industrial que se combina con una estética centrada en el ocultismo, lo enigmático y lo oscuro. Se caracteriza por el uso de cajas de ritmos similares a las del hip hop pero más densas y ralentizadas, melodías de synthpop oscuro, reverb denso y voces distorsionadas, además de por recurrir al noise atmosférico y a samples siniestros o enigmáticos. Hubo algunos precedentes indirectos del witch house, entre ellos el maestro británico Burial.
El artista que supuestamente acuñó el género fue Travis Egedy, conocido por su nombre artístico Pictureplane. En 2009, durante una entrevista en ‘Pitchfork’, se le pidió que describiera el tipo de música que hacía y utilizó el término witch house. Aunque al inicio él y sus amigos usaban ese nombre de forma sarcástica, la nomenclatura comenzó a extenderse y a ser usada de forma seria.
A partir de aquel año se incluirían muchas bandas y artistas dentro de este género, entre ellas Crim3s, Purity Ring, Gvcci Hvcci, oOoOO (pronunciado “Oooh”), Crystal Castles, White Ring, Holy Other, Balam Acab, Grimes (en sus inicios), Clams Casino, GL▲SS †33†H, Ritualz (estilizado como †‡†) o SALEM. Este último es, posiblemente, el grupo más definitorio del género.
Dentro de los distintos artistas que abarca el witch house se pueden reconocer estilos más cercanos al electropunk, como Crystal Castles, y otros con más tendencia al ambient, como el popular productor de hip hop Clams Casino en sus trabajos instrumentales.
La desidia a la hora de hacer marketing de muchos de los y las artistas reforzaba el carácter enigmático y nihilista que caracterizaba el género. Muchos de los proyectos tenían nombres que eran directamente impronunciables, como ///▲▲▲\\\ , ahora llamado Horse MacGyver. Posiblemente esta forma confusa de presentar los proyectos contribuyó a que la crítica musical se mantuviese escéptica a la hora de tomar el género en serio, aunque claramente estaba ganando popularidad mundial. También es asumible que el público mayoritario sintiese rechazo por las constantes alusiones a la brujería, el satanismo, el chamanismo, la violencia y el terror.
A pesar de todo, el witch house ha influenciado a muchos artistas contemporáneos, entre ellos Kanye West, A$AP Rocky, The Weeknd, Billie Eilish y Tyler, The Creator. De hecho, el witch house fue una de las inspiraciones clave para el álbum “Yeezus” (2013) de Kanye West, y Jack Donoghue, de SALEM, está acreditado como coproductor del sencillo principal de ese disco, “Black Skinhead”.
SALEM fue uno de los grupos que mejor supo reflejar el espíritu nihilista y sin grandes expectativas de futuro del witch house. Esta banda fue formada en 2006 por Heather Marlatt, Jack Donoghue y John Holland en Traverse City (Michigan) y desde su álbum de debut, “King Night” (IAmSound, 2010), se considera una de las más influyentes del género.
El grupo estuvo inactivo desde 2012, sin nuevos lanzamientos desde su EP “I’m Still In The Night” de 2011 y algunos remixes de ese mismo año. No fue hasta nueve años después cuando presentaría una nueva mixtape titulada “Stay Down” (Autoeditado, 2020) en la radio NTS. Jack Donoghue y John Holland harían esta aparición sin contar con Heather Marlatt, fundadora del grupo. Una década después de su último álbum, publicaron “Fires In Heaven” (Autoeditado, 2020), disco en el que Marlatt ya no estaba presente. Ella hizo una declaración en Instagram en la que indicaba que ambos estaban “intentando expulsarla”.
Finalmente Marlatt dejó de ser parte de la banda. En sus hashtags indica la discriminación de género como un motivo. Lo que puede percibirse en las redes es que Marlatt, tras el éxito de SALEM, continuó teniendo una vida aparentemente normal. Sacó una titulación y tuvo una familia; su contenido en redes se enfoca en la misma. Por otra parte, Donoghue y Holland han seguido rindiendo culto a la estética oscura y en ocasiones violenta, propia de la idiosincrasia del grupo. Las imágenes utilizadas en videoclips y portadas son tomadas del paisaje rural y suburbano del Medio Oeste americano: un camión conduciendo por una carretera a altas horas de la noche, un ciervo desangrándose en una cuneta, crucifijos en medio de la naturaleza, hombres jóvenes blandiendo armas... Es una imaginería que recuerda a películas como “Gummo” (Harmony Korine, 1997).
