David Mitchell: buceando en la utopía de los años 60. Foto: Paul Stuart
David Mitchell: buceando en la utopía de los años 60. Foto: Paul Stuart

Entrevista

David Mitchell: voy a ser una rock’n’roll star

El autor británico, atípico superventas gracias a títulos como “El atlas de las nubes”, viaja con “Utopia Avenue” a la Inglaterra de finales los 60 para reconstruir la efervescencia del Swinging London y las revoluciones culturales y sociales de la época a través del vuelo parabólico de una banda de rock.

28. 07. 2022

Empecemos por el final, por la última pregunta que David Mitchell (Southport, Merseyside, 1969) responde desde su casa de Cork (Irlanda), donde vive con su mujer y sus dos hijos. “¿Mi disco favorito de esa época? ‘Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band’”, suelta casi sin pensárselo. “No es original, lo sé, pero es EL disco; fue el primer álbum con el que uno podía ir canción tras canción y seguir un camino, un viaje. No era como una especie de armario con canciones guardadas, sino que era una escultura. Una escultura en sí misma. Creó un nuevo género y una nueva forma de manifestación artística”, explica el autor británico.

La pregunta y, sobre todo, la respuesta, son pertinentes porque Mitchell –extraño fenómeno superventas gracias a títulos como “El atlas de las nubes” (2004; Duomo Nefelibata, 2016)– se ha teletransportado con “Utopia Avenue” (2020; Literatura Random House, 2022) a la década de los 60 para recrear aquellos maravillosos años a través de la banda que da título a la novela, algo así como un Frankenstein pop y floreado hecho a partir de pedazos de Ray Davies, Sandy Denny, Syd Barrett y Ginger Baker. Un prodigio de rock vagamente psicodélico formado por Dean Moss, Eef Holloway, Jasper de Zoet y Peter “Griff” Griffin.“¿Cuál es el resultado de combinar a un joven y airado bajista con una dama de la escena folk, un semidiós de la Stratocaster y un batería de jazz?”, desliza en su reseña para el ‘Melody Maker’ la periodista encargada de seguir de cerca los primeros pasos de la banda en el Londres de 1967.

“Es mi propio grupo de fantasía. Me produjo un placer enorme pensar y reflexionar sobre el tipo de grupo que crearía. Primero un músico que tenía un bagaje folk, luego el típico bajista que toca en un pub, una especie de guitarrista aristocrático y, para acabar, un batería jazzístico. Es el tipo de grupo que me encantaría que hubiese existido”

“No sé vosotros, pero nosotros en Inglaterra tenemos un juego que se llama Fantasy Football en el que puedes montar tu propio equipo de fantasía con jugadores reales. Pues bien: eso mismo es lo que yo hago con Utopia Avenue. Es mi propio grupo de fantasía. Me produjo un placer enorme pensar y reflexionar sobre el tipo de grupo que crearía. Primero un músico que tenía un bagaje folk, luego el típico bajista que toca en un pub, una especie de guitarrista aristocrático y, para acabar, un batería jazzístico. Es el tipo de grupo que me encantaría que hubiese existido”, detalla el también autor de “Mil otoños” (2010; Duomo Nefelibata, 2011).

Los 60, década prodigiosa a la que llegó justo a tiempo para despedirse de ella, son su campo de juego; un laboratorio mágico en el que experimenta mezclando realidad y ficción, arrimando la oreja a movimientos sociales y revueltas culturales, y capturando en pleno vuelo a personajes como Brian Jones, David Bowie, Marc Bolan, Rod Stewart, Petula Clark, Gene Clark o Bill Evans. “Hubiese sido muy raro escribir una novela sobre un grupo que tiene éxito en ese momento sin que apareciera toda esta gente. Piensa que la mayoría de los iconos de los 60 iban a los mismos bares, trabajaban con los mismos mánagers y publicistas, tenían los mismos camellos… Realmente era un entorno muy pequeño”, explica Mitchell.

En la década prodigiosa. Foto: Paul Stuart
En la década prodigiosa. Foto: Paul Stuart

En ese entorno florece también Levon Frankland, atildado e idealista mánager que lo mismo ejerce de niñera de la banda que se despierta en casa de Francis Bacon tras una interminable noche de juerga. Ahí está, advierte Mitchell, uno de los grandes trucos de magia de “Utopia Avenue”. Esto es: hacer palanca para voltear el tópico y, alehop, aprovechar la inercia de la mitología del rock para releer la época no solo en términos artísticos, sino también a partir de la (aún hoy) insalvable brecha social. “Hablamos de una época tan mitificada que es fácil caer en el tópico. Y siempre trato de evitar esos tópicos”, constata. ¿Un ejemplo?: “Existe la idea de que en los grupos todos los miembros procedían de la misma clase; se conocían en el colegio o en la universidad, como Pink Floyd, y compartían un mismo entorno social. Lo que yo quería era invertir eso”, expone. Dicho y hecho, en Utopia Avenue conviven la clase media de Elf, la burguesía aristocrática de Jasper y la clase obrera norteña y sureña de Griff y Dean, respectivamente. El quién es quién de la sociedad británica de la época encerrado en un local de ensayo y rezando para que “La Bestia”, su furgoneta de las giras, no vuelva a quedarse tirada en la A2. “Analizar las sociedades a partir de sus clases nunca es un fenómeno aburrido; al contrario. Ahí puede haber una situación dramática en la que convivan una sensibilidad de clase media con otra de clase más trabajadora”, defiende el autor.

