La formación nuclear de Chucho –Fernando Alfaro (voz y guitarra), Javier Fernández (batería) y Juan Carlos Rodríguez (bajo)– registró en 1995 varias canciones. Algunas de ellas terminaron dando forma al montaraz primer EP homónimo del grupo albaceteño, publicado ese mismo año vía Limbo Starr, el sello que el líder del trío puso en marcha junto a David López y Carmen S. Ulla para dar cancha a su obra tras la disolución de Surfin’ Bichos.

Las primeras composiciones de Chucho, de actitud desafiante, destacaban también por su agreste sonido. Una de ellas, “Piedras de Palestina”, no llegó a pasar el corte hacia aquel primer EP, pero fue publicada por Rockdelux en el CD “21 inéditos y exclusivos” (2002) que acompañaba al número 200 de la revista, un especial que, entre otras cosas, listaba los mejores discos internacionales del siglo XX.

“Piedras de Palestina” no tiene el inmediato ataque formal de coetáneas como “Esto es mi sangre” o “Conexión de hueso”. Empieza su camino a medio tiempo, con la batería alternando el aro y el parche, más la voz de Alfaro en la zona melódica de su tesitura, pero cuando llega al ecuador desata toda la electricidad que ha estado conteniendo en un largo estribillo, tachonado por imágenes que reflexionan sobre la cruenta naturaleza de los conflictos sentimentales: “Piedras de Palestina son nuestras piedras / Piedras de montes secos secan la tierra / No es una metáfora, es el mismo dolor / cada vez más lejos, más abierto el rencor / Hay esperanza pero no para ti / Hay esperanza pero no para mí / Hay acaso amor en la carta que mandé / Hay acaso un Dios en las piedras de Israel”. Fue concebida hace treinta años pero, por desgracia, sus recursos líricos conservan una funesta vigencia.