Clip

Radiohead

Burn The Witch / Daydreaming

Chris Hopewell / Paul Thomas Anderson

Por Marc Muñoz

10. 05. 2016

No es la primera vez, ni la última, que Radiohead tergiversan los ciclos de promoción naturales ligados al lanzamiento de un disco. En esta época de las filtraciones y el “sin preaviso”, la banda de Thom Yorke ha orientado su última estrategia promocional hacia las redes sociales. Primero, borrando de estas cualquier rastro suyo para reaparecer pocas horas después con mensajes crípticos y dos videoclips que han precedido al lanzamiento digital del álbum en plataformas como Tidal e iTunes. Toda su última jugada concentrada en una misma semana, bajo intervalos de tiempo de lo más apretado.

El primer movimiento en acaparar la atención fue la pieza animada en stop motion para “Burn The Witch”. El realizador Chris Hopewell elaboraba en pocas jornadas este vídeo inspirado en la película de culto “El hombre de mimbre” (Robin Hardy, 1973) y con una estética que bebe directamente de la serie infantil británica “The Trumptonshire Trilogy” (BBC, 1966-1969). Al igual que su referencia cinematográfica, el marco de la historia es una siniestra y pagana comunidad marcada por la intolerancia, las suspicacias y el odio hacia el foráneo o el que huye de la línea de pensamiento único. Una base temática que ha provocado que afloren lecturas –las declaraciones de uno de los animadores refuerzan la tesis– que interpretan la pieza como una alegoría sobre la cuestión de los refugiados que salpica a la Unión Europea y el clima de miedo contra el Islam avivado por la ultraderecha y el populismo. Discurso político soterrado que consigue un estremecedor contraste con las instantáneas animadas de este pueblo de apariencia tranquila e inocente hasta que se destapa lo contrario en su angustioso clímax.

Por su parte, el trabajo de Paul Thomas Anderson para el quinteto supone la última sinergia en la estrecha colaboración que mantiene este con Jonny Greenwood, autor de las últimas bandas sonoras del director californiano. El resultado se salda con un trayecto onírico emprendido por el propio Yorke deambulando por un laberinto de puertas que conectan universos inconexos, propios de una ensoñación de retales costumbristas. Parkings, hospitales, bibliotecas, playas y muchos hogares… hasta ese final liberador, cuando el líder de Radiohead reposa plácidamente en una madriguera –¿un último guiño a la obra de Lewis Carroll?–. El autor de “The Master” (2012) opta por un tratamiento realista de la imagen, desterrando así la imaginería visual onírica de formas imposibles y dispositivos irracionales para, en su lugar, dar salida a esas postales mundanas, sin por ello perder el tono íntimo y críptico que sostiene el conjunto.

Doble ración visual para los de Oxfordshire, una banda impenitente en su desmarque de la corriente principal. ∎
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