Así, entre diálogos sociales, cameos estelares e idas y venidas por el Marquee de la calle Wardour, el club Scotch Of Saint James y el UFO Club; entre los focos deslumbrantes de “Top Of The Pops” y las inquietantes sombras del infame Jimmy Saville, Mitchell reconstruye con abrumadora precisión y torrencial abundancia de detalles ese momento, apenas un parpadeo, en el que todo parecía posible. “Es una época histórica irresistible, un período revolucionario en el que emergieron movimientos políticos y nuevas formas artísticas… Fue como si el velo del futuro hubiese desaparecido y la gente abrazase una forma alternativa de pensar. Podía verse la utopía, sí. Ahí están los cimientos de la sociedad contemporánea. La segunda ola del feminismo, el movimiento LGTBI, las leyes antirracistas e igualitarias, los avances musicales y artísticos… Todo ocurrió entre 1966 y 1968”, destaca el autor británico.

“Fue como si el velo del futuro hubiese desaparecido y la gente abrazase una forma alternativa de pensar. Podía verse la utopía, sí. Ahí están los cimientos de la sociedad contemporánea. La segunda ola del feminismo, el movimiento LGTBI, las leyes antirracistas e igualitarias, los avances musicales y artísticos… Todo ocurrió entre 1966 y 1968”

El sueño de la década, esa fantasía utópica que se fue por el sumidero en cuanto los 70 asomaron la cabeza, es también el de Utopia Avenue, banda a la que Mitchell organiza giras, mete y saca del estudio de grabación (“Stuff Of Life”, su segundo álbum, incluso llegó a lo más alto de la lista ‘Billboard’) y adereza con un vistoso y efectivo cóctel de éxitos, fracasos, egos desmadrados, idiotas enfarlopados, giras trasatlánticas y desajustes mentales. Todo lo necesario, ya ven, para confirmar que, como defiende el propio autor, nada como cuatro adultos con guitarras y tambores para engrasar el motor narrativo de una novela. “El grupo de rock existe casi de forma mitológica: es un viaje de la adversidad y las dificultades a través de una serie de altibajos hasta llegar a una gloria apoteósica. Y luego el éxito desaparece y queda la nada”, reflexiona. Quizá por eso, asegura, la balanza del interés siempre se acaba desequilibrando por el mismo lado. “He leído muchas memorias y autobiografías, como treinta o cuarenta, y el momento más interesante siempre es cuando los artistas están subiendo y se quedan ahí en una especie de fama intermedia. Luego, en cambio, cuando empieza el declive es todo bastante aburrido. Así que yo intento que mi novela acabe en el momento más interesante”, relata.

He aquí, una vez más, otro tópico volteado a manos de un autor que, fogueado en la fantasía bastarda de títulos como “Relojes de hueso” (2014; Literatura Random House, 2016), se ha dado un baño de realidad para capturar el vuelo parabólico de una estrella supuestamente fugaz. Y tan bien le ha salido la jugada que, cuando la novela llegó a Estados Unidos, más de un periodista creyó que Utopia Avenue, la banda más popular de la ciudad según ‘Los Angeles Times’ y creadora de éxitos como “Mona Lisa Sing The Blues” y “Darkroom”, realmente había existido. Y realmente existió, sí, aunque únicamente en la cabeza de Mitchell: “Me lo he pasado muy bien escribiendo este libro y me ha producido experiencias que no he tenido ni tendré nunca. Así que quizá el arte sea un lugar en el que aparecen los demonios del artista y también en el que preguntarse ‘¿qué hubiese pasado si…?’. Pero siempre es un placer volver a la realidad. A vaciar el lavavajillas y tirar la basura”. ∎

Todo parecía posible

DAVID MITCHELL
“Utopia Avenue”
(Literatura Random House, 2022)

Defiende David Mitchell que la música siempre ha jugado un papel importante en sus libros, pero lo de “Utopia Avenue” (2020; Literatura Random House, 2022) ya son palabras mayores: antes de escribir su octava novela, el escritor británico aprendió a tocar la guitarra, tomó lecciones de piano y se empapó a conciencia de la explosión lisérgica y creativa de los 60. Una terapia de choque radical y pelín kamikaze que se traduce ahora en un delicioso y arrollador artefacto narrativo: un novelón de 620 páginas que funciona a la perfección como vibrante cápsula del tiempo con la que el autor de “El atlas de las nubes” (2004) viaja a 1967 y, cual aplicado entomólogo, coloca el microscopio sobre Denmark Street, los estudios de Lime Grove, el Soho, el UFO Club y, en fin, sobre todos los puntos cardinales del bullicioso, contracultural y a ratos también sórdido Londres de finales de la década. La edad dorada del rock, el big bang creativo del Swinging London, es el escenario escogido por Mitchell para relatar el nacimiento y rápido ascenso de Utopia Avenue, sí, pero también la excusa para retratar una sociedad en pleno proceso de transformación; un momento de cambio que dialoga con nuestro presente y que cuenta con brillantes derivadas, como los tortuosos problemas mentales de Jasper de Zoet o las raíces familiares de Dean Moss.

A nivel puramente superficial, “Utopia Avenue” ya funciona como fascinante fresco de la época, como inmejorable crónica musical y emocional de un momento capital en la historia de la cultura del siglo XX, pero es en la profundidad de los personajes y en los dobles fondos de algunas subtramas –ya sea el pom-pom de Jasper, el afán de Levon por construir algo con sus propias manos o los microprotagonismos de tipos como Steve Marriott o Gene Clark– donde Mitchell realmente marca la diferencia. “Para cuatro jóvenes británicos nacidos en la década de 1940 y criados con los frutos prohibidos de la música americana, aquel viaje pertenecía más al mundo de los sueños que a la realidad”, le hace decir a Eef casi al final del libro. Y nada mejor que “Utopia Avenue” para colarse por la puerta grande en su sueño hecho realidad. ¿O quizá era al revés? ∎

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