Esta es la historia de un capricho. El de una veleidad cumplida con creces; consumada en lo artístico y lo personal.
Serge Gainsbourg logró sacar adelante su disco más complejo y caro (el éxito de “Je t’aime… moi non plus” pagó la producción) y proyectar su desaforado amor por Jane Birkin –por todas las Lolitas del mundo– en los veintiocho minutos más inspirados de toda su carrera.
“Histoire de Melody Nelson” (1971) es la cacareada historia de la relación entre un hombre maduro y una niña que se encuentran accidentalmente e inician un tórrido y escandaloso romance. Ese es el motor narrativo de una obra que explica, de forma poética e idealizada, el encuentro entre el autor y Birkin. El encontronazo no fue en absoluto positivo: él pensó que era una cerda, y ella, el hombre más horrible del mundo, confiesa la inglesa en el documental en DVD que acompaña esta reedición (en el que también se incluyen todos los vídeos de cada tema, amén de incontables entrevistas). Incluye también material nuevo –la desconocida
“Melody Lit Babar”– y otras tomas no publicadas (y alternativas, como las llaman) e instrumentales de los siete temas que forman la obra original, aquí llamadas “Les sessions Melody Nelson”.
Cuarenta años después de su aparición, y con Gainsbourg convertido en mito de la cultura popular, vale la pena revisar los créditos de esta obra maestra de la perversión y la corrupción, como parece advertir su sugerente portada, y señalar el mérito de Jean-Claude Vannier. El arreglista y responsable de la instrumentación, autor del inclasificable y adictivo “L’enfant assassin des mouches” (1972), no solo dio empaque y sentido a los delirios funk de Gainsbourg, sino que trazó las líneas maestras del pop instrumental europeo de los setenta, que colisionó gracias a Vannier con la vanguardia, dejando una huella tan profunda como la de “Histoire de Melody Nelson”. ∎