Brenda Navarro (Ciudad de México, 1982) deslumbró con “Casas vacías” (2020; seis ediciones, de momento) y confirma totalmente su poder narrativo con “Ceniza en la boca”, una segunda novela que vuelve a remover las tripas de las relaciones familiares con un equilibrio emocional que destila dolor y rabia.

Entre México, Madrid y Barcelona, la protagonista rememora el suicidio de su hermano pequeño Diego (fan a muerte de Vampire Weekend: el libro se abre con dos citas de “Sympathy”, la canción de los neoyorquinos incluida en “Father Of The Bride”), la migración de su madre a la capital española, su vida en México y el retorno a su país con las cenizas de su hermano. No hay esperanza en ninguno de los dos lados del Atlántico, por mucho que el viaje de la madre esté propulsado por la creencia de una vida mejor.

Diego lo sabe y lo siente y por eso todos los intentos por “normalizar” su existencia topan con un particular “no future” que lo llevan a lanzarse por la ventana, seis segundos de caída que se graban a fuego en la memoria de la narradora y que permearán su existencia para siempre.

“Ceniza en la boca”, con su estructura de pequeños capítulos fragmentados y un lenguaje seco y directo que eleva lo coloquial a poesía cotidiana, nos habla de amor intrafamiliar y de abandono, del descubrimiento de la vida y de las desigualdades que clavan sus aguijones ante cualquier intento por progresar, de xenofobia, desarraigo, machismo y violencia estructural: es un relato de supervivencia (sin luz al final del túnel) y del cansancio vital que provoca la lucha constante en un mundo despiadado (especialmente para los migrantes, carne de cañón a bajo precio para engrasar las necesidades de sociedades más pudientes).

Vivir ¿para qué?: esa es la pregunta que Diego García se hace y que acaba resolviendo con su breve y definitivo salto mortal dejando a su hermana con el eterno interrogante sobre lo que podría haber sido su existencia en un entorno menos inhumano.

Un libro que escuece y abrasa en su exposición de la parte menos amable de la vida, magnífico e intenso responso por todos los “hermosos vencidos”. ∎