Existen tres documentos reseñables que hacen referencia a la historia de la vida de los miembros de SALEM. El primero es el fanzine autoeditado de la actriz y modelo Julia Fox: ‘PTSD’. El segundo es su libro autobiográfico: “Down The Drain” (2023). El tercero es el minidocumental sobre el grupo: “SALEM. Midwest Side Story” (Hund, 2021).
A mediados de la década de 2010, años antes de llegar a ser conocida por su papel en la película “Diamantes en bruto” (Josh y Bennie Safdie, 2019), Julia Fox se fue de Nueva York para emprender un viaje hacia Tennessee. La zona todavía estaba afectada por el paso del huracán Katrina en aquel momento. Fox terminó quedándose seis meses en el área pantanosa de Luisiana. Al margen de su proyecto, hubo una causa explícita que la retuvo allí: se había enamorado perdidamente (y sin ser correspondida) de un “prostituto gay” llamado John y no podía separarse de él. Se trataba de John Holland, integrante de SALEM. Fox vivió con él y con Donaghue medio año tomando fotos de su día a día. Holland afirmó haber ejercido la prostitución con clientes masculinos para poder comprar drogas. Más tarde, Julia Fox escribiría un libro en el que habla de esta etapa de su vida con más profundidad pero en el que cambia los nombres de John y Jack por Eric y Brian, respectivamente.
Las fotografías del fanzine ‘PTSD’ muestran escenas explícitas de sexo, personas inyectándose heroína (entre ellas, el brazo de quien parece ser la propia Julia Fox con un campo de flores de fondo), imágenes del paisaje rural, el interior de un club de estriptís, una placa con el mensaje “Pray for America” dentro de un cubo de basura o a John Holland posando con una pistola, entre otras muchas. También incluye textos y notas escritas a mano. Una de ellas se dirige a “Julia” y termina así: “Estaré drogado y mis ojos se cerrarán y conduciré el coche hacia una casa o un río, ¡pero seré feliz porque estoy muriendo contigo!”. Al lado, aparece la foto de Holland conduciendo con los ojos cerrados.
Mucho de este material aparece en el documental corto “SALEM. Midwest Side Story” (2021) dirigido por el equipo Hund. En esta película se profundiza en la autodestrucción, el sabotaje y las adicciones de John Holland, la notable ausencia de Heather Marlatt en su último álbum y el aislamiento de Holland y Donoghue. Toda la narrativa es musicalizada por cortes de sus álbumes de estudio y rarezas como sus remixes a Frank Ocean y Moby.
Es posible que la búsqueda redentora sea la inspiración que impulsó todo el género witch house, aunque presuntamente comenzase como una broma. Hoy en día, entre los artistas que siguen manteniendo el género vivo, destacan IC3PEAK, Sidewalks And Skeletons o BLVCK CEILING.
IC3PEAK es un dúo de Moscú formado por Anastasia “Nastya” Kreslina y Nikolay Kostylev. Su estilo se integra entre el witch house, el hip hop y el punk experimental. Algunas de sus canciones recuerdan a Crystal Castles, ya que también tienen influencias de la música industrial y el EDM. Un ejemplo es “Let’s Die Together”, del álbum “Kiss Of Death” (Autoeditado, 2022). Sus canciones tienen un fuerte espíritu político, a menudo critican al gobierno ruso y en varias ocasiones los conciertos del dúo se vieron interrumpidos por las autoridades del país.
Uno de los álbumes más destacados de IC3PEAK es “До Свидания” –“Goodbye” en inglés– (Autoeditado, 2020), donde eclosiona la música sacra oscura y la música club más experimental, incluso dentro de una misma canción: es el caso “Яма”, con colaboración del rapero Ghostemane. El contraste del rap crudo de Ghostemane y las vocales angelicales de Nastya Kreslina se podrían vincular con el grupo sudafricano Die Antwoord.