¿El Rimbaud negro? ¿Un libro capaz de atravesar a quien lo lee como un cable de alta tensión y de cambiar su vida con poco más que un puñado de palabras? Poco se sabe de T.C. Elimane y su novela “El laberinto de lo inhumano”, pero deshacer el entuerto y resolver el misterio bien vale sumergirse en las páginas densas y eléctricas de “La más recóndita memoria de los hombres” (“La plus secrète mémoire des hommes”, 2021; Anagrama, 2022), obra con la que Mohamed Mbougar Sarr (Dakar, 1990) se llevó el Premio Goncourt 2021. Un reconocimiento mayor para una obra colosal que planta sus raíces en otro portento de la literatura contemporánea: “Los detectives salvajes” (1998), de Roberto Bolaño.
De hecho, todo aquí remite a la novela del chileno: desde el título, una cita literal del libro, a buena parte de la trama, orquestada alrededor de las pesquisas de un joven escritor africano para descifrar la misteriosa llegada y desaparición del mundo de un autor maldito. Así, mientras que Arturo Belano y Ulises Lima salieron en busca de Cesárea Tinajero, Diégane Latyr Faye hace lo propio con la esquiva leyenda de T. C. Elimane, escritor de culto que, del mismo modo que apareció de forma fulgurante en 1938, desapareció en cuanto le empezaron a llover acusaciones de plagio. Una historia inspirada en la desventura real del maliense Yambo Ouologuem, ganador del Renaudot en 1949 y señalado por copiar y fusilar, no necesariamente en este orden, a Graham Greene, Maupassant, Flaubert, la Biblia y la Torá.
“De un escritor y de su obra, como mínimo, podemos saber lo siguiente: uno y otra caminan juntos por el laberinto más perfecto imaginable, un largo camino circular donde el destino se confunde con el origen: la soledad”, escribe ahora el senegalés en el arranque de este portentoso y laberíntico artefacto que nace a la vera de Bolaño, pero crece libre y descontrolado para acabar concluyendo que aquí no hay soledad que valga: la ficción engendra más ficciones y no hay mejor motor para la literatura que la propia literatura.
Precisamente de eso, de la magia de la creación y el milagro de la lectura, trata una novela de escritura arrolladora y torrencial; una fabulosa vuelta al mundo y al calendario que funde lo detectivesco y lo iniciático, lo elevado y lo humorístico, mientras sacude avisperos raciales, lingüísticos y sociopolíticos. Un prodigio técnico que brinca entre África y Argentina, entre el París contemporáneo y los ecos de la Primera Guerra Mundial, para interrogarse sobre el significado de la creación y el papel del escritor. Bolaño, sin duda, hubiese estado orgulloso de su epígono africano. ∎
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