Cédric Kahn posa en los premios César 2024. Foto: Stephane Cardinale / Corbis (Getty Images)
Cédric Kahn posa en los premios César 2024. Foto: Stephane Cardinale / Corbis (Getty Images)

Entrevista

“El caso Goldman” y las grandes familias judías revolucionarias de París

“El caso Goldman”, filme que se estrena hoy, reconstruye un caso mediático de los años setenta mientras reflexiona sobre el papel de la izquierda. Hemos hablado con su director, Cédric Kahn, y con uno de sus actores, el también realizador y guionista Arthur Harari.

15. 03. 2024

“El caso Goldman” (2023; desde hoy en España) reconstruye con rigor, austera teatralidad y cero glamur el muy mediático juicio contra el pistolero revolucionario Pierre Goldman –hermano del por entonces futuro astro pop Jean-Jacques Goldman– y nos abre la puerta, sin apenas salir de la sala de juicio, a un ambiente poco conocido aquí: el de la izquierda judía de París, un mundo al que, de una manera o de otra, pertenecen tanto el director de la película, Cédric Kahn, como Arthur Harari –que interpreta al abogado Georges Kiejman– y Arieh Worthalter, que da vida a Goldman (papel con el que ganó el premio a mejor actor en los César 2024, el único que se llevó la película).

Arthur Harari interpreta al abogado Georges Kiejman.
Arthur Harari interpreta al abogado Georges Kiejman.

Kahn se dio a conocer por otra película basada en un caso real, “Roberto Succo” (2001), mientras que Harari es célebre por ser pareja de Justine Triet y coguionista de su “Anatomía de una caída” (2023), otra gran película judicial, en ese caso ficticia, que les ha posibilitado ganar el pasado domingo el Óscar al mejor guion original. Pero Harari también es un gran cineasta. Dirigió “Diamant noir” (2016), magnífico polar para el que, curiosamente, ya se había inspirado tanto en la figura de Goldman como en la familia del propio Worthalter: “Arieh fue una de mis principales fuentes porque viene de una familia de diamanteros de Amberes, como la de Niels Schneider en la película, y además pasó un casting para interpretar ese mismo papel, lo mismo que para el marido muerto de ‘Anatomía de una caída’, un papel al que también yo opté”. Como Goldman, el personaje de Schneider también es un atracador, aunque en su caso desvalija los diamantes de su turbia familia. La película de Kahn relata un segundo juicio a Pierre Goldman, militante de la izquierda revolucionaria acusado de haber matado a dos farmacéuticas durante un atraco en el que, supuestamente, había sido reconocido por un policía.

“Llevaba veinte años queriendo hacer una película sobre Goldman, y que coincida con la situación actual es casualidad. Igualmente creo que su caso no hubiera resonado de la misma manera hoy en día. Un judío que clama contra el antisemitismo, y dice ser víctima de un juicio racista, no hubiera calado igual”
Cédric Kahn

El encuentro con los tres artistas se produjo el pasado mes de enero en el marco de los premios Lumière, que otorga la prensa extranjera destacada en París. Una velada cargada de tensión, donde las peticiones por el alto el fuego en Palestina fueron objeto de sonoras protestas por parte de exaltados críticos israelíes que, en respuesta, gritaban por la liberación de los rehenes. Harari y Worthalter se posicionaron claramente en contra de Israel. Kahn confiesa que “llevaba veinte años queriendo hacer una película sobre Goldman, y que coincida con la situación actual es casualidad. Igualmente creo que su caso no hubiera resonado de la misma manera hoy en día. Un judío que clama contra el antisemitismo, y dice ser víctima de un juicio racista, no hubiera calado igual. En cualquier caso es todo un icono judío. Absolutamente todas las instituciones oficiales judías quisieron hablar conmigo antes de que la película se estrenara”.

Un juicio mediático.
Un juicio mediático.
Es interesante recalcar que tanto Worthalter –que recibió el premio a mejor actor en la velada– como Harari –que subió al escenario en compañía de Triet– se posicionaron muy claramente a favor de Palestina. El abuelo de Harari, Clément Harari, fue un sefardí llegado de Egipto que fundó un grupo de teatro revolucionario. “Mis padres”, añade el actor, “fueron trotskistas desde muy jóvenes, antes incluso del mayo del 68, y militaban en la misma organización para la que Goldman ejercía de seguridad, la Liga Comunista Revolucionaria. Pero no le tenían ninguna simpatía. Les parecía un ‘cowboy’, un personaje violento, y toda la repercusión que tuvo el juicio les agobiaba porque ellos querían seguir haciendo la revolución y todo aquello les parecía una distracción. Jean-Paul Sartre tampoco les caía bien. Y luego está el tema de la identidad judía, principal argumento de Goldman, que a ellos nunca les interesó; ni entonces, ni ahora. A mí, sin embargo, desde que leí su libro, me fascinó”.

“Mis padres fueron trotskistas desde muy jóvenes, antes incluso del mayo del 68, y militaban en la misma organización para la que Goldman ejercía de seguridad, la Liga Comunista Revolucionaria. Pero no le tenían ninguna simpatía. Les parecía un ‘cowboy’, un personaje violento”
Arthur Harari

Siguiendo el consejo de Jean Genet, Goldman escribió un libro semiautobiográfico en la cárcel, “Souvenirs obscurs d’un juif polonais né en France” (2005), en el que analizaba los errores del primer juicio. Fue un best seller, con 60.000 ejemplares vendidos. “A partir de aquella lectura quedé persuadido de su inocencia”, añade Harari. “Yo, en cambio, no”, confiesa Kahn, antes de aclarar: “Pero también me fascina, sobre todo por su dominio del lenguaje y lo que conlleva, aunque no estoy seguro de su inocencia”. La película, como “Anatomía de una caída”, independientemente del desenlace, mantiene esa ambigüedad. Y, al mismo tiempo, respeta escrupulosamente la voz de todos los testigos. “Creo que por eso ha sido unánimemente aclamada por toda la prensa, incluso la que está más a la derecha, porque no intento ridiculizar los testimonios de la acusación”, afirma Kahn. “Luego está el tema de que ya no existe aquella extrema izquierda, y Goldman no representa gran cosa para lo que queda de ella. Régis Debray, que como se ve en la película asistió al juicio, no ha querido verla porque teme, según dicen los intermediarios, que sea una hagiografía. Eso dice más de él que de la película”.

En efecto, la mejor manera de juzgar una película es verla, aunque a menudo ocurre lo contrario. De hecho, dista muchísimo de pintar a Goldman como un santo; su arrogancia sin límites lo hace incluso antipático. Mayor simpatía podría despertarnos su afición a la música cubana, que lo llevó a fundar un club de salsa en París con el panameño Azuquita de residente. Eso fue más tarde, poco antes de que lo mataran. A su entierro acudieron 10.000 personas. ∎

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