“(...) y le dije, con mucha calma y sangre fría, que las mujeres como yo han existido desde el albor de los tiempos, desde antes de que existiera la opresión, y que esas sociedades las respetaban”
-Jess Goldberg en “Stone Butch Blues”
Querida lectora o lector o lectore, no sé hasta que punto nos conocemos, pero ¿puedo pedirte un favor? Hazte ahora mismo con esta novela –son 12€– o, si tu situación económica no lo permite, descárgatela gratuitamente aquí. “Stone Butch Blues” (1993; Antipersona, 2021) de Leslie Feinberg (1949-2014) es el mejor libro que ha caído en mis manos en mis 32 años de vida. Hasta el punto de que llevo meses arrastrando el proceso de escribir esta reseña porque pierdo la profesionalidad periodística; me desarma. Sin conocerte, sin saber si prefieres novela o ensayo, ficción o no ficción, te aseguro que en esta historia hay un poquito de todo y que su lectura va a pulir suavemente todas las capas de tu piel hasta llegar a la médula. El proceso va a ser ameno, tierno y transformador; te lo prometo.
No necesitas tener conocimientos previos ni específicos sobre nada. No necesitas ni siquiera ser mujer o formar parte del colectivo LGQTIQ+, aunque te ayudará a entender estas perspectivas. Estamos frente a una historia universal, ampliamente humana. Una historia que habla de todo y a todos. Hay deliciosas descripciones gastronómicas, automovilísticas, detalles de estética e interiorismo, retazos de música y de poesía. También hay confrontación policial y algunas escenas violentas, que Leslie Feinberg ha tratado con mucho tacto, porque si por una parte duele, por la otra cura.
Tiene muchas escenas de sexo que quitan lo morboso para centrarse en lo emocional: “¿Sabes? Con esto puedes hacer que una mujer se sienta realmente bien. Probablemente mejor de lo que nunca se haya sentido. –Dejó de acariciar el dildo–. Pero también puedes herirla y recordarle todas las veces que le han hecho daño antes. Tienes que pensar en ello cada vez que te lo colocas. Entonces serás una buena amante”.
Esta icónica novela de la contracultura se publicó originalmente en 1993, pero está ambientada en las turbulentas décadas de los 60 y los 70 en Estados Unidos. Sigue los periplos vitales de Jess Golberg desde que nace hasta entrada su cuarentena, retratando la época de los disturbios de Stonewall, la fobia por el comunismo, la internacionalización del sindicalismo y la irrupción del feminismo en las universidades. Nos da un acceso íntimo la cultura butch y femme, a la unión en bares clandestinos de bolleras, prostitutas, drag queens y mujeres trans. Habla del passing elegido y del passing obligado. Tampoco se olvida de los personajes masculinos, a los que rescata con el mismo mimo: “Tú ya eres un hombre, no tienes que demostrarlo. Lo que tienes que demostrar es el tipo de hombre que quieres ser”.
¿Sabes lo más curioso del caso? No describe si un personaje es blanco o negro, gordo o flaco, ni siquiera su edad. Aun así, se intuye a la perfección según las condiciones con las que se encuentra, permitiendo de este modo un espejo más ancho en el que poder identificarnos con la historia. Leslie Feinber, su autora, liberó los derechos de la obra para que pudiera traducirse a otros idiomas, pero pidió que el documento traducido se compartiera de forma gratuita para que llegara a quien tuviera que llegar. Y que el precio del libro impreso cubriera los gastos de producción pero que no generara plusvalía.
Feinberg debería ser una cita ineludible en muchos ámbitos de la actualidad. Fue una prolífica escritora y periodista, una teórica rupturista de las políticas de género previa a Paul B. Preciado, activista antirracista, en pro de los derechos reproductivos y de la lucha contra el VIH. Además, fue miembro del partido comunista Workers World e intérprete del lenguaje de signos. Si, como yo, no la conocías, te recomiendo encarecidamente que la escuches hablar y que hagamos que su discurso, que ha cuidado de tantas, perdure. Rompiendo así el silencio archivístico. ∎
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