Verdaderamente eran otros tiempos: Roma, 1977. La República Italiana está inmersa en un momento de violencia inusitada, con continuos atentados terroristas. Se teme un golpe de estado auspiciado por la extrema derecha y el miedo atenaza al estado. En ese caldo de cultivo florecen las revueltas sociales y las protestas, el anarquismo y el punk. El guionista y dibujante Stefano Tamburini (1955-1986) pone en marcha la revista ‘Cannibale’ y al año siguiente presenta en sus páginas, con ayuda en el dibujo de Andrea Pazienza (1956-1988) y Tanino Liberatore (Quadri, 1953), a Rank Xerox, un androide con nombre de multicopista y ganas de (mucha) marcha que vive sus aventuras en la Italia del futuro más o menos cercano. Pazienza abandona al personaje tras un puñado de páginas y con Liberatore ya en exclusiva a los lápices comenzaría a forjarse la leyenda de una de las cimas del cómic underground de la historia.
Rank Xerox pasará a llamarse Ranxerox –y, finalmente, Ranx– tras una amenaza de demanda por parte de la conocida compañía de fotocopiadoras y recalará en la revista ‘Frigidaire’, un magacín contracultural fundado en 1980 por, entre otros, Tamburini. “Ranx” es un tebeo furibundamente bruto, amoral, macarra y antisistema, pero dibujado por un émulo cyberpunk de Miguel Ángel. Con sus circuitos hechos cisco y en una continúa orgía de violencia desenfrenada, Ranx no tiene más objetivo que ser feliz con su enamorada politoxicómana adolescente, Lubna, aunque para ello tenga que reventar a hostias a todo aquello que se le ponga por delante. El contraste de las burradas que aparecen en sus páginas con el sofisticado arte de Liberatore lo convierten en una pieza difícil de catalogar por buena parte de la crítica especializada de la época, demasiado remilgada y conservadora para valorar la fuerza de la rabia desplegada en sus páginas, pero embrujada por un dibujo hecho como Dios manda. Dibujante superlativo, plástico, con un dominio absoluto de la forma y el color, Liberatore entrega en las páginas de “Ranx” un tebeo fuera del tiempo y, a su vez, absoluto hijo de su época.
Tras la muerte de Tamburini, Liberatore dibujó guiones de “Ranx” escritos por los franceses Alain Chabat (Orán, 1958) y Jean-Luc Fromental (Túnez, 1950); la serie se prolongaría hasta 1996. “Ranx. Edición integral definitiva” (2022) –publicado por La Cúpula, que en su momento editó en castellano los álbumes de “Ranx”– recopila todas las historias del bruto sintético en una edición con traducción de Rubén Lardín, pero en la que se echa en falta un aparato crítico que presente la obra al lector contemporáneo: no hay entrevistas a los autores ni textos explicativos. No hablamos del oportuno disclaimer de advertencia, sino de cómo tratar una reedición de un material que merece una presentación a la altura de su arte. ∎
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